Buenos días, amigos. A la pregunta de cuánto queda para que vuelva a jugar el Madrid, solo cabe responderos con la dolorosa honestidad con que lo hacia el Bill Murray más desesperado de Groundhog Day, mirando a la cámara en su enésima retransmisión de la tradición de Punxsutawney: “Tengo una predicción sobre el invierno. El invierno va a ser frío, va a ser gris y va a durar el resto de vuestras vidas”.
Así es, amigos. Queda tanto tiempo para que vuelva a jugar el Madrid que lo mejor es hacerse a la idea de que ya no volverá a jugar nunca. El invierno va a ser frío, va a ser gris y va a durar el resto de vuestras vidas. Queda aún mucho mundial apestoso, muchísimo. Queda mundial de esclavos muertos colapsando la temporada a la mitad por un tubo. Resta mundial a cascoporro, y las portadas nos alcanzan rebozadas hasta el cogote de mundialismo, con lo que queda todo dicho.
Bueno, todo no. Faltaba Morata, por ejemplo. Morata copando portadas como signo de los tiempos mundialistas. Morata aparentando (?) fiereza y casta para armonizar con el ardor guerrero de las masas rojífilas.
Morata es ese delantero que ganaba Ligas como titular en el Real Madrid pero tuvo que irse porque no soportaba la envidia de ver a Benzema ganando Champions como titular en el Madrid. Lo suyo le parecía poco, y así inició un peregrinaje de amor por diferentes clubes, de todos los cuales se hizo retrospectivamente forofo nada más aterrizar, para terminar recalando en la rapiña del cholismo. “Simeone me manda mensajes de ánimo”, revela.
Nada nos sobrecogería más a nosotros que recibir un WhatsApp animoso del Cholo. Lo miraríamos una y otra vez con recelo, buscando la orden prusiana y denodada que sin duda se oculta por ahí. Un mensaje de ánimo del Cholo tiene que tener truco. No puede ser un simple mensaje de ánimo sino que ha de esconder una escaramuza, una treta abyecta, una patada en clave. Por lo demás, dice el bueno de Álvaro que “no descarta los penaltis”. Se supone entonces que, caso de descartarlos Morata, los penaltis no se producirían. Morata es de los penaltis desde chiquitito, como lo es del Atleti, de la Juve, del Chelsea y hasta del Madrid. Toda la suerte del mundo a Morata en el resto de su andadura mundialista. Le deseamos que sea capaz de reponerse a los mensajes de ánimo del Cholo.
As se hace cargo en sus bajos, también, de las exhibiciones de Mbappé e Inglaterra, así como de la vuelta a la titularidad tras lesión de Neymar en la canarinha. “Brasil recupera a su estrella”, sueltan los de As, pese a que el mismísimo Cafú ya ha sentenciado quién es la estrella de la pentacampeona: el hombre que acaba de ganar la Liga española y la Champions League con su equipo, siendo además decisivo en dicho logro. La estrella de Brazil es Vini Jr., con Neymar y Rodrygo de lugartenientes.
Marca dedica su portada a la tremenda exhibición de Mbappé contra Polonia. Ya hemos llamado la atención últimamente sobre la evidente aspiración marquista de convertirse en la Gaceta de los Deportes del Golfo Pérsico, y esta portada (que además no es injusta, porque el lagarto se está saliendo) encaja divinamente en dicha estrategia global de la marca, nunca mejor dicho. “Mbalado”, sueltan sin excesivo rubor. Quizá pronto le saquen mbelesado mirando la copa mundialista que acaba de ganar, mbobado en sus contornos, mbebido en sus exóticas formas sinuosas. Kylian, que dejó plantado al Real Madrid faltando a su palabra, ocupará cuantas portadas de Marca corresponda no tanto por ser uno de los mejores del mundo cuanto por ser el prohibitivo juguete de Al Khelaifi, compañero de pádel de Marca. Blanco (ojalá, o no) y mbotella.
La prensa cataculé, por su puesto, arrima el ascua a su sardina y magnífica todo lo que de culé tenga la copa del mundo, ya sea la sonrisa de Ansu Fati o el flequillo melancólico de Pedri, quien esperamos que en Catar no se queje del frío. Respecto a la prensa cataculé, con todo, lo que nos llamó la atención en el día de ayer fue el apelotante tuit de Sport sobre Pep Guardiola.
Ya lo veis, amigos. Pep Guardiola es el alfa y omega (¡el alfa y omega!) de todo (¡de todo!), y dentro de ese “todo” destaca Sport el éxito de España (¿qué éxito?), el resurgir de Alemania (¿qué resurgir?) y el renacer de Inglaterra (¿qué renacer?). Quieres hacer una cuenta fake de Sport para ridiculizar sus mantras y no te sale algo mejor.
Pero sí, amigos. Guardiola descubrió la penicilina, compuso junto a Beethoven (este último en un papel menor) la Quinta Sinfonía, susurró al oído de Shakespeare Hamlet y Macbeth, frotó las primeras piedras que produjeron fuego, ideó la rueda, inspiró al Espíritu Santo el 35% de los episodios bíblicos —algunos los protagonizó—, le hizo Pulp Fiction a Tarantino y North by Northwest a Hitchcock, escribió dieciocho de los veinte poemas de amor de Neruda y le dejó humildemente que se llevara la gloria de todos ellos y de la canción desesperada, inventó la propia humildad, con ella inventó también el fútbol (en la misma mañana tonta), reconstruyó Nueva Orleans tras el Katrina, pintó la Capilla Sixtina dejándole a Miguel Ángel la portería del Madrid, cantó todos los galileos de Bohemian Rhapsody, inventó el sushi al alimón con la cocina peruana y por el mismo precio pergeñó la fusión de ambas especialidades, bosquejó la primera aurora boreal dejando humildemente al Supremo Hacedor que la ejecutara Él, independizó Cataluña, derribó el muro de Berlín, puso los primeros cimientos de la cirugía en la misma tarde ociosa que la primera piedra de Notre Dame, nos reveló (claro) la relevancia inédita de la posesión en el fútbol, se sacó internet y el GPS de la manga y el domingo, que le tocaba descansar, lo invirtió en cambio en hacer creer a todo el mundo que España era un éxito, que Alemania había resurgido, que Inglaterra había renacido y que él era (con toda humildad) el artífice de todo ello.
Pasad un gran día.
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