A mí de portero me gustaba Agustín porque era el joven del Castilla heredero de Miguel Ángel y de García Remón. Siempre me han gustado los herederos, sobre todo antes de que dejen de serlo. Los principios. Me gustaba Agustín porque era un poco príncipe. Los príncipes son importantes y necesarios. Se puede ser príncipe u ópera prima. Agustín era también ópera prima, y yo siempre he ido por ahí buscando óperas primas. Me gustó más la Mashenka de Nabokov que la Lolita, y Agustín podía ser (no digo que lo fuese) peor portero que García Remón, pero a mí me hacía más gracia.
Recuerdo el fichaje de Maceda como si fuera el fichaje del dios de la centralidad. Maceda no era un príncipe, ni tampoco ópera prima, pero era rigor, seriedad y altura, con sello de calidad valenciano-gijonés, y a él, de niño, le encomendaba mi casa después de Agustín. Una vez andaba yo de estudiante por el aeropuerto tratando de encontrar a alguien famoso para entrevistarle y me lo encontré en una cafetería. Me dijo que no podía atenderme porque su avión salía en quince minutos, pero que detrás de él estaba Pedro Martínez de la Rosa, cuyo avión era el mismo.
A Chendo me lo presentó, quién si no, monsieur Dumas, y parecía más joven que cuando yo me olvidaba de esa banda porque él estaba por allí. Uno podía tener preocupaciones con cualquier posición, pero nunca, en tiempos de Chendo, con la banda derecha. De esa banda te olvidabas porque estaba Chendo y podíamos haber seguido olvidándonos. Que Chendo está más joven hoy que entonces es cierto, justo lo contrario a lo que se supone que le sucederá (nunca se sabe) a mi preferido del otro lado. Fabio, el mito, me dejó un puñado de actuaciones sobresalientes y un historial apócrifo monumental, quizá el mayor historial apócrifo madridista que haya habido en la historia y que vaya a haber jamás.
Entre mechas y pitillos y la garra que cogía a Neymar con la lengua entre los dientes se me fue yendo Fabio para quedarse conmigo para siempre como dueño caprichoso de la banda izquierda. Me queda un central y me quedo con Santamaría, un señor tan monumental como el historial apócrifo de Coentrão, miembro del gran Madrid de los cincuenta y contador de historias sublimes con acento americano.
Yo pongo a Modric y a Redondo merodeando por el círculo central como un sueño, porque en realidad todas estas palabras son un sueño (también de una noche de verano, lleno de príncipes, duendes y hadas). Modric y Redondo, dos tipos serios, simpáticos en su bendita seriedad, que cuando se aventuraban (Modric aún se aventura) más allá de sus dominios circulares parecía que empezaba una película de Indiana Jones. Si a un lado le pongo a Gordillo con sus patas arqueadas y las medias bajadas y mi corazón de niño galopando con él en mis ojos abiertos, y al otro a McManaman, ese prodigio del Liverpool que llegó para colmar sueños ancestrales, ya puedo ser Puck con mi líquido mágico al que sólo le faltaría rociar la delantera en Butragueño y en Nazario, los dos talentos singulares, de mi infancia y de mi juventud, en la pausa y el terremoto.
Fotografías: Imago
Onces históricos más simpáticos
Que me aspen si no quiero ver a este equipo jugando un partido de Copa de Europa.
Que me aspen si no me ha encantado ver esa expresión :-).
Mis favoritos de ese equipo: el Buitre, Maceda, Macca, Redondo, Modric, Chendo...bueno, todos.
Qué me aspen. Esta expresión me suena de los audios de Floren, cuando dice tolili.
También me pega en las protestas de Butragueño sobre los árbitros.
Todos ellos madridistas entrañables de aquellos que perduran en la memoria de la afición.
Que me aspen, colorado
Ja, ja , jaaaaa
Este es mi once simpático, que se circunscribe a los jugadores que he visto en mí época, no antes.
En la portería, Bodo Illgner, ese alemán gigantesco y taciturno que no inspiró mucha confianza y que, a pesar de ello, fue el portero de la Séptima, de quien nadie dudaría en dejar a cargo de sus hijos una tarde.
Lateral derecho Christian Panucci, el guaperas italiano que tenía un séquito de fans femenino.
Lateral izquierdo Roberto Carlos, con su eterna sonrisa del que mi agüelica estaba enamorada porque, decía, era "el más simpático".
Centrales, Nacho, el yerno que todos querríamos, siempre tan correcto y tan educado, y Fernando Hierro, a quien mis amigos y yo apodábamos "el carnicero de Málaga", porque si las cosas se ponen feas de verdad, sólo con sacar su dedo índice de paseo, todo parece más seguro.
En la media no puede faltar ese danés que hizo las delicias del Bernabéu (y de algún programa deportivo) y cuyas hazañas todavía se recuerdan en Youtube; si, me refiero a Thomas Gravesen, que, junto con Robert Prosinecki, el croata de cristal que se convirtió en un latin lover (con anuncio donde, rodeado de mujeres decía "todas para mí" incluido) formarían una dupla bien curiosa.
Por la banda derecha, de acuerdo que puede no caer muy simpático a veces pero... ¿Y lo bien que se lo pasa Gareth Bale en España con su golf y sus vacaciones adelantadas en el minuto 82 de los partidos?
De media punta, una mezcla bien curiosa de andaluz y neerlandés llamado Rafael Van Der Vaart que, por lo visto (y digo así porque yo soy de esos que no ha seguido nada de la Eurocopa) ha enfadado muy mucho a ciertos periodistas con ciertas declaraciones, también muy dado al jamón y a la buena vida.
En la izquierda, bueno, en la izquierda por arriba nadie, porque ya hemos dicho que está Roberto Carlos y la banda es suya, así que queda hueco para otro punta, que es Manolito Adebayor, con sus casi dos metros de altura, ese correr desgarbado, el seis a la espalda y esa pinta de estar sin enterarse de nada y sin creerse que estaba jugando en el Madrid.
Y por último, el segundo delantero, ¿quién si no? Antonio Cassano. Si, ya se que pudo caer mal, pero, ¿quién de nosotros no iba a disfrutar de lo lindo en alguna de sus fiestas?
tolili-tolai-tolili-tolai-tolili-tolai...cuando te creas que has acabado de leerlo del tirón sin fallo, tómate algo, que lo tienes pagao.