Como un reflejo pavloviano, cada vez que el Real Madrid C. de F. tiene un resultado adverso (este año hemos sufrido dos, además de una derrota ¿por la mínima? en los despachos de señores que nos regañan por jugar al balón dentro de casa), se alude al modelo. O a la falta de modelo, más bien. Se inician entonces sesudas conversaciones en bares y en cuentas de tuiter . Son de tal calibre que dan ganas de pedir el aplazamiento de las elecciones generales.
¿Pero qué es el dichoso modelo? Nadie lo sabe. Si se encontrara la piedra filosofal del modelo madridista, se acabarían todas esas charlas interminables y España ya no se podría vertebrar un segundo más. Ya saben que el desastre madridista parece ser la única cohesión posible en este país. Y por desastre se entiende hasta ganar 8-0 en Copaduropa a unos suecos, claro está. Menos mal que no eran daneses, que a ver cómo pedimos luego asilo político en Jutlandia.
Algunos afirman que el modelo del Madrid es no tener modelo. Que siempre se ha ganado pese a que todo era una calamidad y que la victoria era sencillamente algo consustancial a la institución. Me gustaría haber visto al Madrid de Di Stefano en la época de tuiter, a ver qué lindezas se le hubieran dedicado a la curva de la felicidad de Puskas. Ya no te quiero contar con la Quinta del Buitre y las particularidades del señor Martín Vázquez...
Pero nos desviamos del asunto que nos atañe: el modelo. Estábamos enfrascados en todo tipo de guerras cruentas ante horrores tipo ganar una Champions ante el máximo rival de la ciudad cuando nos encontramos, zasca, con un modelo bien cercano: El Lolaso. De manera inexplicable, inasible, el madridismo se ha identificado por arte de magia con unos chicos altos vestidos de blanco que, más que ídolos, han pasado a ser amigos. Si Rudy se lesiona no tememos por lo que significa la baja deportiva, sino que le queremos dar un abrazo. Si pudiéramos, haríamos turnos en el hospital y le llevaríamos un pen drive con capítulos de The Office para que pasara un buen rato.
Sí, ganar ayuda. Y el Lolaso ha ganado mucho, tanto que la temporada pasada fue perfecta: nadie nunca cosechó más títulos en un año en el baloncesto europeo, poca broma. Pero hay algo más, un elemento etéreo que provoca mariposas en el estómago y colores en los carrillos... Amor. O si no que me expliquen cómo puede ser que deseemos que un argentino de treinta y seis años nos adopte como hermano mayor, o que Pablo Laso sea designado segundo padre honorífico, alguien a quien ir a contarle que tenemos miedo por las noches y que se nos escapa una lágrima rememorando el pasado. De Jaycee Carroll no diré nada, que no estamos en horario de dos rombos.
Como todas las cosas que no se pueden explicar, estas parecen naturales, eternas. El Madrid de baloncesto es un axioma que se define a través de la virtud: sencillamente es, ocurre, existe. Algún día se acabará la pasión de tanto usarla, pero el ahora es un momento suspendido en el tiempo en el que cada americano que llega al club parece haber nacido en Príncipe de Vergara. ¿Son todos buenos tipos? Puede ser. Pero es más factible que al llegar se vean impregnados de ese hacer las cosas bien que preside la sección y sepan que han encontrado un hogar, algo en lo que cobijarse. Me juego la vida que Tremmell Darden le dijo al oído a Sergio Rodríguez en la Final Four del año pasado: “Ojalá ganéis vosotros”.
Las derrotas llegarán, quizá hoy en casa de nuestra némesis europea alojada en Baviera. Sería un golpe, pero uno incapaz de derrotarnos, porque sencillamente hemos pasado a otra dimensión: la de la inmortalidad, la del alma. Es como ese espacio irreal ajeno al que iba Matthew McConaghew en Interstellar. Lolaso es ya mítica, leyenda. Yo vi jugar al Madrid de Pablo Laso.
Como las comparaciones son odiosas y cada realidad es distinta, resulta imposible trasladar la verdad del baloncesto al fútbol. Se trata de encontrar nuestro propio relato, ese halo de luz que nos marque el camino y que no emane de ningún dedo concreto. Mientras la épica del Lolaso se hace carne, el hacer las cosas bien del fútbol (que mira que lo intentamos) se nos escurre entre las manos, incapaces de entender qué sucede y por qué Gareth Bale y Cristiano Ronaldo se dibujan como jugadores de subbuteo, como si estuviéramos viendo partidos en diferido.
Al final, nos preguntamos de qué hablamos cuando hablamos de amor y no hallamos respuesta.
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El estilo del Madrid siempre se basó en tres pilares fundamentales: ganar, ganar y ganar, algunos también dicen que hay un cuarto, llamado: volver a ganar. Todo lo demás son filosofías baratas de tertuliano abominable.
A mí esto de los modelos me parece una milonga. Como en casi todo tipo de experimentos se basa en prueba-error hasta que se acierta. Durante años se nos ha intentado vender la "burra" de que el modelo Barça era el mejor. Cuál era ese modelo?. Pues ahí esta el truco: el modelo era este o el otro según convenga. Con Guardiola era un modelo basado en la cantera, que jugaba igual que el primer equipo y "fabricaba" jugadores en serie como si fuera una cadena de montaje. Años más tarde vemos que tampoco era este porque salvo la incorporación puntual de Sergi Roberto la cantera Barça brilla por su ausencia, en cuanto a jugadores nuevos para el primer equipo. Si hablamos de forma de jugar la cosa es más descacharrante. Suponiendo que fuera verdad lo que intentan vendernos, el Barça juega desde la época de Cruyff a lo mismo, que sería una traslación de la forma de jugar del Ajax. Sólo con repasar la lista de entrenadores que ha tenido el Barça desde entonces supondría deducir que esto es mentira. Lo mejor es cuando argumentas esto algún filósofo te cuenta que, esa especial forma de jugar, se basa en control del juego y buen trato del balón. Haciendo un simple ejercicio de razonamiento supondremos que este principio lo tienen todos los equipos Top. Y, haciendo memoria, convendremos que no todas las plantillas del Barça han tenido un buen trato del balón.
En resumen, que esto del modelo es como los comodines, te vale para justificar/atacar todo. Más bien como el Yeti, mucha gente habla de él pero nadie le ha visto
Lo del "modelo" no es más que otra subjetividad de la que se apesebran los que han de llenar "periódicos" y horas de "tertulias" con "análisis". Los entrecomillados los dejo a la libre interpretación de cada uno.
¿Modelo? Yo te lo explico:
Ganar, no rendirse y no hacerles ni puto caso a los de la acera de enfrente y demás escoria que pulula alrededor de nuestro RM. Hala, aquí tienen el modelo.
Otra cosa, el amor para los jugadores cuando se retiren y hayamos comprobado de qué pasta están hechos. Prefiero verlos como empleados del club que como unicornios achuchables, jueguen al baloncesto o al fútbol.
Desgraciadamente y salvo honrosas excepciones, los jugadores anteponen sus intereses a los del club, lo cual es humano pero poco favorable a los intereses de la institución. O directamente ponen a parir al club porque no saben ganarse la vida "de paisano" y es la única manera de que los llamen de los medios y ganen unos euros. ¿Verdad que sí Del Bosque, Martín Vázquez, Morientes, Valdano, Rincón, Sanchís, San José, Maceda, etc.?
Y no pierdan de vista lo que pasa por RMTV, que ya hay alguno con claros síntomas de Roncerización. Yo amputaría sin anestesia.
Y OTRA COSA MÁS: Nada de planes de pensiones por la cara para ex jugadores. El que venga a trabajar para el club una vez se retire, al menos que sepa hacer la O con un canuto. Miedo me da el advenimiento de Raúl el Madridista, dos años cobrando un pastizal del RM sin trabajar para él, impresentable. De estos ni uno, aunque hayan sido la repolla, que no es el caso tampoco.
Mi más sincero aplauso. Envida me da como hablan los ex jugadores del Barça de su antiguo Club, aunque les hayan echado a patadas. Lo defienden SIEMPRE y como diría R. Dees es como con la madre, con razón y sin ella.
Obrigado. 🙂
Para mí lo del modelo es una milonga del quince. No existe modelo más allá de la suerte de reunir a un grupo de jugadores talentosos y comprometidos a muerte con el club, con ambición y hambre de títulos. Si además tienes a las instituciones deportivas trabajando para ti y a los medios deportivos haciéndote campaña a favor, ya nadie ni nada te distrae del camino al éxito, ni siquiera tu afición porque está convenientemente educada por los medios para apoyar al equipo y a todos sus jugadores.
El Madrid de fútbol carece de casi todo esto, solo tiene buenos jugadores, lo demás le falta todo. Si el de basket ha podido darnos tantas alegrías es porque la basura de la prensa aún no ha metido mano, y que sea por muchos años, porque así el entrenador y los jugadores trabajan tranquilos sin q el ruido y los intereses mediáticos les aparten de su trabajo y la afición también ayuda porque no está contaminada por las corrientes de opinión de los medios.
Saludos
PLAS, PLAS, PLAS.
Es un aplauso, que se me olvida que esto es casi tuister. LOL