He empezado a sospechar la razón por la que Messi no triunfa con Argentina. Aunque no es exactamente, ni mucho menos, que no triunfe. Es una cuestión tan íntima que produce hasta pudor. Es un poco la historia de Moisés. Moisés era un niño judío que fue criado como un príncipe de Egipto. Aquí podríamos decir que Messi sería un bilbaíno que fue criado como un ídolo argentino, residente en Barcelona, del balompié. Pero no había nada de argentino. Si Moisés, en quien no había nada de egipcio, cuando supo la realidad de sus orígenes, abandonó la corte del faraón para guiar a su verdadero pueblo, ¿hará lo mismo Lionel cuando se entere de que su cuna es vizcaína y no rosarina?
Observen otra vez la impactante fotografía. Ese joven de aspecto tímido y beatleniano, como salido de Quadrophenia o de Tommy o de Regreso al Futuro, no es Lionel Messi por mucho que usted diga que lo es. Ese joven es Javier Clemente en 1969. Sí, sí. El Clemente de toda la vida, el joven entrenador laureado, campeón de ligas y Copas con el Athletic en los ochenta. Exseleccionador español y libio y camerunés, entre otros. Ese canterano león de diecinueve años, llamado a hacer historia en Lezama, vio demasiado pronto truncada su carrera como futbolista. Quizá fue aquella lesión la que le fue borrando el rostro aniñado tan reconocible para que no lo volviéramos a ver hasta hoy.
¿Qué sucedería en los años posteriores a su éxito temprano en los banquillos? En 1987, el de Baracaldo entrenaba al Espanyol de Barcelona, con el que quedó subcampeón de la UEFA. En 1987, el año en que nació Messi, Clemente vivía en Barcelona. El nebuloso cerco se estrecha fantasiosamente. ¿Dejaría Clemente a su vástago genial sobre una cesta para que lo condujeran las aguas del Llobregat directamente a la Masía? ¿Sabía el joven entrenador bilbaíno que aquel era el único camino para el perfecto desarrollo profesional de su semea? ¿Quizá quiso Javier Clemente apartarlo de sí para alejar los malos augurios de su propia carrera y de la limitada trascendencia de los talentos vizcaínos?
La débil pista se pierde después. Los anales dicen que Lionel Messi nació en Rosario (Santa Fe) en Argentina, y que a los trece años se establece en Barcelona. Pero LA FOTOGRAFÍA pone en duda la documentación de los hechos. ¿Y si no se llamara, o no se hubiera llamado, Lionel? ¿Y si hubiera sido Andoni, Imanol, Patxi o incluso Javi? Siento escalofríos al pensar que el mayor prodigio de la Masía en realidad es el mayor prodigio de Lezama, un auténtico hijo del Nervión argentinizado y catalanizado. Esta tiene que ser la razón de su difícil relación con la albiceleste.
Por sus venas corre la euskalduna sangre que no brilla con la plata, del mismo modo que sí brillan los destellos rojizos del característico cabello clementiano, o clementino, que se aprecian ya en las cejas del prometedor Javier y en la barba que hemos visto durante un tiempo de Lionel. ¿Y si el padre conocido de Messi fuera un primo emigrante del actual seleccionador de Euskadi que adoptó ese apellido para desvincular del todo su procedencia? LA FOTOGRAFÍA principal, y también la que adjuntamos sobre estas líneas, nos dejan todas estas preguntas. ¿Se imaginan que un día, mientras el Messías pasea a su perro por la serralada del Garraf, se le aparece una zarza ardiendo que le ordena renunciar a todo para defender la camiseta rojiblanca?
Yo sólo veo a Bartomeu negándose con rotundidad a semejante destino final, provocando con ello el comienzo de las siete plagas del FC Barcelona.
Fotografías Getty Images.
Bueno, sangre euskaldun poca, que los padres de Clemente eran de Palencia. Que Clemente naciera cerca de Bilbao (donde Dios no hizo nacer a su hijo unigénito, porque quería un origen humilde) no creo que transmita sangre vasca a Messi, pues Barcelona, aparte de ser la cuna de la civilización occidental (muy por delante de Atenas) no tiene nada que ver con la sangre vasca.
Un progenitor de Barakaldo y ningún apellido vasco,...aunque pensándolo bien león en vascuence se dice lion. Y el Athletic son los leones. O sea que la hipótesis de la paternidad es muy probable aunque no creo que Messi fuera aceptado como profeta por los vascos
Dos gotas de agua... Jajajaja.
Si Messi hubiera salido de Lezama, se lo hubieran vendido al Barsa sin problema.
Joder con Clemente,..
Ostras, ¡qué bueno!.
Me dicen que el de la segunda foto es el hermano de Leo y me lo creo.