Cada verano uno de los momentos álgidos del balompié es el periodo de fichajes. A lo largo de su historia el Real Madrid ha tenido varias etapas estivales para el recuerdo, como en 2009 cuando llegaron Cristiano Ronaldo, Benzema, Kaká o Xabi Alonso entre otros, en 1996 con las incorporaciones de Seedorf, Roberto Carlos, Mijatovic y Suker, o en el año 1985 cuando Ramón Mendoza fichó de una tacada a la ‘Quinta de los Machos’, compuesta por Maceda, Hugo Sánchez y Gordillo.
Sin embargo, una de los veranos más importantes de la historia blanca queda ya muy lejos en el tiempo. Se produjo en 1931 y fue la base del idilio del club merengue con la Liga española. Por entonces el Madrid Football Club -llamado así tras la proclamación de la II República el 14 de abril del mismo año- acumulaba tres cursos sin conquistar la competición doméstica creada en 1928, y su último trofeo copero databa de 1917.
El presidente Luis Usera dio orden al secretario técnico Hernández Coronado de formar un equipo campeón, y el exportero blanco en la década de los 10 se puso manos a la obra. Firmó a tres jugadores del Alavés: Ciriaco, Quincoces y Olivares, por 60.000 pesetas (25.000 los dos primeros y 10.000 el tercero); al canario Hilario; al medio Ateca procedente del Racing de Madrid; a Tomás Bestit, del Europa, cuyo hermano Carlos militaba en el Barcelona; y al joven Mandáluniz, del Arenas de Getxo. La guinda llegó ya en septiembre cuando aterrizó en Madrid el guipuzcoano Luis Regueiro, que jugaba en el Real Unión.
Seis de estos ocho fichajes se hicieron con una plaza en el once base del técnico húngaro Lippo Hertzka. La pareja Ciriaco y Quincoces, que se complementaba a la perfección, formó un trío defensivo legendario junto al arquero Zamora, fichado la campaña anterior. Ciriaco era contundente, potente físicamente y no se complicaba con el esférico, mientras que Quincoces tenía fuerza, velocidad, un gran juego aéreo y mucha inteligencia. En el centro del campo, Ateca, que destacaba por su lucha y entrega, tuvo una bonita pugna en la búsqueda de minutos con Esparza y Bonet. La línea de interiores la integraron asiduamente Hilario -jugador ágil, imaginativo y de gran destreza en el regate- y Luis Regueiro, un futbolista genial que organizaba el juego con maestría, driblaba con enorme habilidad y poseía una técnica primorosa. Y arriba, en la punta de lanza, se situó Olivares, conocido como “El Negro” y que sobresalía por su oportunismo, su eficacia de cara a puerta y su excelente remate con ambas piernas y también con la cabeza.
Después de una pretemporada complicada en la que se enfrentaron a conjuntos de enorme nivel, como la selección de Budapest y Praga, el Borussia Berlín o la Ambrosiana (actual Inter de Milán) en una gira por Europa Central, iniciaron la Liga empatando en Chamartín con el vigente campeón, el Athletic Club. Poco a poco Hertzka fue ensamblando las piezas, pese a que en el club dudaban de su capacidad de trabajo, y el cuadro blanco se aupó al primer puesto de la clasificación empatado a puntos con el Athletic.
Invictos en la primera vuelta, el punto de inflexión llegó en la jornada 10. Debían visitar San Mamés, un campo en el que los años anteriores había ganado una vez y perdido dos. El partido, catalogado como uno de los mejores del campeonato, encandiló a los aficionados presentes en La Catedral. El Madrid se puso por delante en dos ocasiones con doblete de Olivares, pero una diana de Bata en el minuto 75 dejó las cosas como al principio del duelo.
La pugna entre bilbaínos y madrileños continuó hasta la jornada 15 cuando la Real Sociedad venció en el derbi vasco y los capitalinos derrotaron al Español. La ventaja se mantuvo hasta la última jornada, cuando los pupilos de Hertzka cerraban su campaña en Les Corts. Un empate bastaba para cantar el alirón y ese fue el resultado con el que concluyó el choque. Lazcano y Luis Regueiro perforaron la red blaugrana y el primer título de Liga de la historia merengue fue en Barcelona tras empatar a dos. Además fue un curso histórico, puesto que terminó sin ninguna derrota y siendo el equipo menos goleado con 15 goles.
Los fichajes mantuvieron su nivel las temporadas venideras, en especial Quincoces, Ciriaco, Regueiro, Hilario y Olivares y, hasta el estallido de la Guerra Civil, el Madrid logró otra Liga en el curso 32-33 y dos Copas en 1934 y 1936, ante Valencia y Barcelona respectivamente.
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Muchas gracias, un buen trozo de historia siempre viene bien y a mí me encanta, leer esta clase de artículos. Además se demuestra que en la II República, ya éramos un club hegemónico, en contraposición a la propaganda anti madridista, de la chacurrada, que siempre intenta identificarnos y asociarnos con el franquismo.
Saludos blancos y comuneros
Gracias a ti!
Un saludo
Muchas gracias por tus palabras!
Un saludo
Me encantan estos artículos de historia blanca!! Muchas gracias.
Muchas gracias Mauro!
Un saludo
Conocer tu historia sin maquillaje hace que tengas la oportunidad de aprender a mejorar. Gracias por ello.
Gracias Rastroja.
Seguiremos hablando de la historia del Real Madrid
Muy bueno, Alberto. Y directamente una seccion sobre historia del club en la web no vendria mal.
Muchas gracias por la sugerencia. En todo caso, aunque no haya sección específica, ya son varios los artículos históricos que llevamos publicados. "Historia que tú hiciste, historia por hacer".
Muchas gracias _us1
Un saludo
Gran trabajo!!!!!
Me alegro que te haya gustado. Muchas gracias.
Un saludo