Es difícil encontrar en el fútbol jugadores como Nacho. Ignacio Fernández llegó al Real Madrid a los 11 años de edad y pasó por todas las categorías inferiores hasta debutar con el primer equipo en Mestalla en abril del 2011.
Desde entonces, Nacho ha disputado 13 temporadas completas en el primer equipo, en las que jugó 364 partidos y ganó 26 títulos, el que más tiene en la historia del club. Además de títulos, Nacho deja un legado imborrable. Como capitán, se ganó el respeto de todos sus compañeros. Con algunos, como Carvajal o Lucas Vázquez ha compartido más, con otros, como Bellingham, solo un año. Pero todos le han dedicado palabras de agradecimiento y respeto. “Te vas de tu casa como lo que eres, una Leyenda, los que te conocemos sabemos lo que le has dado a este club, eres madridismo puro”. Fueron las palabras que le dedicó su compañero y amigo Lucas. Bellingham publicaba en un post de Instagram que Nacho fue “un líder, un ejemplo a seguir, el capitán perfecto”, y le agradece por lo que le enseñó en tan poco tiempo.
Es complicado conseguir un jugador que reúna todos los valores del club. Nacho tuvo HUMILDAD para trabajar todos los días en las categorías inferiores del club con la ILUSIÓN de algún día poder debutar. Desde que debutó Nacho ha sido un ejemplo de SACRIFICIO, sabiendo que no iba a jugar siempre, fue un jugador que estuvo disponible cuando se le necesitó. Y sobre todo, supo luchar HASTA EL FINAL. A pesar de una carrera con altibajos, el fútbol le dio la recompensa que merecía. Nacho salió del Real Madrid como capitán del equipo, levantando la Liga, la Supercopa de España y la decimoquinta Champions en Londres. Gracias a su gran trabajo, se ganó un puesto en el once titular del equipo y se fue en su temporada más exitosa a nivel de minutos.
Nacho será recordado como un futbolista fiable, un líder, y un capitán que siempre supo llevar la bandera del Real Madrid con honor
Nacho será recordado como un futbolista fiable, un líder, y un capitán que siempre supo llevar la bandera del Real Madrid con honor, disputando cada balón como si fuera el último, anulando a delanteros como Haaland, Lewandowski o Kane, y sabiendo que la camiseta del Madrid es blanca. Nacho la manchó de sudor y barro, pero jamás de vergüenza.
Pudiendo tener un homenaje, o una despedida de altura, Nacho prefirió irse como llegó, en silencio y con bajo perfil. A pesar de no tener una despedida institucional, el último capitán blanco recibió cánticos de “Nacho, quédate” de las 80 mil almas que asistieron al Bernabéu en la celebración de la 15.
El legado de Nacho va desde los jugadores del primer equipo hasta todos los que forman parte de la cantera y sueñan con algún día formar parte del primer equipo, por eso solo podemos decir 6racias, Nacho.
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Creo que Nacho se va tranquilo y con la,satisfacción del deber cumplido y más allá.