Es bien sabido que la gente de Bilbao nace donde le da la gana. Igualmente, los madridistas de cuna nos hacemos madridistas cuando nos da la gana también. Podemos tener 80 años, decidir que somos madridistas y automáticamente haberlo sido toda la vida. En el caso de Andrés Marcelo Nocioni, este hecho se produjo oficialmente el 25 de julio de 2014, momento en el que se oficializó su fichaje por el Real Madrid.
Quizá el Chapu no supiera que era madridista antes -yo sospecho que sí-, pero en realidad el argentino lo fue siempre. Nació un 30 de noviembre de 1979 en la ciudad de Santa Fe y a su madre le dijeron “ha tenido un niño”, aunque en realidad querían decir “ha tenido usted un madridista”. Nocioni también era madridista inadvertido en el Baskonia y lo fue incluso cuando se enfrentaba a muerte contra el club blanco. Por supuesto, fue un madridista en Chicago Bulls. Incluso llego a pensar que hubiera sido madridista aunque jamás hubiera vestido nuestra camiseta.
El 25 de julio de 2014 se hizo oficial el fichaje de Nocioni por el Real Madrid
En un momento en el que se desgastaba hasta la extenuación la palabra “valores” y se tenían absurdos y kafkianos debates al respecto, llegó Andrés y lo explicó todo de inmediato, con una naturalidad tremenda: darlo todo por la camiseta que vistes, honrar la profesión que ejerces y al club que te paga. Vivir cada segundo con intensidad máxima, disfrutar de tu deporte, de los miles de microtraumatismos que uno siente cuando es treintañero y sigue jugando al máximo nivel. Ser un ejemplo para cada uno de tus compañeros, concentrarte en ayudar por todos tus medios al grupo, juegues 40 minutos o no saltes a la cancha. Respetar al rival jugando al límite de tus posibilidades. Pensar que lo menos importante del baloncesto -y de cualquier cosa- es tu ego y recompensa personal.
Al final resultó que no había que presumir de valores, sino ejercerlos cada día. Han sido tres años y han parecido 30. La unión entre Nocioni y el Madrid ha sido tan sencilla y evidente que lo único que nos golpea la cabeza es “¿Por qué no viniste antes, loco?”. Por supuesto, en la retina quedan las victorias, exhibiciones como aquella defensa que le hizo a Bjelica en la inolvidable semifinal de Euroliga frente a Fenerbahce y de la que a la postre fue MVP. Sus participaciones decisivas en las tres Copas del Rey que ha ganado el Madrid con Chapu en el equipo.
Pero la aportación de Nocioni al Real Madrid ha ido mucho más allá de los títulos y del rendimiento deportivo. Pocas veces se vio que un extranjero encajara mejor en este sacrosanto club. Menos todavía se ha visto una unanimidad de la afición con un jugador. Chapu ha sido capaz de emocionarnos igual con un triple o un tapón que con un balón recuperado en un partido random de liga ACB contra el Manresa en el que ganas de 20 puntos. No eran acciones tribuneras, no, sino un canto de amor puro y sin cortar al baloncesto y, qué coño, también al Real Madrid.
El (pen)último capítulo de la particular relación romántica entre el argentino y la casa blanca tuvo lugar durante el acto de homenaje al jugador después de que éste anunciara su retirada a final de temporada. Andrés Marcelo decidió improvisar con un discurso emocionante y sincero que embelesó a Pablo Laso (“quédate con el que te mire como Laso mira a Nocioni”) y a todo aquel que lo siguió a través de la televisión y las redes sociales. Chapu volvió a demostrar ser un tipo de una pieza, carismático, noble y divertido. Fue verdaderamente maravilloso ver con qué normalidad y cariño habló de sus otros equipos -no tengo claro que en otros clubes esto se hubiera podido llevar a a cabo, la verdad- y cómo se le veía genuinamente agradecido.
No se puede pedir nada más... ¿O sí? Claro que sí, todos sabemos que Andrés Marcelo Nocioni no va a permitir retirarse sin alguna red cortada para su colección tras conseguir un título (¿por qué no los dos que quedan por jugar?). Por si acaso, nos encomendamos a Sergio Llull, que nos prometió que haría todo durante estos tres meses para que se quedara con nosotros. Hágase.
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¿No se podrá clonar?¿Su sangre no puede ser utilizada en transfusiones para alguno de la plantilla de fútbol?Ya se que hay un cierto tipo de carácter que, o se nace con él o complicado de adquirirlo, pero por probar tampoco se perdería nada.
Un tipo único, con un gen competitivo contagioso como he visto pocos. Cuando aprieta los dientes para defender, el atacante, aunque le saque 10 cms. se acojona. No hay más que recordar cómo Tomic le esquivaba la mirada, o a chapa que le puso a Tibor Pleiss en la final de Copa. Me quedaré siempre con su momentazo en el Palau como sopesándose los huevazos tras sentenciar el tercer partido y la Liga.
Y hay otro motivo más que lo convierten en entrañable, y fue un fallo. De haber acertado con la canasta, hubiera sido nuestro villano-verdugo particular: me refiero a aquel triple fallado en el último segundo en la semifinal de Japón 2006. Menos mal, Chapu. Pero ahora es tan "uno de los nuestros" como el que más y pienso como todos: ¿por qué no viniste antes? ¡¡Y Chapu, quédate!!