Hace unos diez años (exactamente diez, en 2007: Nadal acababa de perder la final de Wimbledon frente a Federer en un partido que tenía medianamente encarrilado) recuerdo estar jugando al tenis en un reputado club y escuchar en la pista de al lado a un reputado profesor asegurarle a su alumno que el físico del mallorquín ya no daba para más y que haber perdido aquella final iba a suponer su finiquito mental. Yo nunca quise creer aquello aunque lo temía. Pero casi nadie sabía que Nadal mea siempre mirando a Inglaterra, como pedía Blas de Lezo a los españoles, que aquí no es la pérfida Albión, sino la gilipollería y la mediocridad de "las gentes", como diría Julio Iglesias, que fue portero del Madrid.
A Nadal le han hecho un tifo en su honor en París, y un pódium especial, los franceses que tanto le han malquerido sin éxito. La incontestabilidad de su victoria tiene mucho de la incontestabilidad de la victoria del Madrid en Cardiff. Una pared como esas que le caen al pobre coyote del correcaminos. Una victoria así deja entre los críticos y los contrarios un ambiente de Comala, sin voces alzadas mientras el viento hace girar una rueda de carro oxidada entre paredes desconchadas. Al otro lado hay un vergel de emoción. Un jardín botánico de sentimientos incontestables fruto de un afanoso y paciente e inteligente y humilde trabajo.
Pasabolas, decían de él algunos. Eso es como no jugar a nada, "no sé si me explico" como diría Jesús Bengoechea. Pasabolas. A mí me horrorizan las sentencias, pero me parece que este Roland Garros puede haber sido el más apabullante Grand Slam de un jugador en toda la historia del tenis. Técnica e inteligencia y determinación. Con treinta y un años y después de la plenitud física de los anteriores. Luego de dos años de lesiones y dudas. En la tierra dura que riega con lágrimas. A Nadal parecía que le habían robado la tierra como a los campesinos del cuento de Rulfo, pero eso ya no puede hacerlo nadie porque la tierra es suya como la Copa de Europa es del Madrid y el gesto desencajado y desgarrador de Toni es nuestro.
Grande Rafa! Hay que proponer que el Real Madrid le ofrezca un espacio destacado en el museo, para que pueda mostrar sus trofeos, como gran madridista y deportista que es.
Para mi el mejor deportista español de todos los tiempos sin ninguna duda.
Un titán, un dios. El Olimpo es suyo. Único, Español y Madrista!!!