Oigo refunfuños a mi alrededor. Es por el turquesa. El turquesa a mí me gusta. Es como provenzal. Me imagino paseándome por mis viñedos con mis pantalones color turquesa y con mi perro (pongámosle de nombre Messi, como el de Isco) siguiéndome los pasos. No sé cual es el problema. Un problema, pienso yo, es la transmisión. Es como cine de barrio. Carreño es José Manuel Parada y Camacho parece Joselito recordando sus éxitos infantiles. No sé dónde estará el pianista. No debe de andar lejos. Lo que no está lejos, lo que está ahí, en realidad, es el estilo del Barsa cuya estrategia más destacada hasta el minuto veinticinco (perdonen que vaya tan rápido), y a pesar de la emoción de la locución, es la presión sobre el árbitro a propósito de Casemiro. Lo sucio. Lo bonito lo hace el Madrid. Y nadie lo dice. Cómo lo van a decir. Para eso tendría que salir por lo menos Conchita Velasco en plena juventud, qué se yo.
El ataque barcelonista es mucho ruido que atenúa una estupenda defensa madridista que sin embargo regala la pelota en la salida. Es el toque, nada preocupante. El balón del Madrid es corto y de ahí vienen los arreones culés. Yo creo que son humo pero habrá que esperar. De Isco, de Kovacic o de Marcelo puede salir en cualquier momento un ramo de flores para Piqué, por ejemplo. Subir el volumen en los oídos del árbitro. Esa es la consigna barcelonista. Me sobresaltan Carreño y compañía cuando no miro el televisor. Luego veo la repetición y sólo es el ruido, en efecto. Qué le pasará a esa gente. ¿Por qué Camacho cada vez que elogia la acción de un madridista elogia a continuación a un barcelonista, la mayor parte de las ocasiones sin motivo?
Lo del Barsa es todo escaramuza loada impunemente por esos bardos de saldo. Toca el pianista. ¿Quién es el pianista? Nada dicen Parada, Joselito, nada de cómo sienta en carrera Karim a Gerard o de cómo Isco en la media vuelta pone a Busquets de remolque para irse de puente a Benalmádena. Lo primero era el dos a cero y lo segundo es la amarilla para el centrocampista catalán. Keylor está todo para Suárez e Isco está todo para nuestros ojos. Este Isco no es ese Ijco, Ijco. Este Isco es el dueño del viñedo con sus pantalones turquesa. Ya está Cristiano y es uno de los nuestros. No le importa hacer recados de poca monta al contrario que a Messi, que sólo quiere que lo dejen en la puerta de los clubes con su abrigo de chinchilla. Lo que necesita Bale son campos verdes. Ya lo estamos viendo. Esto nos lo ha enseñado Zidane. El abanico del Madrid es temible. Se pliega y se abre, se pliega y se abre y entre medias Cristiano aparece, a pase de Bale y de tacón. Marca un gol que se anula. Qué defensa es esa que saca todos los balones como con gancho.
Magistral!
Impresionante.
Y asi diez años
Magnífica crítica pero son treinta años, si no le importa. ¡Qué cruz!
Con crítica me refiero al artículo.
Muy bueno
Gracias
Magnifico articulo, un oasis de placer de lectura, entre tanto " Equidistanciadismo"
Sublime, simplemente!!!