La caída de la casa Usher, queridos galernautas. No sabemos qué hizo el Madrid entre las 18:15 y las 20:00 de ayer. No sabemos qué fue ni dónde estuvo. Sabemos que perdió ante el Barcelona en su estadio, y sobre todo sabemos que para perder así -con tal contundencia y sonrojo- hace falta no comparecer, hacer creer a los sentidos que sí, que hay once jugadores en el campo vestidos de blanco, cuando en realidad allí no estaban más que sus sombras tan negras, de caras desencajadas, de pies adormecidos, de voluntades apagadas, en evidente desorden. Deep Impact para el madridismo, que queda colérico, desangelado, incrédulo, atónito, incapaz de entender con claridad las razones del descalabro.
No se nos escapa que hay muchos que, en el minutos 91, nada más terminar el partido, ya tenían clarísimo no solo el diagnóstico, sino también las soluciones, súbitas, implacables, absolutas y determinantes. Perdonen si nosotros preferimos dormir la rabia y la tristeza y acoger la resaca antes de hacer enmiendas apresuradas a la totalidad. Tal es tal vez nuestra incapacidad analítica, pero también nuestro amago de prudencia (esa palabra en desuso) y, por qué no decirlo, también nuestro amor al Madrid. Creemos que saber conjugar la crítica con el cuidado es el reto más difícil, y más cuando el cuerpo pide cierre por derribo, que arda Troya y salga el sol por Antequera.
No escatima en tremendismo la portada de Marca y entendemos que la ocasión la pintan calva para ello. No puede haber excusas para el modo de la derrota de ayer, tan inapelable que casi lo de menos es el resultado y lo de más las sensaciones de vacío que dejó el Madrid. El Bernabéu, en cambio, estaba lleno, primero de público y luego, lógicamente, de desengaño y de ira. Y volcó toda esa bilis contra los jugadores, tal vez menos contra el entrenador y al final contra Florentino. Se abre la falla de San Andrés y la grieta parece estar alcanzando la última planta de las oficinas del club, como corresponde a esta tormenta perfecta tan del gusto de nuestra prensa deportiva. "Que todo cambie para que todo siga igual" podría ser el lema que resuma su proceder, su permanente revolución, su espiral de portadas, de capciosas ruedas de prensa, de medias verdades, de insinuaciones y críticas descarnadas, de una cosa que antes se llamaba periodismo y ahora está tan cerca del marketing y la propaganda.
No sabemos cuánto tiempo llevaba Relaño guardando la portada de hoy en el cajón con llave de su mesa de director. Le intuimos liberado por fin. La realidad -o al menos un modo plausible de verla- le ha dado la oportunidad de enseñar al mundo su modus vivendi en forma de titular y eso debe de ser un alivio de los grandes. Nos alegramos por Alfredo. Esperamos que a partir de ahora, dado su haber soltado lastre, se nos muestre menos enconado, más ligero y amable; pero no, en realidad no lo esperamos. Ha olido sangre y no parará -no pararán- hasta llegar hasta el hueso.
Que lleguen, venga, no hay problema. Fuera Benítez, fuera Cristiano, fuera Bale, fuera Ramos... y fuera Florentino. No decimos que en tanto echar (o en alguno de ellos) no pueda haber soluciones, pero solo si ocurre como resultado de un análisis más pausado y complejo que la mera y lícita indignación de un momento, o peor, de la repetición inmisericorde de soflamas por parte de los medios. De no ser así, ¿qué viene después? Mucho nos tememos que después viene lo mismo, exactamente la misma falta de respeto por los entrenadores -por todos sin distinción- desde el minuto dos de su primera rueda de prensa, la misma puesta en duda de cada uno de los fichajes (sobre todo si son caros), el mismo atropello de hipótesis que no alcanzan la categoría de argumentos, el mismo "así no" que vende periódicos y llena tertulias, la dictadura del "te lo dije", la quintaesencia de la profecía autocumplida, la vorágine, el amanecer zombi, cuando ruge la marabunta.
Sí, amics de la prensa catalana, "repasazo" y "meneo", no podemos negarlo, y sería malo que lo hiciéramos. Lo cortés no quita lo valiente, ni lo prudente quita que consideremos intolerable la manera en que (no)jugamos y perdimos ayer. Ante la catástrofe, en medio de las llamas del coloso, cabe asumir el duro golpe, buscarle causas y tomar decisiones firmes pero equilibradas. Para eso se tienen profesionales en nómina, empezando por los jugadores y acabando por el presidente, al servicio de un club que hoy -que lo sepan todos ellos- nos duele en el pecho, justamente en el lado de la camiseta reservado al escudo. En la hora aciaga del hundimiento del Titanic, la orquesta no puede seguir tocando valses como si no pasara nada, pero tampoco, aún ni a mitad de travesía, lanzar violines, pajaritas e intérpretes por la borda, al tiempo que empujamos también sin distinción a los pasajeros, a la tripulación entera y hasta al capitán. Barco en hundimiento y solo, terriblemente solo si a la ira le acompaña la desesperación y no la intención reparadora.
Si de catástrofes hablamos, si la hecatombe es el leitmotiv de este domingo (no de Ramos, pero esperemos que sí de resurrección), tal vez quepa recordar ante el espejo que Soy leyenda y así poder llegar a gritar no solo ¡Hala Madrid! sino también ¡Viven!
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14 comentarios en: El ojo del huracán
Buen portanálisis el de hoy.
No sabes lo que agradecemos esa valoración en un día como este.
Tomar decisiones en caliente no es bueno, pero no tomarlas en frío es peor. El Madrid no está bien y el partido contra el Barça ha sido un auténtico varapalo. El Madrid tiene un gran equipo, tiene muy buenos jugadores, pero no tiene un armazón de equipo, las piezas hasta ahora no terminan de encajar. Saldremos adelante con tranquilidad y sosiego.
Hemos sobrevivido al triplete, al sextete, al otro triplete, a los cinco-cero, los dos-seis, los ducemil balones de oro de Messi, a las exasperantes roncerelañadas, a la prosa de Diego Torres...joder, yo creo que en vez de gritar "ESPAAAAARTAAAAAAAA" como Arbeloa & cía (lo que no deja de ser una horterada) los merengues deberíamos buscar nuestro modelo en la Anábasis de Jenofonte: Nuestra heroicidad ya no será la de resistir los golpes de un enemigo muy superior en número y fuerzas (y en España, todo lo que no es madridista, es antimadridista) atrincherados en nuestras galernarias termopilas sino la de regresar con vida de la derrota inflingida en lo más profundo del territorio enemigo.
"El ejército de los helenos, que serpentea por las gargantas de las montañas y los desfiladeros persas, entre continuas emboscadas y saqueos, sin distinguir ya hasta dónde es víctima y hasta dónde opresor, rodeado aún en la frialdad de las masacres por la suprema hostilidad de la indiferencia y del azar, inspira una angustia simbólica que tal vez sólo nosotros seamos capaces de entender"
alé, hago mío el prólogo al ídem de italo Calvino.
Qué formidable comentario. Hacemos nuestro su espíritu.
Es cierto amigo. El problema es que para resurgir de las cenizas y contraatacar en territorio enemigo necesitamos guerreros, y yo ayer sólo vi niñatos sin orgullo, sin ambición, y sin ganas de correr.
Cuando después de ganar la décima piensas que te vas a comer el mundo y acabas viendo como termina la temporada en blanco y con tu rival ganándolo todo y burlándose en tu cara, lo lógico es que el amor propio te haga salir con el cuchillo entre los dientes a la primera oportunidad para vengarte de ellos. Sin embargo, lo que vimos es a medio equipo titular caminando como si la cosa no fuera con ellos. La imagen dada por muchos de nuestros jugadores anoche era como para que bajara el presidente al vestuario tras el partido a dejar las cosas claras. El que no quiera honrar este escudo, ya le puede ir pidiendo a su representante que le busque equipo. Porque si pensamos que un entrenador puede imponerse a este grupo de estrellas mediáticas, podemos esperar sentados.
Saludos
Humillados, pero no vencidos,,, ustedes me han enseñado a querer este equipo pase lo que pase... Gracias por su labor u su profesionalismo de siempre.... ¡HALA MADRID!
PD: Les estimo mucho La Galerna, se han ganado mi respeto y cariño, no hay que bajar la cabeza por más mal que nos sintamos
Muchas gracias a ti, Alex. Mirada alta.
Es muy difícil encontrar guerreros dispuestos a dejar el alma y el cuerpo en el campo de batalla cuando los actuales generales tratan a su ejército como simples monedas de cambió, cuando a jugadores de talla y calibre para librar y ganar la más cruenta batalla por el honor de la camiseta blanca se les dice, no nos sirves por el marketing. Marketing, ese es el valor que opera hoy en el Madrid, y eso señores no llena corazones, no gana partidos de sangre y menos campeonatos.
Ellos se han ganado el derecho de presumir en el cesped. Nosotros el de procesar lo ocurrido con sentido comun. Ese sentido me dice que arrasar con todo es estúpido. Me dice que son jugadores con calidad y que de esto se sale con corazon y orgullo. Motivarles. Eso es el trabajo que todos los que hoy nos sentimos heridos tenemos. Si lo hacemos el tiempo pondrá a cada uno en su sitio.
Por cierto, justo al acabar también queria sangre. En media hora de cachondeo de mis amiguetes me dí cuenta que la sangre solo les va bien a ellos.
Gracias Galerna ayudáis a digerir esto.
Motivar a Benitez y sangre en Valdebebas eso es lo que le puede hacer bien al Madrid.
Cría cuervos..., y tendrás muchos.
A nadie puede extrañarle el vomitivo ventajismo de AS y Marca. Hay que echarlos del Berbabeu, aunque dudo mucho que a D. Floren le dé un ataque de gloria y belicosidad, cada vez más necesaria por otra parte. Ese empecinamiento en el buenismo me recuerda tristemente al affaire Casillas, que estuvo jodiendo al club hasta que quiso, el traidor murió plácidamente en su cama y no ajusticiado. En fin.
Los paños calientes aplicados a la prensa madrileña hasta la fecha dan como resultado esas dos basuras de portadas. Un buen guantazo a tiempo hace maravillas. Información y no opinión. LOL.
Sigue siendo más shimple de lo que lo queremos hacer, copón ya.
Desde enero de este año, el Madrid juega como si regresara de todo. No hay hambre, sólo apatía y desgana. Es triste que el barça nos haya ganado en nuestro campo, pero más triste aún ver que lo hizo jugando igual que lo ha hecho siempre, sin esforzarse mucho. El mismo barça del rondo infinito, del mareíto con la pelota, al que Mourinho tuvo que sufrir para tomarle la medida, y que luego Ancelotti lo mantuvo a ralla cerrando líneas y espacios y jugándole como hay que hacerlo. A este Madrid de Benítez parece que de nada le han servido los Clásicos precedentes. Ahí está su parte de responsabilidad. El único remedio que veo a todo esto es la “meritocracia” y que Benítez tire de carácter y empiece a sentar gente. Empezando por Cristiano, y acabando por él mismo. El Madrid ha perdido insatisfacción. Es lo último que podía perder, pero que vemos que ya ha perdido. Hay que recuperar el hambre, la garra, la ilusión, como si no nos bastaran la diez Copas de Europa y las 32 Ligas que tenemos.