Sublimación del insulto

Buenos días. El título de un texto, sea de la extensión que sea (el texto, no el título) es muy importante. Entre los títulos favoritos de este portanalista se cuentan el del relato de Adolfo Bioy Casares “El perjurio de la nieve” (la trama, aunque parezca imposible, lo justifica), el del cuento de Bryce Echenique “A veces te quiero mucho siempre”, el de la canción de Sparks “So tell me, Mrs. Lincoln, aside from that how was the play?” y el de la película de Paul Newman “El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas”. El título (de lo que sea, también de un portanálisis) ha de ser sugestivo, provocador, evocador o intrigante. No puede permitirse el lujo de no ser al menos una de esas cosas.

Cuando uno titula un portanálisis “Desfachatez”, como hicimos ayer, en referencia a la incalificable portada de Sport, piensa que no va a ser necesario cargar las tintas más aún en el título (y en el contenido) del portanálisis del día siguiente, pero resulta que al día siguiente Mundo Deportivo, el siamés amputado de Sport, se descuelga con algo que nos obliga a un más difícil todavía, un título aún más elocuente que refleje nuestro pasmo no haciendo justicia a la ignominia de la portada, porque eso sería imposible, pero sí reflejando lo que nos hace sentir.

Sí, amigos. La secuencia de los hechos es la siguiente:

1. Como consecuencia de la dramática caída de ingresos derivada de la crisis del Coronavirus, el Barça anuncia un acuerdo con la plantilla que afecta al 70% de su sueldo pero también un ERTE a sus trabajadores “de a pie”, es decir, a los no millonarios, para quienes esta rebaja sí puede suponer un verdadero drama. Resulta claro que el virus cumple un papel esencial en el desplome pero que la causa de fondo es la pésima gestión económica de la entidad.
2. Sport, al día siguiente, titula su primera plana con la duda entre fichar a Lautaro o a Neymar.

3. Mundo Deportivo, y a pesar de la indignación pública que causa la portada de su hermano siamés amputado al nacer (o quizá precisaste por ello, en un afán de mear aún más lejos en este campo de orín), decide doblar la apuesta. El Barça convoca un ERTE y no solamente se plantea si debe hacer el fichaje multimillonario de Lautaro o el fichaje multimillonario de Neymar, sino que considera que por qué elegir, oigan, que va a llevar a cabo ambos fichajes multimillonarios: el de Lautaro y el de Neymar.

¿Cómo os quedáis, nuestros fieles y sin duda anonadados lectores? Es una portada que nos obliga a un triple salto mortal sin red en el título de nuestra bendita sección de hoy. Esperamos que os haya resultado adecuado.

Una cosa que conviene recordar, por si hiciera falta, es que no se mueve en la redacción de Mundo Deportivo una sola coma sin el visto bueno de Josep María Bartomeu. Es una hipérbole esto que decimos, pero una que refleja el grado extremo de control de la cúpula directiva culé sobre los contenidos (y las portadas) de dicho rotativo. Esto significa que el insulto a la decencia que supone acogerte a un ERTE (que afecta a tus trabajadores más humildes, así como a las arcas del Estado) y luego empezar a hablar de fichajes que suponen desembolsos estratosféricos no es un insulto a la decencia que profiera Mundo Deportivo (aunque también), sino uno que brota de la metafórica boca institucional del propio Barça. Es una provocación descarada hacia cualquier persona de bien, y muy especialmente hacia las personas de bien que sigan al Barça y se encuentren ahora mismo presas del estupor. Sí: esta portada es la sublimación de la jeta. Ya sí que no se puede miccionar más lejos, Mundo Deportivo. Enhorabuena.

Esta portada demuestra que el FC Barcelona, vía sus tentáculos mediáticos, cree a su socio y simpatizante tan absolutamente imbécil como para ilusionarse ahora con supuestos fichajes imposibles, con el ERTE en todo lo alto. También demuestra que el FC Barcelona se ríe en la cara del contribuyente español que va a sufragar parcialmente su ERTE. Qué queréis que os digamos. Es la sublimación de la jeta y la sublimación del insulto.

Os dejamos el resto de portadas (terriblemente sosas) porque queréis verlas.