Cuando el Madrid la pierde arriba está intentando recuperarla lo más rápido posible y lo cierto es que lo logra con más acierto que al inicio de temporada. Esto es gracias a que logra juntarse bastante con las recepciones de sus tres atacantes (Hazard, Benzema y Rodrygo) que le permiten al equipo vivir en ellos, pararse y dar tiempo al resto a acercarse. Y luego, claro, el enorme chute de energía y ganas permanentes de Valverde.
En definitiva, el Madrid de Zidane con la entrada de Rodrygo y Valverde está controlando mejor la segunda jugada en campo rival. El brasileño favorece la situación de su equipo tras la pérdida, pero, sobre todo, se nota la incidencia de Fede Valverde, que actúa contra el rival en robo directamente.
Pero hay un detalle.
Valverde se desplaza mucho más rápido y suele empezar a hacerlo bastante antes que el resto de sus compañeros cercanos cuando su equipo no la tiene y la pérdida se da por su zona.
Por eso, a veces, el equipo no puede acompañarlo a tiempo y hay dos o tres segundos en los que el poseedor rival de la pelota, a quien llega el uruguayo, dispone de múltiples líneas de pase explotables abiertas por el sudamericano, precisamente, por haber llegado antes que sus compañeros, impidiendo así que éstos puedan taponar las posibles salidas de este primer intento de presión.
Este desfase aumenta el riesgo de ser superado y eliminado de la jugada, si bien Valverde es un jugador con una carrocería clase A que le permite hacer reset y volver a entrar en ella. El problema es que la Real Sociedad, y en especial Ødegaard, aprovecha este salto de línea para llegar a la frontal como puede que ningún otro equipo en LaLiga a día de hoy.
El equipo donostiarra fluye. Como el agua de un río que sortea las rocas a su cauce, encuentra los recovecos que hayan para avanzar hasta área rival aprovechando bien el juego de alturas que lleva a cabo cuando intercala a sus hombres por dentro y la disposición respecto a estos de los de fuera, que alternan bien cuando permanecer abiertos o cuando cerrarse, así como en qué escalón hacerlo (por ej: cuando Portu, en ataque posicional, ocupa el intervalo entre lateral-central izquierdo rival para sujetar al primero, dándole a Ødegaard espacio en zona de aceleración entre el carril central y derecho).
Es un reto nuevo para este Madrid de Valverde-Kroos.
La buena noticia es que es Toni, tanto por mayor jerarquía como por mejor lectura, quien suele marcar la altura y los momentos de cuando dar pasos adelante para buscar el robo o impedir el avance contrario tras pérdida, pudiendo evitar en muchas ocasiones esta circunstancia. Y, además, siendo un jugador más paciente y cerebral, se da la casualidad de que juega en el sector donde suele caer Ødegaard cuando su equipo tiene problemas para superar la línea divisoria.
Habrá que ver cómo encara el alemán este duelo directo. Intentar anticipar o robar tras el primer contacto al noruego es un riesgo altísimo, así que no es difícil imaginar que buscará contenerlo y obligarle a reiniciar la salida jugando de cara e intentando imposibilitarle girarse.
Lo que parece claro es que la coordinación en estos primeros dos o tres segundos post-pérdida es un aspecto que el Madrid reciente debería mejorar bastante de cara a este partido. Desde la recepción de ese primer (o segundo) pase está Ødegaard dominando LaLiga y el Madrid concediendo de un modo que, aunque pocos equipos han visto, es perceptible que sí lo pueden aprovechar aquellos que sí lo detecten y tengan capacidad para ello.
Me parece un artículo muy acertado y que habla de futbol en estado puro. El Madrid , aunque ha mejorado, no hace bien la presión a la defensa rival. Y, sí, tienen que llegar a la vez los 3-4-5 jugadores que la hagan , si no es así... es un riesgo grande.