Con toda probabilidad la idea según la cual los seres humanos, o un grupo significativo de ellos, vivimos sumidos en una especie de sueño generado por entidades que controlan nuestro destino no era cien por cien original cuando los hermanos Wachowski decidieron llevar su versión de la historia a la pantalla grande en 1999, obteniendo un gran éxito, sobre todo en la magistral primera parte, y no así en las otras dos, en mi opinión demasiado recargadas, confusas y cuyo mensaje y puesta en escena nos conducía sin remisión al paroxismo absoluto. Pero volviendo a la primera, en ella un personaje denominado Morpheus hacía elegir al protagonista Neo entre dos pastillas: la azul le permitía volver a su mundo de ensueño, irreal aunque ciertamente placentero, mientras que la roja le mostraba el universo descarnado, terrible, apocalíptico, pero real al fin y al cabo. Neo prefirió conocer la verdad y no seguir viviendo en Matrix, sino combatirla desde dentro como una especie de elegido mesiánico.
Pues bien, realizando un paralelismo futbolero entre la idea primigenia que llevaba consigo este film y el entrañable Fútbol Club Barcelona de nuestras entretelas, me atrevería a afirmar que los socios y simpatizantes culés han preferido en masa tragarse la píldora blaugrana que les han ofrecido desde las oficinas de Can Barça para seguir viviendo en la Matrix de los títulos, los goles y las virtudes de sus angelicales jugadores modelo, y por consiguiente han desechado la píldora blanca, la cual les ofrece una versión de la realidad más incómoda, por supuesto, pero auténtica y genuina. Los hinchas culés no dejan de ser víctimas propiciatorias, aunque voluntarias, de un contubernio orquestado desde el Camp Nou, pero vigilado de cerca por los agentes Smith de turno, brazos armados de una operación de lavado de cerebro digna de ser tenida en cuenta como argumento para futuras tesis de Sociología, Psicología o Antropología de los estudiantes patrios. SportSmith y SmithMD se significan sobre el resto, pero no son los únicos, ni mucho menos. Cuando pienso en estos instrumentos panfletarios no dejo de hacerme la misma pregunta que cuando veo la programación de Tele 5. ¿Es esto lo que demanda la masa consumidora? Siempre he pensado que no, que la gente es normalmente más inteligente de lo que nos quieren hacer ver, pero observando los datos de audiencia y la actitud de la masa barcelonista, últimamente ya no lo tengo tan claro.
La píldora en azul y grana nos ha transformado, entre otros, a un delincuente condenado por graves irregularidades para con la Hacienda pública en una víctima propiciatoria del sistema centralista y opresor, digno de ser subido a los altares a través de una campaña mediática vergonzosa y vergonzante, orquestada por las mentes pensantes de la directiva culé, y desplegada por los citados panfletos periobarcelonistas. Y aún más, la transacción más bizarra en la historia de los fichajes veraniegos en este país está viviendo últimamente unos capítulos propios de un sainete versado al estilo de los hermanos Álvarez Quintero o de don Miguel Mihura, o acaso del período surealista en el que Valle-Inclán se movía como pez en el agua. Podríamos titularlo La increíble historia del fichaje fluctuante pero no llegaríamos con ello a describir el impacto que este movimiento está teniendo en los libros de historia del despropósito. No creo que sea el momento de dar cifras, pero la última declaración de la vicepresidenta del Matrix F.C. realmente me ha llegado a tocar la fibra sensible.
Debo admitir que en muchas ocasiones se me ha pasado por la cabeza abordar la empresa de escribir un libro en el que se expusieran todos los tejemanejes que nos llegan desde ese país pequeñito de ahí arriba a la derecha y su delegación futbolera representada en la Organización. Sí, lo admito, dicho gigantesco trabajo posee un problema intrínseco prácticamente insalvable: dejaría La historia interminable de Michael Ende en pañales. Cuando crees que lo has visto todo y que los temas de Messi o de Neymar son insuperables, siempre aparecerá algo que los dejará a la altura del betún. Sería como construir castillos de arena en el cauce del Nilo. Y mientras, los escasos valientes que se atreven a cuestionar las maniobras orquestales de estos próceres que nos toman por imbéciles -y lo que es peor, toman por imbéciles a la masa culé- son tratados como apestados y antibarcelonistas. Estos, con matices, eligieron la pastilla blanca y se atrevieron a querer saber la verdad.
Y mientras, Neo Messi y sus peinados oxigenados servirán de portadas de las Gacetillas Vaticanas del paraíso culé, el fichaje de Neymar Jr. tornará en una operación en la que el Barça habrá desembolsado dos chupachuses y un matasuegras en cómodos plazos y punto, y el resto de defraudadores harán gorgoritos en el grupo de los niños cantores de Viena. Y los goles en fuera de juego, los arbitrajes favorables y las decisiones federativas seguirán fabricando píldoras blaugranas adormecedoras para mayor gloria de su palmarés. Viva el cine de ciencia-ficción.
Toda Cataluña es matrix, por lo tanto es lógico que el Barceroba también lo sea. Confundir deseos con realidad y que esta, tozuda, te devuelva al mundo real día tras día, genera mucha frustración y esa frustración, liberada, lleva a casos delirantes , cuando no ridículos. Cuando el enemigo se equivoca, mejor no distraerlo. Dejemos en paz al Barceroba entonces.
Lo peligroso de todo esto que muy bien tocas, Amalio (mucho gusto) es que estas irealidades Barceloneras terminan flotando en el aire, en la web, y mas de uno lo termina creyendo; fijate como han venido manipulando año tras años con sus cuentos victimistas que se inventan y de tanto repetirlo muchos terminan suponiendo que tienen algo de verdad; o aquello de que en las 5 primeras copas de Europa que ganara el Madrid solo jugaron equipos invitados y que la primera de ellas no fue competencia UEFA; sabemos que la gente seria no se toma estas tonterias en serio, pero no respondo por los que no son tan serios y se la creen.
El mundo irreal. El mundo que quiero dejar de ver.