La última gran dama del Hollywood dorado
Nos dejó anoche la gran dama del Hollywood de los años dorados, la superviviente del cine de los grandes estudios de los años 30, 40 y 50. Su papel más recordado es todo un canto al madridismo más resistente a los ataques de los rivales. Un “Capellismo” absoluto significa su papel de Melania Hamilton en “Lo que el viento se llevó”, desposada con el apuesto Ashley Wilkes, en la que resiste durante 3 largas horas de película y un periodo de varios años los embates ofensivos de Escarlata O’Hara (eterna Vivien Leigh) por arrebatarle a su amado Ashley. Digno empeño -y logro - de una defensa férrea y numantina liderada por la formidable pareja de centrales Hierro-Alkorta y con la portería bien defendida por el cancerbero teutón Bodo Illgner. Y eso que Escarlata atacaba con más peligro que el mismísimo Ronaldo Nazario en su mejor momento de forma, cual manada de elefantes en estampida.
Olivia demostró claramente sus tendencias merengues cuando compartió nada menos que 7 veces la cabecera del reparto con Errol Flynn en sus distintas facetas de espadachín, aventurero y pirata. Le dio buena réplica a su Robin de los Bosques como Marian, al General Custer como su abnegada esposa, al Capitán Blood como Arabella Bishop o como Elsa Campbell en la gloriosa “La carga de la brigada ligera”, muchas de ellas filmadas bajo la sabia mano del autor de “Casablanca” - guiño claro al madridismo - , Michael Curtiz. Enfrentarse a un animal del celuloide como Errol Flynn, un héroe madridista como pocos, un Puskas cinematográfico, no resultaba sencillo, y la gran dama De Havilland lo hacía con la sencillez con la que Emilio Butragueño se quitaba de en medio defensas del Cádiz bailando sobre el alambre de la línea de fondo del Bernabéu.
Pero no crean que Olivia tan solo hacía papeles de mujer sumisa y complaciente de siglos pasados. Logró dos estatuillas del Oscar de Hollywood en roles de mucho carácter, en especial en “La heredera” de William Wyler, en la que se come literalmente a su pareja Montgomery Clift, como hacía Mourinho en las ruedas de prensa con los reporteros que pretendían hacerle sombra, o en la semi desconocida en España “Vida intima de Julia Norris” (titulo original “To each his own”), en un drama plañidero cuyo único interés es precisamente el trabajo inmejorable de Dame Olivia.
Eterna competidora de su propia hermana - la también oscarizada Joan Fontaine -, Olivia supo retirarse poco a poco y dignamente de la profesión - como un Pirri o un Amancio -, sin mendigar papeles alimenticios ni arrastrar su prestigio. Su último gran papel fue en la obra maestra de Robert Aldrich, “Canción de cuna para un cadáver”, en un duelo majestuoso frente a su rival de la productora Warner Bros., Bette Davis, en un reparto de muchos quilates dónde participaron también Joseph Cotten o Agnes Moorehead, glorias de las primeras películas de otro genio madridista como Orson Welles.
Descanse en Paz a sus 104 años Dame Olivia de Havilland, a quien hace pocos meses se vio fotografiada montando felizmente en bicicleta, dando un recital, una vez más, de un carácter jovial y positivo, en lo que ha sido un adiós definitivo a las estrellas de los grandes estudios que, tras la marcha de Kirk Douglas y de Olivia de Havilland, ya solo permanecen entre nosotros en nuestros recuerdos y en las copias de sus DVD.
Enhorabuena. Has vuelto a fundamentar sin dejar lugar a dudas y de manera lógica y entretenida que la protagonista era del RM.
Muchísimas gracias, Antonio!
Una pena la pérdida de Olivia de Havilland, la última grande de aquella época de Hollywood. Aparte de los atinados elogios del autor hacia la actriz y a su madridismo no confeso, encuentro otros interesantes paralelismos en su vida que delatan dicha condición, como el hecho de trasladar su residencia definitica a París en 1956, el año de la primera Copa de Europa de los nuestros. No creo que fuera casual.
Por otro lado, el desprecio que siempre mostró su hermana Joan Fontaine por sus éxitos nos remite a reacciones similares de nuestros vecinos madrileños.
Y el detalle definitivo: el modo en que la actriz se entrentó al establishment hollywoodense en los 40, juicios incluidos, clara señal de inconformismo madridista y denuncia de los que controlan el sistema. DEP la gran Olivia.
Detalles buenísimos por tu parte, Barney. 1956 en París e inconformismo indomable. Madridismo para negra! Abrazo.
Lo cierto es que creo que no soy demasiado "peliculero". Y aún menos un experto cinéfilo. Pero, me gusta el cine y tengo mis directores favoritos. Con actores y actrices creo que el espectador establece , en general una especie de conexión que, independientemente de las similitudes de la vida de cada cual con el film en cuestión, tiene que ver con la existencia vital. Por eso, cada vez que muere alguien que forma parte de nuestro imaginario colectivo y escenario emocional nos impacta de tal manera.
Olivia de Havilland es una de aquellas actrices que habré visto en algunas películas sin ser consciente de quien era, ni de asociar imagen y nombre, como si podría hacer con Bette Davis, Mae West, Katharine Hepburn , Marilyn Monroe , Meryl Streep...
Con las muertes de Morricone, Olivia, Maureen O'Hara, Di Stéfano, Rosa María Sardá y otras figuras mediáticas , también morimos-vivimos un poco nosotros. La vida es una serie continuada de pérdidas y duelos.
https://www.lavanguardia.com/cultura/20200726/482531295889/olivia-de-havilland-muere-fallece-hoy-actriz-lo-que-el-viento-se-llevo.html
Nada más que añadir. Tan sólo agradecer estas líneas de comentario, Floquet de Neu. Un abrazo.
Este artículo es el mejor homenaje que se le podría hacer a Dame Olivia. 104 años de verdadero señorío madridista. DEP, siempre nos quedarán sus películas.
Muchas gracias, amigo, y sobre todo muchas gracias a Dame Olivia por tantas películas y tantos momentos.