Omisión deliberada

Se antoja el título de una película de acción. "Omisión deliberada". Suena como "Ejecución inminente", infravalorada obra maestra de Clint Eastwood originalmente titulada True crime. O como Double indemnity, magistral y (esta vez sí) plenamente reconocida cumbre del noir firmada por Wilder.

"Omisión deliberada".

Suena a película con mujer fatal, crimen a sangre fría, whodunnit y juicio posterior, con ajuste de cuentas en algún lugar intermedio. El ajuste de cuentas, desde luego, no es ajeno a las manifestaciones que nos ocupan.

"Me parece una omisión deliberada. Tampoco nos vamos a pelear por una década cuando el Madrid es el mejor club del siglo y, por tanto, de la historia. Dicho esto, también lo es de la última década. Y lo es porque nunca subestima a nadie. Nunca y en ninguna situación".

Las palabras de Solari, por no decir el mandoble sin despeinarse de Solari, resonaron/resonó ayer en Valdebebas como respuesta a las estultas manifestaciones de Pep Guardiola en las que improvisó (?) un trío de clubes que supuestamente han reinado en Europa en la última década, y del cual no formaba parte el Real Madrid, siempre según el preparador del City. Pepe Kollins dejó tocado al de Sanpedor en La Galerna, y Santiago Hernán le remató softly with his song, porque todos los argentinos cantan cuando hablan y cuando bailan aunque te estrangulen con su tango.

Habría que hacer un análisis morfológico y sintáctico de la contestación de Solari para llegar a atisbar la magnitud del varapalo al entrenador catalán. Impecable el indiecito en las formas pero implacable en el contenido. Primero, calificando la felonía ridícula del sujeto con los términos justos, ese dúo de cuasitecnicismos de juzgado de guardia propios de cine negro: omisión deliberada (le falta el sintagma "delito de" precediéndolo), como diciendo "No se moleste en administrarnos su irritante hipocresía porque sabemos que lo ha hecho adrede".

Después, la condescendencia al señalar los límites de la afrenta, si es que siquiera llega a tal pues no ofende quien quiere sino quien puede: si quieres lo comentamos, pero da igual quién manda en el fútbol en la última década cuando quien manda en el último siglo es el Madrid.

Por último, el twist in the tale, el tiro de gracia, la vuelta dos pasos atrás para recoger la mano de la pareja de baile que había quedado atrás, como en Siete novias para siete hermanos: no es un tango, es un hoedown. Mira, ya te digo que da igual pero incluso aunque no diera igual lo que dices hace aguas, porque resulta que también somos los mejores de la última década.

Y lo mejor, como hacen los hombres de verdad con las mujeres de la tierra, se lo guarda Santi para el final: somos los mejores precisa y exactamente porque no somos como tú. El Madrid es el mejor de siempre pero también de la última década porque "nunca subestima a nadie. Nunca y en ninguna situación". Solari le ha soltado a Pep, con otras y muy medidas palabras, que es consciente de que lo no dicho ha sido escamoteado aposta, adrede y con ánimo faltón, con un añadido para la degustación en soledad: la propia miseria de maquinar una no-declaración semejante es lo que os mantendrá para siempre a ti y a los tuyos en un estrato de grandeza radicalmente inferior al nuestro, rigurosamente inalcanzable. Somos los mejores porque no subestimamos y tú no eres el mejor porque sí subestimas, lo haces pese a tu afectada pose de humildad que hace siglos nadie cree. Que sepas que nos damos cuenta, salame (lo de salame es mío, no de Solari).

el real madrid es el mejor de siempre pero también de la última década

Yo, como madridista, quiero que me defiendan así. Como lo ha hecho Solari, ni más ni menos. Habría sido fácil para Santiago salir por la tangente o rezongar una evasiva como la que otras veces usa justificadamente: no me compete, soy sólo el entrenador. Claro que me compete, se ha dicho Solari. Me compete como técnico de este equipo y me compete como madridista de a pie. No voy a hacer como que no he oído lo que has dicho o en este caso al revés: no voy a hacer como que he oído lo que no has dicho cuando correspondía decirlo, es decir, algo tan sencillo como que el más veces campeón de Europa en la última década es por definición el mejor equipo de la última década. Has señalado a otros tres clubes y no puedo, en nombre de mi madridismo, dejarte pasar este nuevo ardid de sepulcro blanqueado. El que calla, aunque sea el que calla ante el que calla lo que debiera haber dicho, otorga, y de eso nada, peladito. Aquí no otorga nadie mientras de mí dependa. Ya hemos hecho demasiadas concesiones a esa forma esquinada y atildada de faltar que te gastas, ya la hemos desoído demasiadas veces. Tantas veces hemos desoído lo que decías que ahora vamos a oír lo que no has dicho. Te daré réplica con toda la clase del mundo, pero te va a temblar hasta el lacito.

Habría sido muy fácil, sí, para Solari no entrar a ese trapo, y sin embargo ha entrado por dignidad. No por su dignidad, que tampoco se habría visto lastimada de no haber entrado. Ha entrado por la mía y por la tuya y por la tuya. Yo quiero que me defiendan así, y el club debería tomar nota de que se puede. El silencio no se justifica a veces. En ocasiones, el silencio no es ni siquiera elegante. Lo elegante es contestar como Solari.

No sé (porque el fútbol es otra cosa) si este señor es el apropiado para llevar las riendas del equipo en el medio y largo plazo. Pero ojalá lo sea, por una simple razón.

Porque me representa.