Mucho més que un club

Hay quien, por candidez, inexperiencia o simple ignorancia, aún pregunta a qué viene eso de més que un club que suele decirse para definir al F.C. Barcelona. Tradicionalmente se ha atribuido tal expresión al carácter sociopolítico de la entidad, que excede los límites de un campo de fútbol para convertirse en un elemento vertebrador de la sociedad catalana, en uno de sus principales emblemas, cuando no en un modo de hacer política por medios en principio alejados de lo político. Sin embargo, caben ya desde hace tiempo otras interpretaciones de la expresión mencionada, y hoy puede que ya quede claro para los restos por qué el Barcelona constituye una excepción digna de ser analizada con parámetros ajenos al mero juego, no sabemos si demasiado virtuosos.

Es tan especial el Barcelona, tan peculiares son sus modos, tan libres son sus hechuras, que es capaz de subvertir el tópico de "hecha la ley, hecha la trampa" para fijarlo justo al revés: "hecha la trampa, hecha la ley". Resulta que Neymar está sancionado para el Clásico de mañana, pero no todo está perdido para el més que un club, siempre quedan opciones llenas de inventiva y audacia, acaso porque nosotros, que hemos inventado el fútbol moderno, también podemos inventar los despachos modernos y hacer llegar un recurso en el plazo que a nosotros nos salga de los valors para intentar adelantar al TAD por la derecha y que acabe jugando Neymar gracias a nuestra particular interpretación de la ley.

Dirán algunos que esta interpretación se acerca mucho a pasarse la ley por el forro de la humilitat, pero qué más nos da a nosotros lo que digan los demás si hemos sido capaces -con dos collons- de llamar remontada al mayor escándalo arbitral jamás visto desde aquel otro de Stamford Bridge, qué más nos da a nosotros lo que se opine por ahí, en tierras lejanas, si para hacer digerible nuestra "remontada" hemos asemejado el Aytekinazo a los errores arbitrales del Madrid-Bayern. Nosotros a lo nuestro, que aprovechando que a Mascherano no le pitan un penalti desde que era juvenil, esto del TAD se nos antoja una jugada sencilla, llena de pizarra y tiki-taka. Y ojo, que como no nos hagan caso y nuestra ley no impere sobre la ley, haremos que Luis Suárez se persone en las oficinas correspondientes, choque contra una máquina de refrescos, un mueble o directamente se arroje a los pies de un miembro del TAD para pedir ya no penalti -por supuesto clamoroso- sino daños y perjuicios. Menudos somos. Més que un club, oiga usted.

La versión de los hechos que da la prensa catalana es, digamos, menos detallada, más de soslayo, pero no crean ustedes que esto es porque no les guste informar a nuestro amics de Mundo Deportivo y Sport acerca de un trámite cuanto menos irregular, qué va, jamás de los jamases. Si pasan por encima de la artimaña administrativa es solo porque lo que importa hoy es Messi, cosa rara por aquellos lares.

Se viene el Clásico y el més que un club no solo se agarra al uso torticero del papeleo, sino también al crack de Rosario, ese que siempre aparece en las grandes ocasiones, como por ejemplo en la eliminatoria (muy eliminatoria para el Barcelona, absolutamente eliminatoria, otra vez eliminatoria) de cuartos de final de la Champions contra la Juventus de Buffon (sí, es oficial que Buffon fue el portero del equipo italiano tanto en la ida como particularmente en la vuelta, aunque escasean los planos televisivos del icónico portero en el Camp Nou).

Así que ahí van dos portadas con Messi en primera plana, otra dos, y ya van infinitas más dos. Pero son pocas, él todo lo merece, porque repetimos, Messi siempre aparece en los grandes partidos, no como Cristiano, que se esconde, que no influye en el resultado, que se amilana cuando más toca figurar, que le mete cinco goles al Bayern no porque el portugués aparezca en los grandes partidos, sino para que el ventilador de los tópicos antimadridistas pueda renovar su maquinaria y estar en perfecto estado de revista y mejorarse a sí mismo y no parar de esparcir lo que esparcen ese tipo de ventiladores.