España estaba por aquel entonces desprendiéndose de la resaca de un verano sin duda diferente, que debía servir de punto de inicio hacia nuestra insoslayable modernización; Curro y Cobi comenzaban a ser historia, y los españolitos volvían a sus quehaceres en septiembre de 1.992.
Sin embargo, el otrora niño que ahora escribe, soñaba esperanzado con que el Real Madrid le comunicara que había superado las pruebas realizadas en las postrimerías primaverales, y que se incorporaba a ser jugador del Club de sus amores.
Jamás olvidaré cuando mi padre llegó a casa y me dijo que el sábado tenía que ir a la antigua Ciudad Deportiva, que me habían seleccionado para formar parte de uno de los equipos del extinto Torneo Social que ideó el gran Miguel Malbo.
Puedo afirmar que los dos años que duró mi aventura vistiendo la camiseta del Real (aunque fuese en el Torneo Social) fueron la conjunción perfecta entre el amor por el Madrid y la pasión por el fútbol.
Mis habilidades balompédicas no dieron para más, pero mi proyección sobre lo que debe sentir un madrileño, madridista y canterano, siempre se presenta cuando desde mi abono disfruto de nuestro Real.
Y sin duda, el jugador que mejor ha representado esos sentimientos duales, tanto de orgullo de pertenencia, como de respeto a la institución, es Nacho.
Futbolistas como Nacho hacen que crezca la leyenda del Real
Es absurdo e innecesario enumerar y destacar sus grandes dotes futbolísticos; sin ambages puede afirmarse que ha rayado en alguna temporada a la altura de los mejores centrales del panorama europeo; su falta de continuidad en el once del Madrid sólo es debido a la máxima exigencia del Club, que alinea permanentemente a jugadores insuperables.
Y su ausencia de más entorchados con el combinado nacional sólo se explica desde el abyecto e intrincado virus del antimadridismo, que ataca también a profesionales, siendo alguno tan hábil de opacarle, por ejemplo, por el gran Eric García. ¡País!
Pero sin duda alguna destaca sobremanera como perfecto embajador del Club, con la dificultad de ser futbolista en activo. Jamás ha tenido una mala palabra, ni para un compañero, técnico, dirigente o afición, madridista o de terceros. No se le recuerda un mal gesto, por muy mal que le fueran las cosas. Futbolistas como Nacho hacen que crezca la leyenda del Real.
Es una inmensa alegría que continúe en el Madrid al menos un año más. Pero es un bonito gesto del destino que vaya a ser el Capitán en el año que se inaugurará el nuevo Chamartín.
Es un bonito gesto del destino que vaya a ser el Capitán en el año que se inaugurará el nuevo Chamartín
Su foto quedará para la historia, al lado de la de Dani Carvajal, poniendo la primera piedra de la Ciudad Deportiva.
Pero lo que no sabe Nacho es que en esa foto no saldrá retratado sólo él, sino que estará representando a miles de niños canteranos (pasados presente y futuros), que un día soñamos con ser los capitanes del primer equipo.
Getty Images.
Nacho ETERNA LEYENDA
Gracias por todo lo que nos estas dando.
ERES Y SERAS UN EJEMPLO