De Pepe yo siempre recordaré, sobre todo, aquella utilización que de él hizo Mourinho contra el Barsa. Mourinho cogió a Képler y lo usó como arma moderna para prevenir cincos a ceros inesperados y demostrar talentos casi ya insospechados, conocimientos técnicos de primer nivel y audacias vertiginosas. Fue emocionante ver aquella actuación de comecocos.
Por donde él pasaba no volvía a crecer un culé (y que culés eran aquellos, quizá los mejores de la historia), que evitaba por todos los medios, después de las primeras arremetidas, volver a pasar por allí, es decir: en veinte o treinta metros cuadrados con influencia de cincuenta o sesenta en el centro del campo.
Pepe dejó aquella zona devastada como la línea de fondo de las pistas de Wimbledon al final del torneo. Pepe embestía y aquellos jugadores del Barcelona parecían tomar el olivo desesperadamente. Fue un encierro futbolístico en vez de taurino, con barcelonistas en lugar de mozos y un defensa central reconvertido en todocampista avasallador en el sitio del toro.
A Pepe lo recordarán algunos (muchos, me temo) por ese papel malvado que entre unos y otros, la prensa y el Barcelona (esa entente), le asignaron sin reparos. Pepe era un jugador duro, agresivo, limítrofe, pero en ningún caso la especie de leñero inmisericorde y cruel, asesino de mujeres y niños como William Munny, tal y como llegó a retratarlo tácita y expresamente la prensa con motivo de algunas acciones intolerables y puntuales convenientemente criminalizadas y enlazadas en el relato oficial.
Con Ramos formó una pareja de centrales de leyenda. Superiores, cabeceadores, versátiles, movibles como el París de Hemingway, características del puesto que hoy continúan en la figura de Ramos y del heredero Varane. Pepe fue un gran jugador en el Madrid, estrella mítica de aquellos duelos históricos contra el Barcelona, y el acierto en la incesante búsqueda del Santo Central. La contratación de Pepe y su posterior y pronto desempeño admirable fue como ver a Indiana Jones entrar en la cámara del grial, cuando el cruzado le dice que lleva cientos de años esperándole.
No fueron cientos sino diez, creo, los años que pasó Pepe en Madrid. Su historia con Mourinho terminó mal. Se produjo exactamente igual que en esa escena de Historia de un matrimonio. Pepe dijo algunas cosas del entrenador compatriota y el entrenador compatriota le respondió públicamente que su problema era que un niño le había pasado por encima.
Cuando Mourinho acabó yéndose no mucho después, a Pepe se le abrió otra etapa en el Madrid que ya no parecía posible. La llegada de Ancelotti fue un período de claridad y de cristalización, individual y colectiva. Hubo delirantes y asombrosos momentos de destreza y de belleza, como ver a Gambardella pasear con corbata por la orilla del Tíber al amanecer. en aquel Madrid destapado y efímero que terminó siendo campeón de Europa.
Pepe no se marchó bien del Madrid. No recuerdo exactamente por qué y tampoco quiero recordarlo ahora. Pepe ganó tres Ligas y tres Copas de Europa, entre otros títulos (como esa Copa filosofal) y, por supuesto, deslumbró aquella noche contra el Barcelona, el arma secreta de Mourinho que funcionó con apabullante precisión maquinal y un espíritu animal enardecedor.
Aquellas zancadas descontroladas en apariencia, como las de un gran antílope espantado que ahuyentaba barcelonistas como el fuego, derrotaron por primera vez a un concepto inmaculado, mientras a nosotros los ojos se nos ponían vidriosos como si no pudiesen soportar, a pesar de la lejanía, aquel impresionante calor.
En mi opinión, Pepe ha sido el mejor defensa central que he visto en mi vida. Cada vez que algún delantero nos cogía la espalda, sabía que Pepe iba a llegar antes y se iba a llevar el balón limpiamente.
Como tuvo aquella ida de olla bestial e incomprensible, y se le ocurrió otro día pisarle la mano al diosecillo del pais chiquitito de la esquina noreste, se le puso el sello del que habla aquí Mario. No me quiero imaginar qué se hablaría de él si se le hubiera ocurrido dar un balonazo a un espectador, ni la sanción que habría tenido, tanto en el campo como en los despachos.
Pero durante varias temporadas consiguió ser el defensa que menos faltas cometía en toda la primera división.
Pedazo de central. Aunque tonterías hacía y decía.
Por cierto, la foto del artículo con Busquets otra vez como si le hubieran disparado en Normandía, no tiene precio.
Hierro, Pepe, Ramos, por algo me han gustado siempre los defensas centrales. Enormes jugadores en el puesto clave del equipo, su trabajo nunca será lo suficientemente reconocido. Para mí 3 leyendas del Real Madrid.
PEDAZO DE CENTRAL Y MAS LEGAL Y MENOS GUARRO QUE OTROS QUE VISTEN DE BLAUGRANA
HALA MADRID!!!!!
En la foto del articulo podemos apreciar como Pepe con sus poderes sobrenaturales le provoca un ataque de intenso dolor a Busquets que pega un notorio grito mas rictus de dolor reflejado en su rostro con tan solo el defensa portugues acercarle su mano.
Esos plus en la marcacion y en la disputa del balon le daban a Pepe una ventaja competitiva notoria.
Excelente defensa Pepe; punto y aparte. Clave para muchos triunfos y titulos.
Uno de los mejores de la historia sin duda pero también era de los que en partidos a vida o muerte en Europa solía hacer el penalti estúpido e innecesario como el de ayer de Carvajal u otra acción lastimosa para nuestros intereses, normalmente eran por medir mal no por falta de concentración . Me acuerdo de uno, creo recordar que fue contra el Bayern que prácticamente nos condenó a los penaltis y a la postrera eliminación. También hay que reseñar que el final de su etapa (los últimos 4 años mas o menos) en el Madrid fue inmaculada y de un nivel que no he vuelto a ver en ningún otro central.