Éramos felices y no lo supimos hasta que llegaron las selecciones. El madridista, que es el menos complicado de los hombres, sólo quiere un amor ilimitado, como escribía Frank O´Hara en aquel poema suyo extraordinario que leyó una vez Don Draper sentado en la barra de un bar de Nueva York. El parte de bajas que arroja la última fecha FIFA del año 2023 es para pegarse un tiro: Camavinga, de dos a tres meses fuera. Vinicius, de dos a tres meses fuera. Bellingham, con el hombro colgando. Lo que, añadido a las lesiones de larguísima duración de Courtois y Militao y a la ausencia también de Tchouaméni como poco hasta febrero, pinta un cuadro tenebroso, una verdadera emergencia teniendo en cuenta la escasez de profundidad de un equipo cogidito con pinzas desde el mismo verano. Es El Triunfo de la Muerte, de Brueghel el Viejo, si el Madrid jugase los paralímpicos este año, ganaba de calle el oro. Hay tantos lesionados que el próximo documental de RMTV debería titularse “En el corazón de la enfermería”.
Las selecciones han devastado al Madrid precisamente en un momento en el que el Madrid parecía entonarse otra vez, coger el ritmo tras unos meses de tira y afloja, dubitativos, donde las daba de cal y de arena. Siempre es la misma vieja historia, una historia de la que sólo nosotros, los simples aficionados, parece que estemos hartos, porque nadie más se rebela, si acaso alguna voz suelta por ahí, Klopp o Kroos alguna vez han dicho algo, Ancelotti, también, “los jugadores no pintan nada y no es correcto ni bueno para el fútbol”, dijo el año pasado. “Tiene que cambiar algo porque no es bueno para el fútbol que haya tantos partidos”. Esto, a pesar de que lo dijo el entrenador del Real Madrid, no Zutanito, no es atendido por nadie de peso, nadie en las altas esferas parece moverse ni hacer nada, precisamente los últimos movimientos de los clubes, los principales afectados, van más encaminados a reorganizar sus competiciones que a quitarle a las grandes confederaciones alguna cuota de su omnímodo poder y protagonismo.
Éramos felices y no lo supimos hasta que llegaron las selecciones. El madridista, que es el menos complicado de los hombres, sólo quiere un amor ilimitado, como escribía Frank O´Hara en aquel poema suyo extraordinario que leyó una vez Don Draper sentado en la barra de un bar de Nueva York
El mundo sigue encandilándose una y otra vez con la estúpida ficción del fútbol de selecciones cada dos meses, como si la competición entre representantes de Estados-nación no estuviese ya tan caduca como los mismos Estados-nación y sobre todo muerta y podrida desde la celebración del infame mundial qatarí. Aquí nadie es patriota, palabra prohibida, y España le importa una mierda a todo el mundo, pero la existencia de la selección no la discute ni Dios, porque como dice Mesetas en El Confidencial es una selección diseñada ex profeso para reflejar la pluralidad de pueblos apiñados en una hoja de Excel del Estado y justificar fabulosas partidas presupuestarias a cargo del erario público.
El Real, que se había ido goleando al Valencia con el binomio brasileño en auge y Camavinga dominando con el látigo el centro del campo, vuelve sin su mejor jugador, con Bellingham cojo, con un centro del campo de reservistas y con la sensación de haber sido estafado impunemente. El poeta O´Hara, en una situación de desespero semejante, anhelaba el éxtasis de florecer en primavera, como el jacinto, para mantener a raya la suciedad de la vida, que es la razón por la cual el Madrid necesita ganar recurrentemente la Copa de Europa. Pero hasta el mes de abril, ¡queda tanto! Y para llegar al tiempo extraordinario de los regalos que es la primavera, antes hay que atravesar un invierno muy frío, muy largo y muy duro.
El Madrid, partida su columna vertebral en dos, afronta en período capital en Liga, Copa y Supercopa de España bajo mínimos, pues la segunda línea tampoco está para tirar cohetes. Ceballos lleva renqueante desde el verano y apenas ha jugado. Arda Güler sigue con el precinto puesto y su debut no tiene fecha. Lucas Vázquez está para los leones y sólo Brahim, del que hablé el otro día como si ya intuyera algo, está ahora mismo listo para lanzarse en paracaídas sobre el problema gordo que cual iceberg atlántico se perfila en el rumbo del equipo de Ancelotti de aquí a la ida de octavos de final de la Copa de Europa.
El Real, que se había ido goleando al Valencia con el binomio brasileño en auge y Camavinga dominando con el látigo el centro del campo, vuelve sin su mejor jugador, con Bellingham cojo, con un centro del campo de reservistas y con la sensación de haber sido estafado impunemente
Vuelan las rodillas que da gusto y cabe preguntarse en qué medida afecta a esto la desmesurada carga de partidos. La pregunta por supuesto es un mero ejercicio de retórica: la FIFA, la UEFA, la CONMEBOL y todas las federaciones nacionales están comprometidísimas en la destrucción del fútbol profesional. Es la razón de su existencia, la justificación del monstruoso leviatán burocrático y estamental que rodea este juego como un cinturón adiposo aberrante. Entre agosto y junio se juegan una media de 70 partidos, un disparate que refleja el grado de desquiciamiento que ha alcanzado ya la industria del fútbol de élite, un circo de magnitudes insostenibles que agota futbolistas y los consume como si fueran cerillas. Y este año, encima, hay Copa de África, una cuña clavada en medio del calendario que amenaza con abducir a Brahim, si finalmente elige jugar con Marruecos.
La desmoralización es total. El ligamento cruzado anterior es el canario en la mina: algo no va bien, es imposible que esto no reviente por algún sitio. Las lesiones se suceden hasta tal punto que ya casi resulta extraño que una estrella del fútbol contemporáneo no se haya roto alguna vez la rodilla, de alguna manera. Tebas pretende cobrarle al currito español un diez por ciento del sueldo promedio a cambio de un espectáculo devaluado fuera de la misma competición, en partidos intrascendentes, redundantes y prescindibles de selecciones nacionales que sólo sirven para que las federaciones engrosen tanto sus cuentas que ya son comparables a ministerios. La misma RFEF podría ser uno, tiene casi tanto presupuesto como el de Propaganda, es decir, Igualdad. Al que paga, no obstante, lo que se le ofrece cada vez es peor, y al futbolista se le aprieta como al Hombre Elefante hasta que ya no puede más.
El ligamento cruzado anterior es el canario en la mina: algo no va bien, es imposible que esto no reviente por algún sitio
El Madrid afronta en pelotas una fase de transición dura que puede vomitarlo a la gran playa de febrero maltrecho y bailando sobre un alambre. Es la hora, pues, qué otra cosa nos queda, de acordarnos de aquella frase de Camacho cuando dijo que la camiseta blanca engrandece. Y esperar que, en efecto, quienes se la pongan, sean canteranos, recién llegados o prejubilados, vuelvan a fascinar con el extraordinario espectáculo de los hombres normales transformados en gigantes.
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¡Cuánta verdad esculpida sobre la Gran mentira!
El año pasado la sección de baloncesto demostró lo que se puede hacer haciendo piña contra las dificultades. El ejemplo lo tiene al lado la sección de fútbol. Tengamos esperanza, poco más queda ya.
Yo con ésta plaga de lesionados jugaría con un 4-2-3-1
De mediocentros Kroos y Valverde (uno para jugar y el otro para pelear, defender etc), luego tres que podrían estar Brahim, Modric, Rodrygo y arriba Bellingham o Joselu.
Cuando juegue Joselu, Bellingham puede irse a la línea de tres o incluso a la de dos por Kroos o Valverde, ese chaval tiene pinta de valer para todo
No me olvido de Ceballos que ahora mismo no sé si está listo para jugar pero su lugar ideal sería por alguno de la línea de tres.
De la cantera quitando Paz (que más que mediocentro es interior o mediapunta creo yo) no sé quién podría realmente aportar al primer equipo en el centro del campo sobretodo ero está claro que los tiene que llevar a algunos convocados éstos dos meses.
Incluso Ceballos se podría poner por Kroos en esa línea de 2 mediocentros ya que es un jugador con buena técnica aunque siempre con un "machacas" al lado que defienda.
Poner a Ceballos como sustituto de Kroos, es como poner a Ramón Langa de sustituto de Marlon Brando.
Jajajaja total!!!