Pánico en la Casa Blanca

Todo se desmorona a una velocidad insultante. El imperio que construyó Zinedine Zidane no es más que un castillo de naipes a punto de besar el suelo tras el manotazo de Jovetic en el Sánchez Pizjuán. La flor, regada durante cuarenta partidos, se marchita mientras el sol se esconde. El ambiente es gélido, desapacible, una invitación a esa triste realidad que está a punto de sufrir el Real Madrid. Se ha pasado del todo a la nada en ese típico suspiro que el fútbol regala de vez en cuando. Hay pánico, un temblor propio de invierno de 2016. Lo dicen los 'tercerones' y nadie puede evitarlo.

Es posible que el Real Madrid penda de un hilo. Hay señalados -lo dice 'Sport'- y preocupación por la llegada de los rivales a la lucha por la Liga -lo anuncia a bombo y platillo 'Mundo Deportivo'-. El club blanco nunca se sintió ganador del campeonato en invierno y tampoco pensó que se pasaría el resto de la vida sin perder, pero en Barcelona hablan de esta derrota como el principio del fin o el inicio del cambio. Hay grietas en el Bernabéu y el Barça viene en una inercia que lo mismo es campeón en marzo. Esto es imparable.

Advierte 'Sport' que a Sergio Ramos y Keylor Navas hay que mirarlos ya de otra manera, como si fueran villanos de 'Marvel' buscando protagonismo tras haberse aburrido siendo héroes. Seguramente el Bernabéu reciba a ambos con una pañolada monumental el miércoles. No merecen vestir la blanca. Florentino Pérez lo sabe y ya trabaja en la rescisión de ambos. Cuando el pánico se apodera, el escándalo campa a sus anchas. Fue bonito mientras duró.

Si los 'tercerones' festejan la apertura del cielo, en Madrid ven el vaso medio lleno y, en un inesperado ejercicio de coherencia, ponen calma donde parecía que iba a reinar la marejada. Zinedine Zidane está tranquilo y sigue confiando en su proyecto -¡Qué temerario!- mientras el calendario parece no ser tan malo -los grandes deberán visitar el Bernabéu- Parece que ya llueve menos.

Sea como fuere, estaba cantado que la primera derrota en nueve meses iba a dar para mucho. En un sitio descorchan champagne y en otro creen que no es para tanto. Pero el Real Madrid es así, extravagante y extremo hasta cuando no lo pretende. Es lo que tiene lucir una vitrina plagada de trofeos en lugar de excusas. Esperemos que tarde mucho en llegar la siguiente derrota y que el pánico no se convierta en una camisa de fuerza imposible de esquivar.