Han pasado más de diez días desde que la revista France Football entregó los premios del Balón de Oro y todavía no sabemos los motivos por los que el Manchester City fue nombrado mejor equipo de la temporada pasada. Yo esperaba que Pascal Ferré, el director de esta revista, que acusó a Florentino Pérez de saber orquestar campañas para ganar el prestigioso premio, nos diese una explicación convincente, es decir, que pusiese encima de la mesa las votaciones (si las ha habido) o los requisitos necesarios para levantar el trofeo.
Alfredo Relaño, el único periodista español que ha votado en los premios del Balón de Oro, se mostraba igual de sorprendido que miles de madridistas:
"Me parece una gambada de categoría. No sabía ni que existía eso. Creo que ha sido una improvisación, no tenía ninguna noticia de que había esto. El Manchester City es un club que juega bien y es admirable, pero es un club estado de un jeque que está desvariando todo. Si querían hacer esto y no dárselo al Real Madrid, podrían haber tenido alguna idea más imaginativa. Un club que tuviera un gran mérito por alguna cosa o algo, pero han premiado a la cara menos presentable del fútbol”.
A pesar del desconocimiento de Relaño y de la inmensa mayoría de los aficionados del mundo, el premio sí existía: el año pasado fue el primero en el que se otorgó y lo ganó el Chelsea, el mismo equipo que levantó la Copa de Europa. Estas palabras del exdirector del AS nos confirman que este premio no se vota, lo entrega, siguiendo unos criterios desconocidos, directamente la publicación. En la revista digital de France Football aparecen unas 50 fotos y multitud de artículos. Ninguno de ellos habla sobre el Manchester City. Es un homenaje a Halloween, un premio fantasma. Da la impresión, visto como ocultan el galardón entre la hojarasca, de que están igual de avergonzados que los representantes del equipo que lo recogieron en la gala. Solo hay que ver las caras de forzados impostores de Ferrán Soriano, Begiristain, De Bruyne y Ederson para comprobar que ni ellos mismos sabían qué hacían en ese escenario. Son rostros y ademanes de los que se ven obligados a usurpar un premio, un trágame tierra que lo invalidaba y que mostraba a las claras que el verdadero campeón no era el Manchester City.
El único motivo, al menos el único que he conseguido encontrar, apareció en media docena de líneas de L’Équipe:
Naturalmente no especifica nada, las bases no aparecen. De la noticia (es un decir) se puede entresacar (siempre de forma oficiosa) que uno de los criterios es la suma de los representantes masculinos y femeninos nominados al Balón de Oro. El Manchester tiene 6, el Liverpool 6 y el Madrid 5. Parece ser, y esto me lo estoy inventando, que al existir un empate se dilucida el ganador en función de los méritos deportivos, es decir de los triunfos de cada equipo. Y aquí, para poner al City por delante del Liverpool, consideran que ganar la Premier es más importante que llegar a la final de la Champions. Siguiendo este razonamiento (repito, no oficial) y comparando los 6 candidatos del City contra los 5 del Real Madrid, llegamos a la conclusión de que tener un solo representante más nominado al Balón de Oro, aunque este, después de las votaciones, haya quedado en última posición, es más importante que ganar el trofeo más prestigioso del fútbol mundial: la Champions League. Un sindiós y una ridiculez que explica la “alegría desbordante” de Txiki y compañía al recoger el premio.
Es una lástima que al Barcelona, que tiene el mismo número (5, cuatro femeninos y uno masculino) de nominados al Balón de Oro que el Real Madrid, no le hayan concedido uno más. Sería divertido (creo que tomarse este premio como una chanza ya es una obligación) ver cómo el Barcelona, sin ningún título, sacaba al Real Madrid, campeón de la mejor Champions de la historia, de la Liga, de la Supercopa de España y de la Supercopa de Europa, del podio del trofeo.
Hay otras teorías (iba a escribir no oficiales, pero al no disponer de las oficiales todas tienen la misma validez) que intentan explicar el desaguisado. Son conjeturas que circulan en internet, propiciadas por la falta de transparencia, alimentadas por el desconocimiento de los requisitos para entregar el premio. Algunas son más peregrinas y otras menos, van desde el patrocinio de Roures al Balón de Oro hasta “la relegación de Real Madrid como una forma de repudio al presidente Florentino Pérez, impulsor y defensor de una Superliga de Europa”. Creo que ha pasado un tiempo prudencial para que France Football acabe con estos bulos o les siga dando, con su silencio, más pábulo.
Getty Images.
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