La Navidad va por barrios

Nochebuena de amor, Navidad jubilosa, es el mensaje feliz... que en Barcelona ya tal. Allí la prensa deportiva no acusa recibo de estas fechas, allí ni Navidad ni gaitas, no vaya a ser que el nacimiento del niño Jesús, los regalos de Papá Noel, los turrones, las calles iluminadas o el precio al alza de los carabineros vayan a eclipsar la fiesta de lo cotidiano.

Para qué quiere uno celebraciones excepcionales que duran lo que duran cuando ya vive en perpetuo estado de exaltación festiva. Qué les van a contar del niño Jesús a los culés si ellos ya tienen al Messías naciendo y renovando fe y contrato un día sí y otro también. Leo es mi pastor, nada me falta. Así que eso de la estrella sobre el portal y los tres Reyes Magos que vienen de Oriente es un cuento chino comparado con las hazañas diarias de un argentino que vino al mundo para salir en portada todos los días de Dios (perdón, todos los días de Messi). Y no es para menos, aunque solo sea porque palidece la entrada de Jesús en Jerusalén ante el milagro de la salida de Leo de los juzgados.

Por los influjos del mismo arte, también palidece la política de fichajes de cualquier equipo del mundo -mero ejercicio de capitalismo atroz- ante el fino trabajo de artesanía que lleva a cabo el club azulgrana, absolutamente alejado de los grandes centros de poder económico y en una clara apuesta por la protección del producto local, en este caso de Barreiro, distrito de -que Dios se apiade de su alma- Setúbal. Pero qué más da. Todo el mundo sabe que Portugal (incluyendo Setúbal) linda con España, que a su vez, linda con Cataluña. Y para mayor exactitud, todo el mundo sabe que los valors salen de la Masía para tocar el corazón de quien tenga la humilitat de dejarse conducir hacia Oz, que linda con el Miniestadi. Si Cancelo no ha nacido en el pueblo, hagamos que el pueblo nazca en él. ¡Hosanna en Can Barça!

En claro contraste con las portadas catalanas, parece que en Madrid hay Navidad de un modo más tradicional y explícito. Sin menoscabo de nuestra formidable campeona en halterofilia Lydia Valentín, esperamos que sepan perdonarnos en Marca si nos quedamos hoy con la imagen de Sergio Ramos -el capitán del Real Madrid y de la Selección, si nos permite Relaño la enmienda a su portada- como Papá Noel particular. No en vano, empiezan a ser incontables los regalos que este señor nos ha hecho, regalos que serían inesperados si no fuéramos del Real Madrid y no supiéramos que eso que otros llaman milagro no es más que un modo de andar por la vida, sobre todo cuando ya parece impensable, improbable, imposible... impepinable.

Y pese a tantas evidencias hay quien aún no cree. Pese a la visita de los fantasmas de las Navidades pasadas, presentes y futuras hay quien aún sigue sin convencerse, quien prefiere seguir en su lúgubre oficina sellando actas de defunción o escritos de desahucio en lugar de unirse a la celebración, en lugar de entregarse a la verdad de la alegría compartida. Hay quien toca el cielo y ni se entera. En resumen, hay quien, por resentimiento, obcecación o mera desinformación, se empeña en remedar a Mr. Scrooge, más o menos como Luis Enrique remeda hoy a un humorista malo de solemnidad: "Es ridículo comparar a Messi con melones de oro". Jajejijoju. Nos partimos la caja, Lucho. Melones de oro, qué hallazgo, qué primor de juego de palabras, qué finura, qué podemos hacer más que recomendarte un par de Almax para la acidez gástrica, estimado ex.

Esperando que no precisen del citado medicamento tras la cena de Nochebuena, lo dejamos aquí por hoy, no sin antes desearles una muy feliz Navidad, queridos galernautas. Vaya un brindis por todos ustedes.