La vuelta de Eden Hazard parece inminente. Aunque no ha formado parte de la convocatoria para el derbi, anteayer volvió a entrenar con total normalidad junto al resto de la plantilla. Han sido más de dos meses de baja desde que cayera lesionado en partido de Champions contra el PSG. Una recuperación que se había prolongado, presumiblemente, más de lo esperado y que comenzaba a inquietar a la afición, temerosa, por otra parte, de que al período de recuperación se sumase el de la puesta a punto, que tanto le costó a principios de temporada al delantero. Pero no hay nada que temer esta vez. Las imágenes ofrecidas, a principios de semana, del entrenamiento específico del belga nos mostraban a un jugador en un estado de forma estupendo, trabajando con gran intensidad y más delgado que nunca.
Más sorprendente resulta que tantos madridistas tengan el convencimiento de que se ha producido una demora en los plazos, cuando en el comunicado médico no se hizo ninguna previsión. Esta distorsión tiene su origen en informaciones surgidas de los medios que aventuraban el retorno de Hazard para la Supercopa de España, pero lo cierto es que, desde el club, oficialmente, nunca se han pronunciado al respecto. Quien repase los 26 comunicados médicos que se han emitido durante esta temporada comprobará que en todos ellos se ha utilizado la misma fórmula: un brevísimo texto dando cuenta de la afectación y culminado con la misma frase siempre: “Pendiente de evolución”. Ni un solo pronóstico.
Deduzco, por tanto, que este laconismo es precisamente la causa que da pie a que luego la prensa calcule sus propias estimaciones. Cuando topan con un vacío informativo los medios se encargan de rellenarlo. Si se ha llegado a contradecir la versión de un parte médico, como sucedió con Courtois, al que se le atribuyó un problema de ansiedad, lo cual obligó a un desmentido oficial, qué no harán ante una ambigüedad sostenida que les ofrece un margen ilimitado. Y como consecuencia del desajuste entre las fechas de reaparición que ofrecen los medios y la realidad, la frustración se apodera de unos aficionados que culpan a los profesionales médicos por presunta incompetencia.
En el otro extremo encontramos la postura del FC Barcelona. El club azulgrana no solo ofrece plazos de recuperación en sus comunicados, sino que casi siempre consiguen recortar el plazo asignado. Unos fenómenos, si no fuera porque ya nadie se los cree, de tanto que se les ha ido la mano inflando los diagnósticos. Tres ejemplos de entre muchos:
-Carles Puyol sufrió “un estiramiento del ligamento cruzado posterior de la rodilla izquierda” el 15 de septiembre de 2012. El tiempo de recuperación se cifró entre cuatro y seis semanas. Pero tan sólo diez días después pudo jugar ante el Benfica.
-Luis Suárez, se lesionó, el 16 de agosto de 2017, a causa de “un traumatismo de su rodilla derecha, resultando con una rotura parcial de cápsula posterior”. El período previsto fue de cinco semanas, pero reapareció en tan solo dos.
Pero curarse en salud, mediante pronósticos exagerados, tiene el riesgo de poder terminar cayendo en lo grotesco. El caso más exagerado fue el de Leo Messi en enero de 2012, en partido de Copa del Rey ante Osasuna. Tras anunciar el FC Barcelona, el mismo día de partido, que el argentino era baja para el encuentro por un proceso gripal con fiebre, al cabo de unas horas, apareció en el estadio, se vistió y salió a jugar en la segunda parte, marcando dos goles, para enfado del técnico rival, José Luis Mendilibar, que presumiblemente había preparado el partido contando con su ausencia: “Cuando estaba calentando le dije a Messi que si no estaba con fiebre y enfermo como habían dicho y se ha descojonado. Empezaron enredando con el sorteo, que si iban a cambiar el césped, después que si Messi está enfermo… Igual anuncian que se presentan con todo el Barça B y después vienen con el primer equipo”.
Además, imbuidos de esta dinámica sensacionalista, los comunicados del Barça, sorprendentemente, no solo ofrecen un diagnóstico – como exclusivamente hacen los del Madrid – y un plazo de recuperación, sino que aprovechan también para loar al futbolista, y publicitar sus récords y gestas, como si se tratasen de un artículo de Sport.
Con esta exposición, no pretendo insinuar que un club haga lo correcto y el otro no. Pero quizás merecería la pena reflexionar sobre si no es posible establecer un punto intermedio entre la ambigüedad del mutismo blanco que deriva en una presión sobre el futbolista y en una crítica sobre los galenos blancos, y el encubrimiento azulgrana mediante sus estimaciones desproporcionadas. No tengo dudas de que tanto los médicos del Real Madrid como los del Barcelona son unos formidables profesionales, pero bien harían los nuestros en reconsiderar una alternativa que no deje al arbitrio de cualquier medio la expectativa que luego adoptarán los aficionados blancos.
Sólo un pero a su exposición: Zidane alimentó la esperanza de una lesión menor, en el caso de Hazard, al decir en rueda de prensa que creía que iba a ser poca cosa y que iba a reaparecer pronto.
Hola, Juan Carlos
Creo recordar que fue el mismo día del partido, en rueda prensa y sin pruebas realizadas. Pero en todo caso, esas declaraciones de Zidane no harían más que reafirmar que conviene que los servicios médicos no callen y se pronuncien, para evitar estos equivocos.
Un saludo
Vuelvo a decir que el club debe replantearse su política de comunicación. Este es uno se los casos en que podría hacerse.
"pero bien harían los nuestros en reconsiderar una alternativa que no deje al arbitrio de cualquier medio la expectativa que luego adoptarán los aficionados blancos."
Aunque la frase está dentro de un contexto de comunicación médica del club, lo cierto es que sirve para cualquier otro ámbito.