Buenos días, amigos.
Vuelve a ser hoy el día más importante en la historia del Real Madrid. Puede parecer exagerada esta afirmación, y sabemos que lo es si la miramos en perspectiva, con tanta historia ya recorrida y forjada, escrita en letras de oro. Ocurre que, si hacemos el tal vez difícil ejercicio de obviar lo hecho hasta aquí y somos capaces de instalarnos en el mero presente, la historia está siempre por escribirse para ser leída mañana. Puede que la grandeza del Real Madrid haya alcanzado la leyenda precisamente a fuerza de tener menos en cuenta el crédito obtenido en el pasado que el que aún (siempre) queda por regalar como futuro. Estas cosas raras tiene el tiempo si le damos la vuelta y hoy ya no es solo hoy -en Arabia, contra el Barcelona y por la Supercopa-, sino sobre todo mañana, gracias a que ayer supimos darle la vuelta a todo y a todos tantas veces.
La prensa deportiva madrileña opta por enfrentar cara a cara a los protagonistas del duelo en sus portadas, con un aire un tanto bélico, destacando el alcance mundial del evento, tanto en su difusión televisiva global como en la relevancia de los protagonistas en juego, estrellas de sobra contrastadas en muchos casos, aunque también se cuele Pedri frente a Modric, en lo que, como poco, se nos antoja un exceso interpretativo por parte del diario As, que barre para casa; o mejor dicho, que barre para la casa culé, en el enésimo ejercicio de cental-lecherismo de la prensa mesetaria. Y tal.
Claro que lo que hemos llamado exceso interpretativo podría ser simple y llanamente una vergüenza o hasta un insulto o puede que una broma, y todo ello es lo que ha hecho As oponiendo en su portada a ambos jugadores: el uno, campeón de todo lo campeonable sobre la Tierra; el otro, aspirante a alcanzar una décima parte de las virtudes que se le han otorgado por decreto nada más salir del cascarón.
También posan Ancelotti y Xavi, esta vez en la portada de Mundo Deportivo, y aquí no podemos atribuir a dicho medio broma alguna, pues no es la foto fruto de un montaje. Posan todos los títulos titulables sobre la Tierra y la xavineta, aspirante hoy a su primer título. Posa aquel al que se le escamotean los elogios porque la ceja, los chicles, pasaba por aquí y la abuela fuma junto con aquel que, en la senda de la verdad, traza un camino de excelencia, toque, posesión y demás virtudes teologales bendecidas por la parroquia mediática camino de Damasco.
Pero, si tenemos que elegir, la portada que más nos gusta esta mañana es la de Sport. No por su imagen, que no es muy creativa que digamos, y tampoco porque en su bajos veamos a un Guardiola doliente al que ayer remontó el United en apenas cinco minutos para celebración de Casemiro y, por él, también nuestra.
La portada nos gusta por su titular, refrendado más arriba por uno de los artículos de opinión que incluye la edición de hoy. "Necesitamos esta Supercopa", reza Sport. "Una Supercopa que necesita todo el barcelonismo", reza Mascaró. Ya decían los clásicos -especialmente los estoicos, pero no solo- que reconocerse como un ser necesitante era la mayor causa de infelicidad que podíamos practicar. Un ser que necesita es un ser insatisfecho, que no logra asiento, ni templanza, ni mesura. Necesitar, en suma, implica no estar bien, sino en estado de anhelo e inquietud, y así lo reconoce implícitamente Sport en su portada, incluso en contra de los no pocos voceros que cantan las alabanzas culés por la mañana, por la tarde y por la noche siete días a la semana, Sport incluido.
Nosotros, en cambio, no necesitamos la Supercopa. Incluso podríamos llegar a decir que, como título, es uno menor, de una enjundia inferior a aquellos que nos han convertido en lo que somos. Y es por eso, porque no lo necesitamos, por lo que cabe ir a por él con la ligereza del bailarín, con la confianza del campeón, con la certeza de que hoy empieza todo lo que lleva empezando más de un siglo de fiesta en fiesta. Así que sírvanse una copa y brindemos por el glorioso pasado que puede venir mañana.
Feliz domingo.
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