El finde blanco empezó con el 25 aniversario de la Séptima, ¡Pedja Mijatovic, lará, lará, lará! y terminó con ¡Sergi Llull, loró, loró, loró! Y la Euroliga de los niños. Esa carita feliz de Hugo González en el partido de los mayores. Su colega Jan Vide, otro esloveno en la vida blanca, y todos. En un mismo día, el Madrid fue campeón de Europa dos veces. Cosas.
Es la leyenda que engorda. Mario Hezonja, que lleva tres días por aquí, lo explicó al final del partido allá en Kaunas: “Estas cosas solo las hace el Madrid”. Se refirió a:
1.- Ganar copas de Europa como churros.
2.- Hacerlo desafiando todas las leyes de la física, la química y la magia.
3.- Creyendo en lo que nadie cree.
Así gana el Madrid. Eso es lo que tiene loco al mundo. Ese embrujo único del imposible que deja de serlo. Una y otra vez. La noticia no es que gane el Madrid, lo ha hecho toda la vida. Es cómo gana: como nadie.
Esta Euroliga ha sido el último ejemplo. La final iba a ser un show, estaba escrito. La semifinal supo a poco. ¿Que era el Barça? ¿Y qué? La chicha es lo que hace el Madrid, el rival es un acompañante. Ganarle por 12 puntos fue bueno para el sistema nervioso blanco, faltó la brujería. Una auto canasta final de Mirotic, por ejemplo.
Le han pegado mucho a este muchacho en Barcelona, le acusan de rajarse en Europa. Bueno, por esa regla de tres a ocho o diez afamadísimos futbolistas del mismo Barça debieron ponerles en la frontera. 4-0 y 1-4, PSG. 3-0, Juventus, Liverpool, Roma y Benfica, aquella cosa del 2-8 con el Bayern, los últimos números ante Eintracht y United en la Europa League, no sé si me dejo algo. No me parece que lo de Mirotic sea peor.
Sí conviene destacar que el equipo del simpático Jasikevicius no ha sido campeón, pero sí el más regular: los dos partidos los perdió por el mismo resultado, 78-66. Con el Madrid y en la noble pelea por el tercer y cuarto puesto versus Mónaco. Muy meritorio.
La final iba a ser un show, estaba escrito. La semifinal supo a poco. ¿Que era el Barça? ¿Y qué? La chicha es lo que hace el Madrid, el rival es un acompañante. Ganarle por 12 puntos fue bueno para el sistema nervioso blanco, faltó la brujería. Una auto canasta final de Mirotic, por ejemplo.
Total, que el pueblo esperaba rock and roll en la final. Era imposible ganar plácidamente. El rival era de tronío, favoritísimo, y a los blancos les seguían faltando Deck, Yabusele y Poirier. Y otros varios estaban tiernecitos, salidos de lesión. La primera canasta del Madrid fue un triplazo de Ndiaye, en plan "tranquilos, que en el futuro seguiremos por aquí".
Y pasó. El Madrid acudió a la cita con otra remontada para la historia. Llull la firmó con todos de pie, corazón a mil, el reloj corriendo desbocado, 12 segundos uno abajo: ¿será posible? Lo fue. Y ganó. Como hace 25 años. Bueno, desde 1955, la Primera. Esta Copa de Europa es una de las más meritorias de la historia del club. Es para ponerles una calle. O 25, una por Copa de Europa.
Lejos de Kaunas jugó el equipo de fútbol. Perdió en Valencia. La Liga y el Madrid no se llevan. No fue un buen partido madridista, pero le birlaron un penalti, hizo internacional FIFA al portero rival, otro más, y por fin fue expulsado Vinicius.
Hubo tangana y el VAR sólo enseñó al árbitro la imagen del brasileño quitándose de encima a un rival que le tuvo rato agarrado del cuello. Casualmente, eso no se lo enseñaron a De Burgos. Casualidad con las imágenes, ya digo. A Vinicius le llamaron mono cuando llegó al estadio y luego mono, malo y tonto.
Tela con el racismo, nos están poniendo a caldo sobre todo en Brasil. Pero no pasa nada, dice con razón Ancelotti. De un puente en Madrid han colgado un muñeco representando a Vinicius. Jueces y fiscales no ven nada raro. La policía catalana no supo dar con uno de los pioneros, el tipo que hace dos años vejó al brasileño en el Camp Nou. ‘Tutto archivatto’, Carlo.
Es racismo asqueroso, claro. Conviene añadir que es también un ataque permanente al mejor del Madrid. A Cristiano, blanco como la leche, le pasaba parecido. Fue costumbre lo de ¡ese portugués, qué hijoputa es! y demás lindezas.
Preguntan por qué no a Benzema, a Modric… Muy sencillo: consideran que hay uno más peligroso, más enemigo, más dañino. Que va y se revuelve, fíjense. Eligen un objetivo y no lo sueltan. Los demás tienen esa suerte. Blanco o negro, es el considerado bueno del Madrid por la chusma, la pieza a cobrar.
No, no es casualidad. Es de coña: Vinicius, la víctima, es estigmatizado. El bueno del Madrid no tuvo nunca vida fácil. Ahora es negro. Y hay lío, claro. Continuará.
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Bon día, amics. Nadie puede compararse con el Real Madrid. Nadie tiene el espíritu de superación que atesora el Real Madrid. Es algo que nunca comprenderá el indio; mucho menos, aún, el asfixionao y sosi nazional-culerista.
Nunca comprenderé la manía que tienen algunos de faltar a las naciones indias, equiparándolos a los seguidores del Atlético Aviación. Sorprendente al menos para mí
De las situaciones más duras, es de donde se sacan los mayores remedios.
Por buscar un punto bueno a esta situación tan putrefacta, el toque internacional va a servir para que se endurezcan las penas contra el racismo en los estadios
Ya verás cómo al primer estadio que sancionan es al Bernabéu. No cotiza en las casas de apuestas.
Cuando llega el autobús a Mestalla ya hay cientos (o miles) de personas gritando "mono, mono". El Real Madrid no debería haberse bajado del autobús: directamente al aeropuerto o la estación y de vuelta a Madrid.