Me metí en Twitter minutos después del Sporting 0-0 Real Madrid de la primera jornada. Era un 23 de agosto y parecía que la temporada se había acabado ya. Histeria en gran parte del madridismo 2.0 por un empate en casa de un recién ascendido. “A mí me ha gustado el equipo”, comenté pese al pesimismo que percibía. Pero nada. La sensación era de proyecto fracasado tras noventa minutos oficiales. Un mes después, el guión ha cambiado.
Los goles han llegado, especialmente con la firma del insaciable Cristiano Ronaldo -cuánto le echaremos de menos el día que no esté-, Keylor Navas ha demostrado que está capacitado para triunfar en el Real Madrid y Rafa Benítez parece haber acertado con su política de rotaciones. Aún así, y siendo justos, el calendario, al menos hasta ahora, ha sido una invitación al optimismo que el propio equipo se ha encargado de recoger gustosamente para transformarla en realidad.
Betis, Espanyol, Shaktar y Granada no parecían -y no parecieron- rivales de altura, aunque no por ello hay que infravalorar los resultados cosechados, especialmente el 0-6 de Cornellá. El Real Madrid tenía que ganar y ganó. Tenía que golear en varios de esos partidos y goleó. Tenía que convencer a ratos y convenció. Todo en orden. Pipa de la paz y bandera blanca en el madridismo. Un baile agarrado que se intuye eterno pensando que mañana será igual que hoy. Pero no. No hay nada más paciente que la histeria. Y esa sensación, en el Real Madrid, se multiplica por mil.
Esa histeria que yo percibí el 23 de agosto aguarda ahora su oportunidad para sacudir la balsa de aceite en cuanto lleguen mal dadas. No hará falta ni una semana floja o un par de partidos sin ganar. Creo que bastará con una derrota. O con un empate. ¡Si hasta llegué a escuchar todo tipo de críticas por vencer por la mínima al Granada!
Está bien eso de exigirle lo máximo al Real Madrid porque su historia se escribió sin conformismos, pero una cosa es exigir y otra cambiar un camio por un largo trozo de alambre. La histeria está siempre asomada, como sentada en un sillón al lado de la puerta de entrada. Ni siquiera se plantea llamar para avisar que está ahí. Sabe que es dueña del palacio cada pocas semanas. Sabe que el Real Madrid se autodestruye varias veces al año.
Se pinchará y dirán que las rotaciones no sirven, que no teníamos que haber renovado a Sergio Ramos, que Cristiano ya no rinde, que Gareth Bale es la gran mentira del fútbol europeo, que Toni Kroos sí pero no, que Casemiro vale para lo que vale y que Keylor Navas mejor estaba de suplente de Sergio Romero en el Manchester United. Los que dijeron digo dirán Diego -no López-. Sé cómo funciona y vosotros también.
¿Qué hacer? Nada. Esperar, pacientes, como la mencionadísima histeria. Aguantar el chaparrón cuando llegue y seguir animando en silencio. La temporada dura muchos meses pese a que el Real Madrid tenga que resucitar de vez en cuando. En primavera, con los títulos dando sentido a los sueños, veremos si criticamos o celebramos. De momento un servidor se conforma con ver, oír y escribir. "Es callar, no escribir", habrá pensado alguno. Y tiene razón. He cambiado la frase. Pero lo de callar, para un español, es como querer más a Del Bosque que a Pau Gasol: inviable.
Muy de acuerdo con el texto. Sin embargo, considero que twitter no es sino la evolución y masificación de los bares de toda la vida, donde tras y durante cada partido, ocurría más o menos lo mismo. Sumado esto a un amarillismo creciente en la prensa (al mismo tiempo que toma color rosa) nos encontramos con una aparente histeria colectiva bastante difícil de soportar desde la mesura y la reflexión. En mi caso, he dejado de leer la red social del pájaro para ver opiniones de partidos por todo esto que aquí se comenta.
P.D.: Después de leer el portanálisis de hoy, pido perdón si he puntuado mal, pues por lo que veo mi afición a sobrecargar el texto de comas tiene difícil remedio.
A mí no me preocupa la histeria de la afición. Como dice, el comentario de Carlos, es la tertulia de bar moderno. A mí lo que me preocupa o mejor dicho, me indigna es la actitud d ela prensa deportiva del EGM. Que no nos olvidemos, influye y genera opinión en esos tertulianos de bar. Resulta que el RM empata a 0 en Gijón y esta prensa pone el grito en el cielo d elo mal que está el RM. En todo. Tácticamente, en gol, inoperantes, Benítez, bla,bla,bla cargando tintas de manera exagerada durante una semana. Luego golea y que si no hay rival que no tiene mérito, etc. ayer, el Barça palma estrepitosamente ante el Celta, que le golea 4-1, y todo es quitar hierro, poner paños calientes, esto es muy largo... Este doblerasero y la histeria de los periodistas de los medios del EGM e slo que me preocupa realmente. El aficionado seguirá con sus debilidades, fobias y filias personales ante este u otro jugador en las conversaciones tabernarias y no pasa nada. el problema son los otros, los periodistas, los insidiosos y cizañeros que abusando, y lo siguen haciendo, desde el potente altavoz que son sus medios atiza, manipula, carga, pervierte y crea opiniones en la masa a fuerza de repetir sus mierdas. Ese es el quid, el enemigo está en los medios, no en los aficionados, ni la masa que son víctimas de estas potentes corrientes, ni en el campo, ahí está el rival a batir, y si es posible, a golear. 😉
Modestamente, a esa goleada queremos contribuir con nuestros portanálisis (y no solo con ellos). Muchas gracias por su comentario.