Jude Bellingham asegura que nunca había escuchado en un estadio el clamor que estalló cuando anotó el gol que daba la victoria ante el Getafe en la cuarta jornada de Liga. Una afirmación que procede de un jugador que ha disputado sus últimas temporadas en el Iduna Park, la guarida del Borussia Dortmund y su famosa Sudtribune, donde se ubica el mítico Muro Amarillo de la afición alemana. Sabe por tanto de lo que habla.
Jude Bellingham asegura que le temblaron las piernas cuando escuchó al Bernabéu corear su nombre, el ‘Jude, Jude’ que se ha convertido en el nuevo grito de guerra de una hinchada que sabe distinguir a uno de los suyos cuando lo ve y a la que no es sencillo dar gato por liebre. En el Bernabéu no se regalan elogios a nadie. La exigencia es siempre máxima.
Jude Bellingham ha entrado en el Real Madrid con el pie derecho. Ayudan los cinco goles en cuatro partidos, números de auténtico delantero centro siendo un media punta o en todo caso un ‘todocampista’, una especie en peligro de extinción, pero ayuda mucho más la actitud y el respeto reverencial que ha mostrado por el que es el mejor club del mundo, pese a quien pese.
El inglés siempre ha querido jugar en el Madrid. Ha sido su sueño y ha hecho lo posible por convertirlo en realidad. Ha movido los hilos y las piezas que han sido necesarias para terminar vistiendo la camiseta blanca. Sin duda alguna, en el Madrid se gana dinero, mucho dinero, pero no tanto dinero como en los clubes estado que han proliferado en la última década y que han revolucionado por completo el mercado futbolístico, una realidad que la reciente aparición de la liga árabe, como un elefante en una cacharrería, acentuará aún más.
Al contrario que Mbappé, Bellingham ha elegido el Real Madrid por el hambre de Gloria, con mayúsculas
¿Por qué Jude ha elegido entonces el Madrid si podía haber ganado mucho más dinero en clubes como el Paris Saint-Germain o el Manchester City, por citar dos ejemplos? La respuesta es sencilla: por el hambre de Gloria, con mayúsculas, algo que solamente el Real Madrid te puede dar, no solo por lo que gana, sino por la atmósfera y la aureola que rodea todo lo que tiene que ver con la entidad blanca.
Jude ha entendido ese paradigma a la perfección. Al contrario que Kylian Mbappé, al que el fulgor del oro catarí tiene cegado.
La vida es muy larga y todo puede dar muchas vueltas, pero parece indudable que Mbappé se mueve en unos parámetros muy diferentes. Dinero y más dinero en vez de gloria. Nadie duda de que los futbolistas juegan por dinero, pero, si te gusta el fútbol, la historia de este deporte y quieres empezar a construir un camino que te acerque al santuario donde moran los más grandes, tener solo el dinero como guía es un mal camino.
La afición del Madrid sabe de fútbol. La hinchada madridista ha visto jugar en el Bernabéu a los más grandes de la historia de este deporte. No es fácil darle gato por liebre, pero lo que es imposible es conseguir que esta afición ponga delante un jugador por encima del escudo, que es absolutamente innegociable. Mbappé no lo ha entendido aún. Es un gran futbolista y lo va a ser mejor, pero en el Madrid no hay nada por encima del escudo. Alguien se lo tendrá que explicar para que comprenda la diferencia que existe entre un buen club o un club de leyenda.
Bellingham, en cambio, lo ha entendido desde el primer momento. En el Madrid, primero el escudo, después el equipo y, en tercer lugar, el jugador. Y, si eres un crack, mejor que mejor. Ese es el camino para luchar por ser uno de los más grandes de la historia.
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Transcribo
En el Madrid primero el escudo, después el equipo y después el jugador.
Opino
EN EL MADRID NUNCA DEBEN TENER CABINA LOS TRAIDORES
Cabida, perdón
Has hecho bien en corregir porque, cabina, tienen muchos traidores de la prensa.
Totalmente de acuerdo contigo Alekhine