Desde que conozco a Pablo Laso es una persona dedicada. Que conste que en mi forma de ponderar es el máximo elogio que pueda dedicar a alguien. Alguien que dedica su vida a una causa noble, el baloncesto, y, en su día, a la defensa de los derechos de los jugadores. Por ser poco conocido y porque viene a cuento de lo que cuento, desvelo que fue un vocal implicadísimo, como el que más, de los que integraron las Junta Directiva de las ABP mientras este humilde escribidor estuvo en la entidad. Una persona apasionada.
Con el paso del tiempo a través de la búsqueda del conocimiento ha alcanzado la calma de la sabiduría. Y como todos los sabios sigue siendo consciente de que falta mucho por conocer. Pablo se ha convertido en un entrenador extraordinario, brillante, con la virtud de tener siempre los pies en el suelo. Empieza a acercarse a todo lo perfecto que puede ser un ser humano.
¡Por supuesto!, de forma generosa no dudó un instante en colaborar con La Galerna y hacernos un regalo extraordinario: va a abrir las puertas de un entrenamiento, del santuario para poder ver de cerca a los héroes. Lo que hacen y cómo se tratan, cómo entrenan, se miran y se hablan cuando no hay espectadores. Una oportunidad vedada al resto del mundo: ni siquiera un ex jugador como yo me atrevo a pedirles que me lo permitan, porque es un recinto en el que sólo pueden y tienen que estar los miembros del equipo. Por un día, serás un privilegiado, alguien único en el mundo del madridismo.
Pujar por asistencia a entrenamiento del Real Madrid de baloncesto y dos entradas para el partido
Jodo, cuando he visto los nombres de Llorente y Laso involucrados en el texto , ya he pensado que sería interesante su lectura. Efestiviwonder (sic) , así ha sido.
Afortunadísimo quien pueda compartir una hora larga con estos dos cracks del deporte y de la vida. Sobre todo habiendo contribuido y "ganado" la puja colaboradora-recaudadora de dinero para ayudar a las víctimas de la covid-19.
Se nota que Joe Llorente tiene la carrera de Derecho, escribe de puta madre.