En ocasiones vivimos situaciones que no encajan con nuestro orden mental. Circunstancias tan excepcionales que inconscientemente tratamos de pasar por alto como si se tratase de un frame defectuoso al que conviene no prestar atención. Son gusanos cuánticos que nos conectan con el futuro y que por tanto están cargados de significación, que nos avisan de todo aquello que está por venir. En el clásico de este domingo, millones de personas pudimos experimentar un instante de esa naturaleza.
Tan solo habían transcurrido tres minutos desde que Vinicius marcase el 1-0, cuando Leo Messi quedó en posición adelantada, con el balón controlado, a quince metros de la frontal de Thibaut Courtois. En sus inmediaciones, apenas Marcelo, algo escorado a su derecha, a no menos de dos metros, y Raphaël Varane, a su izquierda, a por lo menos cinco. A casi nadie se le pasó por la cabeza que el argentino no se plantase ante el guardameta belga y pusiese el empate en el marcador. Dado el registro de antecedentes que almacenaba nuestra memoria la amígdala activó todas las alarmas. Todavía quedó un margen para apretar las nalgas, agarrándonos a una intervención divina del portero, pero sabíamos que las opciones eran escasas.
Y entonces ocurrió aquello que no entraba en ningún cálculo de probabilidad.
Marcelo aceleró su carrera y en apenas unos segundos pudo recortar su distancia con Messi, cruzarse frente a él, lanzarse al suelo, rebañar el balón y desestabilizar al delantero azulgrana que ya no pudo proseguir la jugada. Aquello no había ocurrido, nos dictó con prontitud nuestro cerebro, que procedió a obviar el recuerdo para sortear el cortocircuito.
Eppur si muove.
En este caso, nos referimos a Marcelo, que ganó por velocidad al futbolista más rápido, con balón controlado, del mundo. Pero realmente, lo que presenciamos fue un salto en el tiempo. Un aviso a navegantes que ha congelado el alma de los barcelonistas mucho más que el marcador con el que finalizó el encuentro o que la clasificación del campeonato: el Lionel Messi que disputó el balón con el defensa brasileño era aquel que está por venir, aquel que llegó del mañana para mostrarnos lo que nos deparará un futuro no tan lejano.
Ahora podemos presenciar a un Messi que ya no es decisivo en partidos de primer orden. Así lo refrendan las eliminatorias de Turín (2017), Roma (2018) y Liverpool (2019). O una estadística todavía más contundente: el argentino no marca ni asiste en un clásico desde la marcha de Cristino Ronaldo del equipo blanco. Y ya se han disputado cinco. De sus 18 goles en Liga, 5 se los ha marcado al Eibar, 3 al Mallorca, 3 al Celta, 2 al Valladolid, 1 al Granada, 1 al Alavés y 1 al Levante. Si contemplamos los 8 primeros clasificados, tan solo le ha marcado un gol al Atlético de Madrid y otro al Sevilla. En sus cuatro partidos con equipos de cierta entidad en Champions esta temporada (dos contra Borussia Dortmund, Inter de Milán y Nápoles) también ha logrado un único gol. En estos casos - y contra los ocho primeros de LaLiga -, nunca abriendo marcador.
Pero lo sucedido en el Santiago Bernabéu, durante ese desajuste en el espacio tiempo, ocurrido en el minuto 74, no tiene que ver con el marco actual. No hablamos simplemente de un jugador venido a menos. De hecho, Messi es el actual pichichi, un futbolista capaz de mantener todavía (aunque con alguna red) a un equipo en claro declive en la lucha por el título de Liga. Lo que sucedió en ese momento fue que nuestro querido Marcelo, un orfebre del pase y el quiebro, un artista capaz de trazar arabescos con el balón en los pies, pero siempre desde la pausa, un defensa delantero al que se le hace tan cuesta arriba volver como cuesta abajo irse al ataque, este Marcelo, al que los años han hecho mella hasta no poder disputar una carrera contra ningún delantero veloz, consiguió ganarle una a Lionel Messi partiendo de varios metros de desventaja y hasta robarle el balón.
A un Messi venido de un futuro cercano. Un Messi que se termina. Y eso es lo que realmente tiene acongojado a todo el barcelonismo hoy.
Esas son exactamente mis sensaciones para ese momento.
Y hablando de sensaciones, me llama la atención que, de un tiempo a esta parte, estemos más esperanzados por que le llegue el declive a Messi que por lo que pueda hacer nuestro equipo.
Espectacular momento. El futuro se nos mostró, todos lo vimos.
Dentro de poco al barco hundiéndose del Barcelona no le llegará el habitual cabo que mandaba Messi. Lo bueno es que el torpedo para hundir el barco lo hemos lanzado nosotros y fue este domingo. Lo mejor es que cuando ese barco se hunda, no volverá a emerger durante muchos años, dado que no ha preparado el rescate y se sigue fiando de reforzar el cabo de Messi y de antiguos protocolos ya desfasados, personificados en el yayo Setién, que quiere seguir navegando con el tikitaka, en la época de los GPS.
Mientras, nosotros, tras reparar una fuga de agua, pronto estaremos preparados para poner unos cuantos motores más a nuestra lancha y así adelantar a todos despegándoles las pegatinas al pasar.
El gusano cuántico nos lo ha mostrado. Lo hemos visto. Queda muy poco para que llegue.
Ya he comentado en otro artículo, que desde el pasado domingo, Messi es para mí "el hombre que perdió una carrera con Marcelo".
Pero no fue sólo esa carrera. En el campo se apreciaba perfectamente que Messi jugó casi todo el partido al paso, o caminando. Como es tan bueno, sabe dónde colocarse, desmarcarse o recibir con ventaja. Pero a ese ritmo puede seguir en el Barça "hasta los cuarenta y más allá".
Jugando así deja de ser el arma letal que fue, y llegará a ser una rémora.
En vez del hombre que menciona el señor Kollins, que ha vuelto del futuro por un rato, en el pequeño país de la esquinita se aferran al recuerdo, confiando en que vuelva del pasado el que fue.
Pero me temo que ni siquiera la poción mágica que en su día le hizo alcanzar su estatura de extraordinario futbolista, va a tener efectos rejuvenecedores.
Por otro lado, es normal que los madridistas estemos alerta ante el declive de Messi. En el Barcelona no ha habido nunca un jugador tan determinante como él, y sin él no se explicaría la época dorada del Farça.
Saludos.
Cuando pase Messi, el Far$a seguirá, y máxime con la ultraprotección del Régimen (supone la respuesta a la paradoja política de que en realidad, los de la esquinita no quieren independizarse; simplemente quieren colonizar al resto de España ellos y sus compadres los de la txapela)
Como decía, el Far$a seguirá, sostenido, reforzado y apuntalado por el Régimen en su papel de Club-Estado en la sombra que ya tiene. No obstante, tarde o temprano volverá a su papel de eterno perdedor odiador. Con el agravante para ellos de que al odio histórico habitual, le añadirán más resentimiento porque estarán continuamente recordando cual abuelos cebolleta el paraíso perdido del tikitaka, que cuando más lo observo, más me parece una aberración futbolística de una duración también muy limitada. Lo ocurrido en estos 15 años es una anomalía histórica. Está siendo más larga de lo deseado, pero no deja de ser una anomalía. Los analistas bursátiles hablan de ondas cíclicas que pueden durar años, pero que no son capaces de cambiar un superciclo de largo plazo. Hasta la fecha, el superciclo actual empezó en septiembre de 1953 con la llegada de Don Alfredo y por mí sigue. Hay quienes apuntan a la llegada de Su Santidad Cruyff en 1990 cuando suponen cambio de superciclo: Yo más bien lo achaco al saldo arbitral, que muchos de vosotros fechais desde 2004, y yo lo fecho desde 1988 (Villar)
Sí es cierto que hubo un momento, que podemos fechar en 2009, en el cual sí que pudo suceder la catástrofe, que hubiera sido el cambio de superciclo de largo plazo. Pero ahí llegaron Florentino y Mourinho, uno antes que el otro, y el otro llegando pese a las reticencias del uno. Y si no fuera por las interferencias de la prensa del Régimen, entre tanto ruido veríamos que en la competición menos adulterada, ergo la Champions, estamos igual que en 2000: de 9-1 hemos pasado a 13-5. Han utilizado a su mejor activo... para empatarnos. Las ligas no cuentan porque hay otro tipo de condicionantes extradeportivos ya mencionados. Y con respecto a su mejor activo, empieza a tener una amortización acumulada considerable. No está en las puertas de la retirada, pero sí que le quedan menos años de los que ya ha gastado. De este modo se entiende el drama sufrido por los superhombres-del-Nordeste cada temporada desperdiciada en Roma o en Anfield: Saben que no volverán y que están desaprovechando una oportunidad única.
Es normal, por nuestra parte, estar deseando que el activo amortizado casque definitivamente, porque no va a tener reparación ni sustituto. No deja de ser, junto con la Bomba Navarro, el culer que más daño ha hecho (deportivamente) al Real Madrid, es normal que estemos deseando quitarnoslo de encima.
Abrazos madridistas
Al hilo de lo que comentas, reproduzco uno de los mejores tweets que he leído:
"De niño les sacábamos 6 champions al Barça. llegó Cruyff, inventaron el fútbol, llegó el Dios Messi y la mejor generación que jamás ha visto el fútbol junto al mejor entrenador de la historia, Guardiola, que además es filósofo, jugando maravilloso, pues ahora les sacamos 8"
Buenas tardes y enhorabuena por su artículo, yo también soy de su opinión de que el saldo arbitral hay que empezar a contarlo desde el triunfo del Sr. Villar, en las elecciones a presidente de la Federación, en 1988, es más el primer atraco arbitral yo lo dataría, no en las ligas que nos robaron en Tenerife, sino en la final de la copa del rey de 1990, contra La ORGA 2-0, nos ganaron los catalanes con un arbitraje ínfame del entonces poco dotado economicamente Sr. Gracía Redondo.
Saludos blancos, castellanos y comuneross
Me ha leído el pensamiento, SR. Comunero, y no me he atrevido a plasmar el mismo ejemplo que menciona vd. exactamente para no excederme en mi comentario, que ya es un poco "ladrillo". Efectivamente, el primer atraco premeditado de la serie no fue, como suele interpretarse, el de García de Loza-Tenerife-1992, sino la final de la Copa del Rey de 1990. Aquel 1990 de Toshack fue el canto del cisne de la Quinta del Buitre.
Abrazos madridistas
PD Alguien, y aquí en La Galerna abundan excelentes comentaristas, debería hacer un análisis del impacto que ha tenido Canal+ y sus diferentes sucesores, como difusores del cruyffismo, guardiolismo y antimadridismo. Como constructores del relato proculé que venimos sufriendo (con independencia del ciclo), desde 1990. Puede que sea casual, pero 1990 es el inicio de Canal+ y el Trío calavera Martínez-Robin-Maldini coincide con el único-fútbol-válido. Sería un ensayo interesante. Dejo el reto
Cuando se acabe el chequetito , está dando los últimos coletazos, el Farsa lo acusará de manera considerable en Europa, aunque tampoco tanto -pues con él llevan bastantes temporadas sin comerse nada-. Ahora , bien, coincido que en las competiciones domésticas no habrá diferencias significativas con respecto a la actualidad. Seguirán protegidos por The Tinglao.
Los que recordamos como llegó Puskas al Madrid y que triunfó como goleador no deberíamos alegrarnos en exceso porque el argentino no sea ya infalible, mucho mejor que así sea, sin duda, pero para tirar faltas y penaltis no cometidos todavía valdrá mucho tiempo y llenará sin duda buenas estadísticas de goles. Claro que a Pancho le pusieron al lado a Di Stéfano y a Gento, y eso cuesta muchos lereles hasta para el Barça, que ya sabemos lo fácil y barato que le resulta siempre fichar.
Lo que no le cuadra a mucha gente es que Marcelo corra. Esos están sin duda mejor contándole los pasos por partido a Messi.
La verdad es que lo que le permite lkegar a Marcelo a ese balón es el control que hace Messi, que se echa el balón demasiado hacia la derecha, que es por donde viene el brasileño.
Buenas tardes D. Pepe, a pesar de la jugada del Domingo donde Marcelo le gana la carrera a Messi, más por error del argentino que creo que no ve a Marcelo y se hace un auto pase hacia la derecha por donde llega el brasileño, nos guste o no, nuestro lateral zurdo es un ex jugador, es un zombie, ( jugador futbolisticamente acabado) y las probabilidades de que no ganemos la liga aumentan exponencialmente con su titularidad, lo digo ahora porque decirlo en Mayo no tiene mérito.
Saludos blancos, castellanos y comuneros
Exactamente eso es lo que pasó,Messi hace un control lamentable,muy raro en el,y en vez de orientar el balón hacia su izquierda,lo que hubiese alejado a Marcelo del esférico y hubiera quedado en perfecta posición para el disparo,lo hace a la derecha favoreciendo la carrera de Marcelo que iba por esa zona.Mas que ganar la carrera,yo diria que le aguantó el sprint y por eso tuvo la oportunidad de llegar.
Muy de acuerdo con el artículo y el mensaje general acerca de que vislumbramos el Messi del futuro, pero creo que aún le queda bastante fútbol porque ha sabido evolucionar y es como Maradona con sobrepeso: un gran jugador. Hace un año, durante la vuelta de Copa del Rey en el Bernabéu, estuve viendo sus movimientos desde la grada y llegué a pensar que tenia problemas físicos porque apenas se movía. Lo que hace es economizar sus carreras porque le quedan cada vez menos por partido. Y menor explosividad y capacidad de sorprender, pero calidad mantiene toda.
Por cierto, Pepe, Messi sí abrió el marcador contra el Atleti en el Wanda, 0-1, esa jugada en la que Thomas y (creo) Savic se quedaron mirando cómo chutaba Leo con facilidad, bajo la mirada complaciente del Cholo.
No solo complaciente, sino que una vez conseguido el gol, lo aplaudió como un culé más.
Los culés empiezan a vivir el duelo por adelantado. Y parecería que están más ocupados en elegir el modisto que les diseñe los lutos, que en plantearse una renovación de cuadros. Hacen bien, de alguna manera confirman que lo del Barça ha sido una moda nomás.
Creo que se le está dando demasiada relevancia a este jugador. La última Champions del Barsa en 2015 la ganan con goles en eliminatorias fuera de casa:
Octavos de final vs City: 2 de Suárez
Cuartos de final vs PSG: 1 de Neymar, 2 de Suárez
Semifinales vs Bayern: 2 de Neymar
Final: 1 Rakitic, 1 Suárez, 1 Neymar
Para la anterior Champions hay que remontarse a 2011 donde el "genio" argentino decidió un partido relevante fuera de casa en eliminatorias, el del Bernabéu, gracias que el árbitro dejó al Madrid con 10 tras la roja a Pepe. Ahí sí, con el rival hundido moralmente, Messi consiguió romper líneas.
En cuanto a las ligas, todos sabemos que varias de las que han ganado estos 10 años han estado muy disputadas y sin el colchón arbitral a ritmo de atraco por semana se habrían quedado en la mitad siendo muy generosos. Ingenuos somos si pensamos que la retirada de Messi va a apartar al Barsa de la lucha por los títulos de liga. En cuanto superen la travesía por el desierto (de dos o tres temporadas, eso sí) que se les avecina por las malas inversiones que han realizado últimamente y vuelvan a tener una plantilla equilibrada, el Villarato seguirá manteniéndoles arriba como siempre hizo antes de la aparición del argentino. No niego que es un futbolista muy eficaz contra rivales de menor envergadura, y esos son puntos que también suman. Pero el cuento del mejor de la historia y de que gana cuando quiere, ha quedado en evidencia ya en demasiadas ocasiones. Coincidiendo con Ronaldinho, Xavi, Iniesta, Puyol, Neymar, Suárez, además del sustento constante de The Tinglao, cualquiera mínimamente habilidoso parece extraterrestre. No hay más que ver su bajón evidente en cuanto ha llegado la lesión de Suárez.
No debemos olvidar que estamos hablando de un chico que en más de diez años con la selección argentina no se le recuerda ni un partido memorable. Ni uno sólo. Ni una mísera Copa América en una década que coincide con la peor generación de futbolistas brasileños de la historia, único país que ha podido hacer sombra históricamente a Argentina. Mientras, sus compañeros del Barsa ganaban dos Eurocopas y un mundial sin él. Digo yo que esos otros jugadores habrán tenido algo que ver en la época dorada del Barsa.
Que es un gran jugador y siempre es buena noticia que llegue al final de su carrera? Sí. Ahora bien, comprar el discurso Carreñista, como están haciendo algunos, de que este Barsa ha sido lo que ha sido por Messi, y que cuando no esté serán poco menos que un Athletic de Bilbao, me parece simplificar los últimos 11 años de fútbol español de una manera cuanto menos infantil.