Negreiralitat

No esperes una exacta cronología de los hechos aquí narrados. Más bien, lánzate conmigo al barro. Enfádate, maldice, libera tu rabia contra la injusticia histórica a la que el madridismo se ha visto abocado durante tanto tiempo, que es, prácticamente, desde… ¿siempre?

No sé si a ti te pasa lo mismo que a mí cuando rememoras las ya tristemente llamadas “Ligas de Tenerife”. Mal llamadas Ligas, porque no están en las vitrinas de su legítimo dueño. Mal llamadas “de Tenerife”, porque fueron en la bella ciudad Canaria, y no “de” ella . Pero a estas alturas ya sabes a lo que me refiero.

No sabemos si ahí empezó todo. Eso que tú ya sabes, y que tanto te indigna, podría haberse iniciado antes, o en ese instante, y no sé si algún día podremos ponerle fecha, pero estoy segura de que recuerdas aquellas jugadas insólitamente mal arbitradas, ante tu estupor, tu incredulidad, y que supusieron la pérdida de dos Campeonatos de Liga en sendos crueles últimos partidos de la competición.

Sabemos lo que ha contado Luis Milla sobre su intento de soborno. Sabemos hoy que Gracia Redondo reconoce que era muy joven para pitar un partido tan decisivo, siendo él un recién ascendido a Primera División. No fue sancionado, sino premiado con la internacionalidad. Y también conocemos las declaraciones de Raúl García de Loza, que un año antes anuló un gol legal al Real Madrid en el mismo escenario y que también costó una Liga, aconsejado por su linier, por un fuera de juego inexistente. Mientras veían la jugada repetida en la tele, cenando ya, le dijo a este que Dios le conservara la vista.

Enfádate, maldice, libera tu rabia contra la injusticia histórica a la que el madridismo se ha visto abocado durante tanto tiempo, que es, prácticamente, desde… ¿siempre?

Supongo que a estas alturas tu indignación es ya manifiesta y habrás dejado de leer para dejar de rememorar aquellas “situaciones extrañas” que un noventero Juanjo Maqueda ya detectó por entonces, tal y como contó en entrevista en La Galerna, y que han perdurado en el tiempo (“Lo de Negreira empieza en Tenerife”, le dijo Juanjo a Bengoechea). Y te aseguro que a mí me ha venido a la cabeza Fernando Hierro vociferando su “No sabes ya cómo jodernos”. Lo que entonces no sabía seguro el defensa malagueño es que Gracia Redondo sí lo sabía. Lo sabía él y todos los demás porque le tenían miedo, o no, según se mire, al Índice Corrector o “Corruptor” del antes llamado CNA, ahora CTA. Sin embargo, su otrora presidente, Victoriano Sánchez Arminio, aplacaba a la prensa, quizás más objetiva que ahora, diciendo cosas como que “bastante tiene él ya”. Victoriano Sánchez Arminio, un presidente que fue muchas veces portavoz de los mediocres árbitros españoles, como cuando perpetró la ínclita declaración “Quizás Muñiz Fernández tiene algún problema familiar o alguna cosa”, cuando el colegiado tuvo la desfachatez de pitar aquel penalti en Elche.

Si no me sintiera ahora como don Santiago Bernabéu, y quisiera cagarme en el padre (sic) de quien dice que éramos el equipo del régimen, me reiría de las barbaridades que he tenido que ver, leer y escuchar en los medios de comunicación. La risa que me provoca es la risa nerviosa de una mujer convaleciente de madridismo crónico, que nada tiene que ver con el “Madridismo Sociológico “ acuñado por el presidente de un club que pagó cerca de ocho millones de euros a un alto cargo arbitral. Y hay que mantener el tipo para no liarla en Twitter con cuentas culés, que se autoproclaman salvadores y mesías, defensores y leguleyos de pleitos surrealistas que continúan con su propaganda del “contra todo y contra todos” quejándose, victimizándose.

Si has llegado hasta aquí te contaré mi teoría, nada empírica, lo sé, de por qué creo que el Madridismo Sociológico de Laporta no es ni más ni menos que lo que cualquier entendido en psicología denominaría una especie de “proyección o efecto espejo” de alguien con rasgos de personalidad narcisista, que piensa que son ellos los atacados, los injuriados, los acusados por los poderes que el Real Madrid , como no podía ser de otra manera, usa para robar puntos en la clasificación con arbitrajes de baño y masaje.

creo que el Madridismo Sociológico de Laporta no es ni más ni menos que lo que cualquier entendido en psicología denominaría una especie de “proyección o efecto espejo” de alguien con rasgos de personalidad narcisista, que piensa que son ellos los atacados, los injuriados, los acusados por los poderes que el Real Madrid , como no podía ser de otra manera, usa para robar puntos en la clasificación con arbitrajes de baño y masaje

Que alguien le diga al ejército culé, el brazo tonto de la ley, que nos acusan de lo que ESTÁ PROBADO que hicieron ellos. Lo hicieron no uno, sino cuatro presidentes del club que es más que un club.

“El Barça es més que un club”, por cierto, son palabras de un presidente del Barcelona, Narcís de Carreras, que allá por 1968 alumbró en un artículo dedicado a Franco en La Vanguardia. Sí, un franquista fue presidente del club azulgrana. Habrá habido más de uno, pero ahora tienes que escuchar de Laporta, por enésima vez, que el Madrid fue el equipo del Régimen cuando nunca recibió una peseta del Caudillo, según palabras de Santiago Bernabéu, y sí ayudó en cambio al Barcelona varias veces, para salvarlo de la quiebra y desaparición, para construir el Palau Blaugrana y el Palacio de Hielo, y mucho antes recalificando los terrenos para construir el Estadio de Les Corts . Te aseguro que suma y sigue.

Volviendo a mí teoría, peregrina o no, del narcisismo de Joan Laporta, sería muy aventurado decir que Núñez, Gaspart, Rossell y Bartomeu comparten esos rasgos narcisistas en sus personalidades, por lo que me atrevo a decir que el Barcelonismo es narcisista por naturaleza, profesando ese narcisismo desde el presidente del club al último culé, formando entre todos el Relato, Narnia, o esa realidad incomprensiblemente inventada, egocéntrica, victimista, que acusa al rival, al enemigo, de lo que ellos, como entidad humana y societaria, hacen y han venido haciendo desde casi… ¿siempre?

Que alguien le diga al ejército culé, el brazo tonto de la ley, que nos acusan de lo que ESTÁ PROBADO que hicieron ellos. Lo hicieron no uno, sino cuatro presidentes del club que es más que un club

Y esto es extrapolable a la política. El F.C. Barcelona mostró explícitamente, mediante comunicado oficial, su apoyo a la celebración del Referéndum de Autodeterminación en Cataluña. Es tremenda la falta de cultura de los culés independentistas, cantando en el minuto 17’14 de cada partido tan alegremente a la independencia, como si el año 1714 tuviera algún tipo de relevancia política. No hubo nunca un pacto entre dos nacionalidades, la española y la catalana, como sí hubo en Escocia e Inglaterra, por ejemplo. Cataluña deja de ser nación sin España, así como España sin Cataluña. El independentismo catalán es una idea subjetiva, romántica, que cree que la simple tenencia de un idioma propio, o un folklore y cultura autóctonos constituye per se el hecho de erigirse en nación. Nacionalismo que, como todos los que hay, se basa en el victimismo de considerarse un pueblo oprimido que lucha contra un pueblo opresor. “Soy una nación sometida, tengo la razón, y por ende, soy mejor”.

Ese sentimiento, que como tal es subjetivo y narcisista, ha alimentado el odio al opresor. Y en el caso del club catalán ese odio se centra en lo que el Real Madrid representa como “enemigo opresor”. Así se construye la mentira que ellos mismos han fabricado, procurando adoctrinar y adoctrinando con mucho éxito, al culé random, que mediante la proyección o el efecto espejo antes mencionado acusan como víctimas, cuando la víctima es el otro.

El otro no es ni más ni menos que aquel que no pagó esa millonada al vicepresidente de los árbitros. Aquel que todo lo hace mal, tanto por acción como por omisión y a veces, en forma de vídeo, por intención. Vinicius provoca, por lo que es merecedor de sufrir patadas no sancionadas. Puede y debe ser insultado, tanto por aficionados de a pie, como por la prensa. Incluso debería escuchar el coaching improvisado de veteranos curtidos en mil batallas como en un episodio de “Hermano Mayor”.

Huyamos de este estercolero que no es sino la Liga de los hombres extraordinariamente subyugados por el hedor que se desprende desde la Negreiralitat

Incluso la celebración icónica, marca de la casa, de Bellingham, y que realiza desde que jugaba en Alemania, debería ser objeto de tarjeta amarilla por considerarla una afrenta al respetable.

Yo, como intolerante a la estupidez, tuit a tuit, tertulia a tertulia, retransmisión a retransmisión de una cadena controlada por avalistas palanqueros del Barça, cuya Historia no me creo porque está bajo fundadas sospechas de mentiras, tostadoras y cintas de video, debería declararme en huelga de hambre, si eso sirviera de algo, para reivindicar que huyamos de este estercolero que no es sino la Liga de los hombres extraordinariamente subyugados por el hedor que se desprende desde la Negreiralitat.

Getty Images.