Terminó el partido de Copa de Europa en Lille y el ambiente en el Bar Segovia, el establecimiento de mi pueblo donde voy a ver los partidos del Real Madrid cuando juega fuera de casa, era, cuando menos, de ‘melancolía contenida’. No solamente por la derrota, sino por la imagen que el equipo está dando y la preocupación por el devenir de la temporada.
Al mismo tiempo, desde el grupo madridista que tengo en WhatsApp, se alzaban ya voces casi desde el descanso pidiendo que Ancelotti no llegue a Navidad. Sin solución de continuidad, desde Málaga, en un minigrupo que comparto con dos héroes con la camiseta del Madrid en territorio semihostil, me llegaban audios también de desmoralización y de vaticinio de desastre y, para colmo, al día siguiente me encontré por la calle con un madridista de pro, socio como yo, que me aseguró que no había cenado la noche anterior. El mapa del terror.
La exigencia que tiene el Madrid es legendaria. En el Club blanco no todo vale y, llegados el caso, no vale casi nada. El pasado no existe. Todo es el presente y ganar y ganar y volver a ganar. Esa es la diferencia entre este Club y el resto de los equipos del mundo. Pero ante el clima casi tétrico que se desató el miércoles por la noche después de perder en Lille, en un campo donde, visto lo visto, se puede perder, la situación invita a una reflexión.
Esta Copa de Europa de nuevo formato parece muy diferente, pero a la postre es igual que las demás: puedes quedar el 24º en la clasificación que todo se decidirá como durante toda la vida, en las eliminatorias a ida y vuelta. Como ha sido siempre y donde no hay rival más temible que el Madrid
Cierto es que el equipo no está bien. Ancelotti no ha encontrado aún los automatismos que permitan suplir con éxito la baja de Kroos. El Madrid tiene un equipo físico y pensado para correr en ataque, no para que sus delanteros jueguen de espaldas a la portería, aguanten el balón y esperen la arribada de la segunda línea. En ese modelo de juego, el jugador es Haaland, no Mbappé ni Vinícius, y ni siquiera Rodrygo o Endrick.
El estilo de juego del Madrid es la estampida, el balón al hueco, donde los puntas con los que cuenta el italiano no solamente son galgos, sino que son galgos que regatean y desequilibran mejor que nadie en el mundo.
Está claro que el equipo no está trabajado aún, pero así y todo, el Madrid no había perdido ningún partido este año, suma un título, está en la pelea por todo y acumulaba cifras estratosféricas, que muchos de nosotros nunca habíamos visto, de partidos sin derrota.
Que hay que mejorar, sí, que perder no es un verbo que se conjugue en el Madrid y en el madridismo, también, pero de eso a caer en la depresión por perder un partido o por no jugar en este principio de temporada como todos deseamos va un mundo.
Además, esta Copa de Europa de nuevo formato parece muy diferente, pero a la postre es igual que las demás: puedes quedar el 24º en la clasificación que todo se decidirá como durante toda la vida, en las eliminatorias a ida y vuelta. Como ha sido siempre y donde no hay rival más temible que el Madrid, al que nadie querrá ver ni en pintura, aunque haya entrado en el 23º o 24º lugar. Hasta entonces, fuegos de artificio y al tran tran en la Liga, donde pelearemos por todo en cuanto alguien del Madrid, y jugadores con calidad hay muchos, se dé cuenta de que el balón, en largo y al espacio, para que empiece la estampida.
¿A que ya estamos menos deprimidos?
Getty Images.
Si el Madrid no puede jugar con sus delanteros de espaldas a la portería para aguantar el balón y esperar a la llegada de otros compañeros y el equipo está hecho para correr en ataque, entonces ¿Que hacemos con todos esos equipos que se cierran y le dejan el balón al Madrid? Que son la mayoría, habrá que construir juego porque a veces contragolpes no se pueden hacer, y si encima el equipo no parece estar hecho para presionar arriba y robar el balón en su zona de atrás solo queda un equipo que recupere en su campo y salga al contragolpe (pero ya he dicho que muchos equipos ya saben que no deben dejar que el Madrid les haga eso) con lo que solo jugadas en transiciones rápidas donde hay que ser muy preciso e incluso esperar un despiste de algún jugador del rival porque estando tan cerrados si juegan concentrados va a costar mucho.
Y al Madrid muchas veces le cuesta sacar el balón jugado entre sus defensas y sus centrocampistas, ya no digamos jugar con los delanteros de espaldas o al hueco.
El Madrid debe dominar el máximo posible de formas de jugar y tratar de hacerlo lo mejor posible en cada una de ellas, y sus jugadores deben de saber jugador en dos posiciones (o al menos la mayoría) para darle opciones a Ancelotti.
Jugar en dos posiciones quería decir si no todos al menos la mayoría de sus jugadores, el corrector
Que harto estoy de los VINAGRES que harto, son peores que los antis..por favor señores un poco de cordura ...vamos a meter fuego al Bernabéu y ya está, si pudiésemos las mismas energías que ponemos en hacernos el arakiri en defendernos, otro gallo cantaría..de modo que nos birlan títulos en la negreira league desde hace décadas, nos pitan los negreira boys todas las semanas, esta el cuadra fernández, donde nos esquilman nos pateando nos calumnian nos maltratan desde todos los frentes y nosotros nos ponemos a echarnos las vestiduras, que cosas, el barcelona pagó una millonada a los arbritos durante décadas y ahí sigue la cosa y nosotros como si nada, los perrodistas justificando las agresiones a Vini y cia y nosotros con la matraca del partido perdido después de meses..en fin que harto de vinagres de verdad
Un partido se puede perder y punto, pero cuando se pierde de la manera cómo se perdió ante Lille, eso no se puede pasar por agua tibia. Ancelotti tiene un grave problema a solucionar, el Real no juega a nada, hay nombres y buenos para hacer una sinfonía de goles, pero no hay fútbol, no hay un esquema y los goles están ausentes. Creo que Ancelotti debe ser más audaz, no vivir del éxito pasado ni quedarse en una zona de comfort, tiene que ir a pelear con todo por la liga y la 15 y para ello debe ajustar las teclas, afinar las notas y lograr que el Real entone una nueva sinfonia futbolistica.
El Madrid no juega a nada desde los tiempos en que Bernabéu era presidente: y es porque juega a todo. Al contragolpe; a dominar el juego; a tener la posesión; a marear al adversario. A lo que sea necesario para ganar. Por eso ha ganado más que ningún otro y lo seguirá haciendo per in saecula saeculorum.