El Real Madrid visita Bérgamo para una nueva jornada de la Champions League. Allí se enfrenta a la Atalanta, equipo del que llegó en el verano de 1998 el charrúa Federico Magallanes. Uno de aquellos refuerzos estrambóticos que realizó el conjunto blanco en esa época y que tuvieron un paso fugaz y un recorrido apenas destacable.
El equipo madridista se acababa de convertir en campeón de Europa unos meses antes en Ámsterdam y fue un mercado estival parco en fichajes. Tampoco ayudó la fuga de Camacho días después de firmar y el aterrizaje como nuevo técnico de Guus Hiddink, que apenas solicitó refuerzos. Camacho era el valedor del fichaje del uruguayo y su sucesor, el técnico neerlandés, no conocía a Magallanes: “Soy una persona honrada y tengo que decir que no le he visto a jugar”, llegó a declarar. Además del uruguayo, el Real Madrid incorporó a Iván Campo, Robert Jarni y el portugués Edgar.
El día 7 del mes de julio, el diario Marca informaba que en Italia situaban al jugador en la órbita del Real Madrid, pero que la directiva merengue descartaba que fuese a recalar en el equipo de cara a la siguiente campaña. Sin embargo, con el paso de los días ese interés se hizo más palpable y a finales de mes la operación entraba en su recta final. Un caso rocambolesco porque el club madridista pensaba en contratarlo a través del RCD Mallorca, que se lo cedería a los blancos un año con una opción de compra. Su representante, Paco Casal, envió vídeos a diferentes clubes de Primera división y a Camacho le convenció. No así al secretario técnico blanco, Pirri, cuyos informes no fueron buenos y se lo hizo saber al presidente Lorenzo Sanz.
El mandatario blanco señaló a su llegada a Nyon el 28 de julio, donde estaba concentrada la plantilla para la pretemporada, que “Magallanes no va a venir este año al Madrid, aunque es posible que nos quedemos con una opción, ya que es un jugador muy joven e interesante. Varios equipos de Primera están interesados en hacerse con su fichaje”. Tres horas después, el jugador charrúa pasaba reconocimiento médico en la Clínica de la Fraternidad de Madrid con el doctor Cadenas encargándose de examinar el estado físico del futbolista.
Magallanes se convertía así en el sexto charrúa de la historia blanca tras Edmundo Novoa, Julio César Britos, Sergio Rodríguez, Pepe Santamaría y Héctor Ramos. La operación rondó finalmente los 400 millones, que desembolsó el club madridista, y el jugador firmó un contrato por cinco temporadas. El uruguayo había destacado cuatro años antes en la Copa América sub-17 de Colombia y en su país le llegaron a comparar en sus inicios con Pepe Schiaffino. En su equipo, Peñarol, brilló gracias a la calidad de su zurda y eso le llevó a fichar por la Atalanta. Sin embargo, el técnico Emiliano Mondonico le utilizaba habitualmente como recurso en las segundas partes jugando por detrás de Lucarelli e Inzaghi. El charrúa jugaba en varios puestos del ataque, volcado a banda izquierda, como mediapunta o acompañando a un delantero. Tenía rapidez, técnica, desborde en carrera, un gran golpeo con la pierna izquierda y buena capacidad para asistir.
El 3 de agosto, Magallanes llegó a Madrid para entrenarse al día siguiente. En sus primeras declaraciones al programa deportivo El Larguero de la Cadena Ser explicó que “estoy muy ilusionado de llegar a uno de los mejores clubes del mundo”. Mientras que en un reportaje para la revista oficial del Real Madrid comentó que “mis credenciales son mi trabajo y mis cualidades y con ellas voy a optar a un puesto en el equipo. El Madrid es lo más que grande que un futbolista pueda imaginar. Hasta que no se está dentro y se convive con los compañeros, técnicos y demás empleados del club no se sabe toda la grandeza que tiene y cómo se vive. El Real Madrid es, sin duda, el sueño de todo futbolista”. Años después, en una entrevista para AS, confesó que estuvo quince días en un hotel escondido hasta que se cerró la negociación: “Hasta que no se firmaron los papeles, no podía salir porque yo estaba…como que no estaba en Madrid. Estaba por así decir de incógnito, camuflado”.
El primer revés para el charrúa fue cuando el Real Madrid no le inscribió en la lista para la Champions League pese al interés del presidente Lorenzo Sanz. Hiddink, siempre reacio a su fichaje porque no le conocía, tampoco quedó prendado de las virtudes del uruguayo en los entrenamientos y no le acabó de convencer. Le dio una oportunidad en el Trofeo Ciudad de Alicante el día 9 de agosto. El Real Madrid se midió al Hércules al que derrotó por 1-2. Magallanes saltó al campo en el minuto 77 sustituyendo a Raúl. Aquellos minutos serían los únicos con la camiseta blanca. En la crónica de MARCA el periodista José Félix Díaz apuntó respecto al debut que “el recién llegado Magallanes apenas pudo hacer nada. Sabe que se la juega en estos partidos y salió más pendiente de correr que de jugar al fútbol”.
Su continuidad de cara a la nueva temporada empezaba a ser dudosa con el paso de los días. El fichaje de otro zurdo como Jarni ocupaba una ficha más para las inscripciones y la cesión ya revoloteaba en el ambiente. Magallanes concedió una entrevista al diario AS tras saber su exclusión para la Champions, pero no se venía abajo: “No pasa nada, la vida sigue. Tengo mucha fe en mí”. Según explicó “Hiddink me dijo que éramos 28 jugadores, que entraban solo 25 en la lista y que yo era una de los que se quedaban fuera. La verdad es que no entiendo su decisión porque no me conoce. Desde que llegué tan solo tuve ocasión de disfrutar de unos pocos minutos”. Apuntaba a “seguir trabajando para cuando llegue mi oportunidad” y se manifestó contento con el trato recibido por la afición blanca manifestando que “cuando uno llega a un equipo nuevo y, como es en mi caso, no es conocido, la gente no lo puede tratar como un ídolo. Demasiado bien me han tratado”.
Primero surgió la opción de volver al RCD Mallorca, equipo al que pertenecía, pero finalmente acabó recalando como cedido en el Racing de Santander. El 28 de agosto, el último día antes del cierre de mercado de fichajes, se concretó todo en una operación relámpago que dirigió su representante Paco Casal. No se marchó solo y otros dos jugadores del cuadro blanco como Víctor Sánchez del Amo y Amavisca también hicieron las maletas con destino el equipo cántabro de cara a la nueva temporada.
Así finalizaba el periplo merengue de Magallanes que nunca más volvió al Real Madrid al rescindir su contrato un año más tarde. Su carrera discurrió entre España e Italia militando en el Venezia y el Torino en el calcio y en el Sevilla, Éibar y Mérida en el fútbol español. En una entrevista en Marca en 2023 recordó algunos pasajes de sus días como madridista con un dardo incluido a Guus Hiddink: “Fue con el que menos entrené en mi vida. 45 minutos por la mañana y 45 por la tarde. Así le fue, no se comió ni las uvas”. También confirmó que, pese a no estar en la disciplina del equipo, recibió la prima por la Copa Libertadores conquistada por el Real Madrid ante Vasco da Gama cuando jugaba en el Racing: “Me llamaron diciendo que tenía un ingreso de mucho dinero y ponía Real Madrid. Era el premio de la Intercontinental que le ganan a Vasco. 60 millones de pesetas. No sabes lo que quise ese día a Lorenzo Sanz. Creí que tenía que devolverlo. Si el Madrid es tan generoso, qué alegría, bienvenido sea”.
Fotografías: archivo Alberto Cosín
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Señor Cosín, nuevamente me reafirmo en mi admiración hacia estas historias tan desconocidas o semidesconocidas para la mayoría de los lectores y que usted nos brinda. Para mí son una gozada.
Un saludo madridista.
Muchas gracias siempre por tus comentarios, José Manuel.
Enhorabuena Alberto, lo de Magallanes o Edgar son ejemplos claros de la ley Bosman que llevaba poco tiempo implantada y las ganas de fichar los clubes lo que fuera de fuera.
Muchas gracias!