Con motivo del centenario del nacimiento de Maureen O’ Hara, volvemos a publicar el texto con el que Athos Dumas homenajeó a la actriz.
Quizás no haya unos personajes femeninos más indomables en toda la historia de la cinematografía que varios de los que interpretó Maureen O’Hara. La obstinación, la irreductibilidad, el coraje, la tenacidad, la fuerza, todas estas características suelen acompañar a la gran Maureen en los distintos roles de sus películas.
Características que son, como es bien sabido por los lectores de La Galerna, todas ellas los principales “leitmotivs” (palabra procedente del alemán, “guiar el motivo”, mejor traducido como “tema recurrente”) de todo buen madridista que se precie.
Como le pasa al Real Madrid, que a veces no resiste la comparación con otros equipos que supuestamente juegan “más bonito” - signifique eso lo que signifique -, dicen los historiadores del cine que Maureen no era la mujer más atractiva del mundo, teniendo en cuenta que fue contemporánea de, entre otras, Rita Hayworth, Gene Tierney, Grace Kelly o Hedi Lamarr, bellezas exquisitas desde el punto de vista físico - que no solamente. La belleza algo salvaje, de un pelirrojo irlandés, ojos enormes y rasgos ligeramente duros, sin embargo resulta siempre fascinante y arrebatadora. Es una belleza en la que quizás cuesta más entrar, pero que una vez entendida y asimilada es sin duda la más completa de todas. Si no, que se lo pregunten al personaje de John Wayne, el ex-boxeador Sean Thornton, que queda prendado de ella, de su altivez y de su indomabilidad cuando la percibe por primera vez en su encarnación de Mary Kate Danaher, paseando su rebaño por la campiña de Connemara, en la obra maestra absoluta “El hombre tranquilo”.
Muy significativas fueron las palabras de Wayne, íntimo amigo de O’Hara en la vida real sobre su personalidad: “Prefiero vérmelas con un matón de dos metros que con ese huracán devastador llamado Maureen O’Hara».
También destaca el profundo carácter sureño que muestra como esposa del Coronel Yorke, Mrs. Kathleen Yorke, en “Río Grande”, también de John Ford, separada de su marido por diversas circunstancias pero que le sigue amando, aunque manteniendo siempre su enorme personalidad y sin renunciar ni un ápice a su invencible criterio.
Espero que me vayan siguiendo...
Y es que el Real Madrid es numerosas veces un potro indomable y testarudo, difícil de entender ya que no se limita a ser un simple caballito de los de los carruseles, hermosos y engalanados pero a la larga sumisos y aburridos, en los que es imposible sentir ninguna emoción, ni siquiera caerse de ellos. El Madrid da y quita la vida, nos la quitó durante larguísimos minutos en Lisboa, dándose una y otra vez cabezazos contra una pared infranqueable, y nos la dio para siempre cuando al fin pudo derribar el muro de los Godin y compañía. Nadie se aburre jamás viendo al Madrid, porque nadie acumula tantos amores como odios y envidias a lo largo de la historia.
Como le pasa a la indómita Maureen, incapaz de ser, por ejemplo, una simple mujer florero en su casa. Necesita siempre acción e interacción para poder imponer, o al menos exponer, sus ideas y muchas veces su autoridad. Ya desde muy joven, la actriz irlandesa - dublinesa - se enfrentaba ella casi sola a toda una conspiración de piratas protegidos por políticos sin escrúpulos en “Posada Jamaica”, del maestro Hitchcock, en el que su personaje de Mary Yellan, una veinteañera de Cornualles, es capaz de derribar la organización criminal orquestada por el personaje de Charles Laughton, en esa constante lucha por que triunfe la justicia ante la corrupción. ¿Les suena de algo?
Qué decir de su enorme personalidad como Angharad, la hija del minero galés Morgan, en “Qué verde era mi valle” - otra de John Ford, que siempre la destacó como su actriz preferida - un personaje femenino del siglo XIX adelantadísimo a su tiempo, una mujer que lucha por sus pasiones y por sus ideales pese a la sociedad que la rodea, similar a un club como el de nuestros amores que siempre procura caminar treinta o trescientos pasos por delante de sus tiempos y de sus contrincantes.
Hay decenas de ejemplos más, papeles míticos como el de Lady Margaret en “El cisne negro”, en la que su talento supera con creces al de su compañero de reparto, Tyrone Power - también fue su pareja en la fordiana “Cuna de héroes”, una oda militar a la Academia de West Point - o su inolvidable Esmeralda de “El jorobado de Notre Dame”, donde quizás Maureen O’Hara brilla más bella, inquietante y seductora que nunca, con sus apenas 19 años, y acaba volviendo loco al pobre desgraciado de Quasimodo (de nuevo Laughton, su descubridor).
Esa enorme personalidad siempre la plasmó en todas sus películas, nunca quiso ser simplemente un rostro atractivo o un hermoso mueble de exposición. Como el Real Madrid, ella expone la belleza de lo auténtico, de lo único, de lo exclusivo, donde el carisma y el temperamento férreo trasciende de lo que el ojo a simple vista percibe: porque detrás de Maureen y del escudo redondito y coronado siempre hay mucho más de lo que el común de los mortales se atreve a discernir.
Me encanta el artículo! Gracias por poner música a las letras...
Muy agradecido, amigo Manu.
PRECIOSO ARTICULO Y........
HALA MADRID!!!!!
Mil gracias, Charla!
Maureanismo en vena.
Excelente juego de palabras, amigo Juanma32.
¡ Qué bien escribe y qué bien expone el sentimiento madridista !.
Muchísimas gracias, Don Jaume!
Mary Kate danaher, mi chica favorita de la historia del cine
Ya somos dos, querido amigo!
El hombre tranquilo soy yo mientras desayuno sin prisas ahora mismo y leyendo este magnífico artículo. Kirk Douglas cumple hoy 103 años, otro gran "madridista", incombustible como nuestra Maureen, que llegó a los 95 con su carácter y belleza.
Aquí el homenaje que le hice a Kirk hace un par de años.
https://www.lagalerna.com/kirk-douglas-rey-los-vikingos/
¡Dá gusto leerle maestro!
Un saludo
¡Juntar a la O´Hara y al Madrid! No se puede tener mejor gusto.
Muchas gracias!!!!
ELLA MAUREEN O'HARA..FUERTE COSA!!!! MAUREEN..MAUREEN... MAUREEN... MUCHO MAUREEN