El otro día me di una vuelta por el estadio. A un tío como yo que sigue admirando abrir un grifo y que salga agua, esas obras le parecen magia. Hablé con un par de paisanos, gente entrañable que también iba ver la cosa.
Gente a la que la construcción excita. Les gusta acercarse, ver, imaginar. Cuando Gallardón levantó Madrid, el pueblo tuvo años de gran diversión. En Barcelona lo fueron las obras olímpicas. O antes, cuando enterraron la calle Aragón. Una de las atracciones de Sevilla el siglo pasado fue levantar los pabellones de la Expo. Bilbao y el Guggenheim, y así.
La charla derivó en lo que van a costar y llegamos a una conclusión la mar de interesante: deberían sufragarlas los fondos europeos. Tiene su sentido. ¿No nos cuentan que muchos no han sido ejecutados? El Madrid los emplearía bien y hace feliz a todos. Unos, por madridistas y los otros por existir y poder criticarle. Un dinero bien empleado. Se me ocurrió algo definitivo, la reflexión final: sin duda estarían mejor y más aprovechados, no sé, 500 millones en manos de Florentino que de Irene Montero.
Los fondos europeos deberían sufragar las obras del Bernabéu. Tiene su sentido. ¿No nos cuentan que muchos no han sido ejecutados? El Madrid los emplearía bien y hace feliz a todos
Nos tomamos unos cafeses y uno de mis amigos propuso ir a ver la lona del Barça. No pude acompañarles. Ni un reproche a la ocurrencia en sus labios, oigan. Ambos, socios del Madrid. Una salida sabia por su parte, si acaso: abrir una tienda es empleo, que vendan mucho. El Barça crea riqueza en Madrid y eso es muy bueno.
Lo de la pancarta ha encabritado más al barcelonista que al merengue. La reacción de este me recuerda a mi abuela cuando sufría una de mis gansadas. La gran Guille se limitaba a decir “el niño es muy gracioso”. Y se daba la vuelta. Y hasta la próxima.
El merengue considera a Laporta eso, un gracioso. Espera la próxima, echa unas risas. Fundamental siempre y más ahora que se ha ido Piqué y el Barça ha perdido mucho, en el campo y fuera. Risas y emociones que en el fútbol… Lo contentos que estamos ahora con el Francia-Inglaterra: después de 16 días de Mundial, y 50 y pico partidos, llega uno serio.
Aquí lo más casi siempre es un Clásico y fíjense que después de que el Barça prefiriera la Europa League, le gustó la experiencia, no volverá por el Bernabéu hasta octubre de 2023 como poco. ¡Se habrá hecho viejo el nuevo estadio! Sí, si, a lo sumo una eliminatoria de Copa. Un desastre.
A mucho culer, que lo que siempre fue culé es ahora culer, en cambio la cosa le encabrita. ¡Eso es complejo! ¡Ni en broma el Madrid abriría una tienda y diría que Kubala era madridista! O el gran Winston Bogarde. Complejo. Claro. Es el diagnóstico. Es superior a sus fuerzas, algo inevitable. ¿Qué ha querido el Barça toda su vida? Ser el Madrid.
Por lo demás, y vamos acabando, un abrazo a la Fiscalía que marcó una pauta jurídica con lo de Vinicius. He seguido con atención las reacciones de La Galerna, Jesús Bengoechea, Athos Dumas y tal pues también dictaron doctrina. Imposible mejorarles. ‘Nihil obstat’. Si acaso un matiz: Vinicius salió indemne. No hubiera sido descabellado que hubieran abierto diligencias contra él. Me lo temí: que consideraran que la culpa fue suya. Por intentar meter goles, por bailar, por quejarse si le pegan, todo eso.
Es curioso que el Mundial lo juega como en el Madrid y no le patean ni ha salido nadie diciendo que provoca y todas esas cosas. No adivino rival alguno que le trate estilo Liga ni afición que pueda acabar en un juzgado. Ahora, Brasil-Corea. Veremos, pero no pinta. El muchacho se ha limitado a decir “paciencia” y “¡Hala Madrid!”. Se le nota aliviado. No le han metido un puro. Todo se andará.
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