"Míster, ponme a mí de portero ante Las Palmas"

Para la inmensa mayoría del periodismo deportivo, y pese al 1-3, del partido de Balaídos salió reforzado el Celta de Vigo, que hasta la visita del Real Madrid estaba invicto y que había goleado a un temible Fútbol Club Barcelona (4-1) con todas sus estrellas a punto, mientras que Benítez debía reflexionar sobre lo sucedido en los últimos treinta minutos. ¿Reflexión?... No hace falta ninguna reflexión: lo que sucedió en los últimos treinta minutos, y milagrosamente no ocurrió en los sesenta anteriores, ya está flexionado y reflexionado y es simple y llanamente que el equipo, sin Bale, Benzema, Pepe, Kovacic o James, con Ramos infiltrado, con Danilo aún tratando de recobrar la forma y con Modric recién salido de una lesión, se vino físicamente abajo por la sencillísima razón de que alguien le puso un partido el sábado a las 4 de la tarde cuando los futbolistas aterrizaron en el aeropuerto el jueves a las 4 de la madrugada. Lo que pasó es que los Tattaglia soñaban con un descalabro merengue en París y un desastre en Vigo (no hay más que oír alguna de las preguntas que le hicieron al técnico blanco nada más concluir el partido) y ante el PSG empató aunque mereció ganar, mientras que ante el Celta, aunque sin tiempo para recuperar ni para preparar el encuentro, goleó al otro equipo imbatido de la Liga.

Imposible eludir el debate de la portería. Antes porque no las paraba y ahora porque va el muy cabrón (con perdón) y las para. Temerario, sin duda. Apocalíptico, diría yo. "Keylor, de nuevo el mejor... ¿Qué significa eso?", preguntaba un colega de la prensa. ¡Coño, qué va a significar, que Keylor es buenísimo!... Keylor Navas las para, y eso explica los 3 goles que el equipo ha encajado en 810 minutos, pero no las mete. Los goles, al menos en el Real Madrid, los marcan los delanteros, los de arriba, y resulta que el equipo blanco no es sólo el que menos goles recibe sino también el que más goles marca, en concreto 21. Del Atleti, que es el otro equipo que menos encaja, se destaca el bloque, la solidaridad, el sentido colectivo del juego; del Madrid se dice que "Keylor las para"... Y, ¿para qué se supone exactamente que está Keylor si no es para pararlas? ¿Qué quieren, que me alinee a mí Rafa Benítez bajo palos para equilibrar? La primera parte del Real Madrid en Balaídos, ante el equipo revelación de la Liga, con tres titulares lesionados y dos tocados y sin el tiempo necesario para descansar, fue espectacular, una exhibición de calidad, compañerismo y dominio de la situación, un baño. Y, dicho sea de paso, el ultradefensivo Benítez que tiene a su equipo como máximo goleador, le pegó un repaso táctico importante a Berizzo. En la segunda mitad sucedió lo que yo me temía que ocurriría en la primera y afortunadamente no sucedió: que el equipo notó el desgaste físico.

Yo lo entiendo todo. Entiendo que algunos chicos jovenes recién salidos de la Facultad piensen que el buen periodismo, el que les va a hacer destacar sobre el resto, el periodismo que les va a convertir en ricos y famosos, es aquel que acosa al presidente, al entrenador y a los jugadores del Real Madrid, que por cierto pasan olímpicamente de ellos. Comprendo su frustración al comprobar cómo poco a poco, lentamente, Benítez va armando un equipo en torno a una idea. Entiendo que habían depositado muchas expectativas en una semana que en teoría debía ser magnífica tanto para ellos como para sus respectivos medios de comunicación. La primera piedra de toque importante era el PSG porque, hasta que visitó París, el Real Madrid no había jugado contra nadie importante; después del 0-0, el equipo de Blanc no era tan fiero como lo pintaban e Ibrahimovic, que el día antes era un genio, estaba gagá. La verdadera prueba del valor del Madrid de Benítez, la seria de verdad, iba a ser el Celta; ahí sí que sí, ahí, en Vigo, donde le pintaron la cara a los Messi, Neymar, Iniesta y compañía, sí que lo iba a pasar realmente mal el Real: 1-3. Pero incluso ese marcador tenía una explicación: Claro, ¡si las para Keylor Navas, así cualquiera! Haya paz, Tattaglias, haya paz. Yo tengo la solución: "Míster, ponme a mí de portero ante Las Palmas".