Ni el VAR ni Movistar

Buenos días. Los suspiros son aire y van al aire, las lágrimas son agua y van al mar. Decidnos, amigos, cuando un penalti no pitado al Madrid ni lo estima el VAR ni lo repite Movistar, ¿sabéis vosotros a dónde va?

Hoy hemos comenzado parafraseando chungamente a Bécquer (Gustavo Adolfo, no Boris), pero al menos tenemos una respuesta al arcano. Cuando un penalti no pitado al Madrid ni lo estima el VAR ni lo repite Movistar no va al mar, como sugeriría la rima y sí sucede con las lágrimas, sino que un reducido grupo de tuiteros que no conocen el miedo desafían a la guardia pretoriana de Tebas para hacer llegar a tu dispositivo más accesible las imágenes de estraperlo pertinentes, afrontando el peligro del baneo.

Decidnos, amigos, cuando un penalti no pitado al Madrid ni lo estima el VAR ni lo repite Movistar, ¿sabéis vosotros a dónde va?

Gracias a ellos, que no a Movistar, sabemos que ayer le hicieron tres posibles penaltis al Real Madrid en su decepcionante empate a cero en el Bernabéu contra el Cádiz. Tampoco lo sabemos precisamente gracias a la prensa del día ni a sus portadas, que se limitan a resaltar lo que es de Perogrullo, es decir, que empatar contra el Cádiz en casa es un contratiempo, y que el Madrid, que no pudo marcar gol en la portería de un excelente Ledesma, se quedó en el atasco.

Pero no hay ni rastro en la primera plana de Marca de las jugadas que no vio el VAR y que no quiso que viéramos Movistar (una repetición a lo sumo), a saber: rodillazo descarado del propio Ledesma en la espalda de Benzema, zancadilla al francés cuando se disponía a rematar en la frontal del área chica (este es el menos claro de los tres) y el más flagrante: zancadilla de Álex Fernández a Hazard tras hábil maniobra del belga. Todo esto sucedió pero son lágrimas en la lluvia, suspiros becquerianos, por la sencilla razón de que el sistema indica que no existen, que no merecen una doble repetición, que no ameritan una pregunta impertinente de la señorita Rottenmeier, que no dan pie a un debate encendido en el talk show nocturno de la jornada porque ahí de lo que se habla es de la amarilla a Casemiro que pudo ser roja porque para eso Casemiro es del Madrid, y los tíos se conectan en directo con Iván Nosecuantos que juega en el Cádiz y que tiene sus cinco minutos de popularidad para decir, con su inconfundible deje de exatlético, que le dolió mucho la patada, mamá, que ya sabemos lo que pasa con Casemiro que no le expulsan a pesar de que hace mucha pupa, mamá, y que hay que llamar al primo de Zumosol (o de Pedrerol) para que nos proteja, pero vamos, mamá, que yo soy tan bueno que no le guardo rencor. Y te vas a la cama con eso, es decir, con que Iván Nosecuantos que juega en el Cádiz tiene un corazón de oro y no le guarda rencor a Casemiro, le perdona, aleluya, hermanos, aleluya. Al Cádiz le perdonan dos o tres penaltis e Iván Nosecuantos le perdona la vida a Casemiro, gracias, Iván Nosecuantos, gracias. No tiene tan emocionante generosidad, en cambio, el exjugador cadista Juanjo Bezares que dice en redes sociales que no es que sea expulsión, no, que es cárcel. Ante tanto ruido de un lado y silencio atronador en el otro (los dos o tres penaltis, que no merecen una sola mención en ninguna de las portadas), solo queda sugerir a la báscula que muy levemente, con aire de paseo dominical, se vaya a tomar vientos con todas nuestras bendiciones.

As está en una onda parecida, aunque al menos tiene a bien resaltar la notable mejoría de Hazard, protagonista de un excelente segundo tiempo ya comentado ayer por Ramón Álvarez de Mon en su crónica y sus notas (no os perdáis tampoco los del turno de mañana la crónica arbitral de Alberto Cosín). El Madrid jugó un segundo tiempo lleno de brío y falto de acierto ante el autobús desacomplejado del Cádiz, donde Iván Nosecuantos y los suyos plantearon, según confesión del propio técnico Álvaro Cervera, “un partido feo”. ¿El Cádiz está en su derecho de plantear un partido que supone una agresión manifiesta al hipotético gusto estético del espectador? El Cádiz está en su derecho a plantear un partido que suponga una agresión manifiesta al hipotético gusto estético del espectador. Nos pasa como a Iván Nosecuantos con Casemiro: no les guardamos rencor.

Gracias a un reducido grupo de tuiteros, que no a Movistar, sabemos que ayer le hicieron tres posibles penaltis al Real Madrid en su decepcionante empate a cero en el Bernabéu contra el Cádiz

A lo que no tiene derecho el Cádiz es a perder el tiempo desvergonzadamente sin ser jamás no ya amonestado por el árbitro, sino sin que ni siquiera Ledesma tuviera nunca la menor indicación por parte del colegiado Latre para que se dignara sacar de puerta en algún momento, cuando estimara oportuno, y sin que jamás se descontara ni por asomo el tiempo perdido por el equipo cadista. Una cosa es plantear un partido “feo” y otra un partido inexistente con el beneplácito arbitral, y esto trasciende nuestra indisimulada tendencia merengue, porque esta gente (no el Cádiz, sino en general) se está cargando este deporte a base de que no se juegue a él, a base de convertirlo en un almacén de triquiñuelas en la búsqueda de que nada pase. El Cádiz —ya lo dijo Ancelotti al final— actúa con legitimidad. Es el sistema el que no es legítimo y, lo que es peor, resulta profundamente predecible y aburrido.

Como veréis, en la prensa culé están eufóricos porque remontaron al Elche gracias a una mano en ataque también inexistente para el VAR y para Movistar y por el sistema en su conjunto. ¿Cómo? ¿Que queréis imágenes de la mano? ¿Que queréis imágenes de los dos o tres penaltis hurtados (hola, Jordi) al Madrid ayer? Pero ¿vosotros qué queréis? ¿Que nos metan en la cárcel? Entre el momento en que empezáis a leer esta frase y el momento en que la termináis, entre Twitter y Tebas han censurado setecientas y pico cuentas que se atrevieron a dar esas imágenes que ya no existen (ni las imágenes ni las cuentas) porque son incorrectas, son chocantes y atentan contra la paz mundial y contra el fútbol. Aquí solo existe lo que la Señorita Rottenmeier indica que existe a través de sus preguntas. El resto es vacuidad, suspiro entrecortado, pestañeo intrascendente. No existe aunque creas haberlo visto, como tampoco existe ya esa cuenta de Twitter que seguías con fervor porque te mostraba lo que a Movistar no le interesa que veas.

¿Que queréis imágenes de los dos o tres penaltis hurtados (hola, Jordi) al Madrid ayer? Pero ¿vosotros qué queréis? ¿Que nos metan en la cárcel?

Pero estábamos con la prensa cataculé, que está eufórica porque los socis han aprobado el Espai Barça, que es como si los compromisarios del Madrid hubieran aprobado ayer el Nuevo Bernabéu. Si el Madrid le lleva al Barça años y años de ventaja en eso también, como en tantas otras cosas, se dice y no pasa nada. Se dice al menos antes de que la señorita Rottenmeier determine que no hay que decirlo y Movistar nos evite y las portadas nos ninguneen.

Lo único que nos queda por saber, en esta mañana seca y prenavideña, es si Iván Nosecuantos nos guarda rencor o no. Es importante para nosotros.

Pasad un buen día.