-Señora ministra, ¡cuánto honor! No, claro que no, ¡qué cosas dice usted! ¿machista yo? ¡por Dios! ¡Con lo que aprecio a la Cucinotta! Y a Charlize, claro.
-Desde luego, señora ministra, precisamente estaba a punto de enviar a la redacción de La Galerna, para la sección de madridistas egregios, una historia de una mujer espectacular, que deja en mantillas a todos los hombres que han aparecido hasta la fecha. Seguro que usted ya se imagina a quién me refiero.
-¡La virgen! No, no es una exclamación, señora ministra. Figúrese, me ha quedado niquelado: enlazo la pureza con el blanco madridista, y hago alusiones a la cruz del escudo y a la unión europea, con las doce estrellas por la corona de la Inmaculada. Además, pongo unos enlaces al Ave María de Schubert y al de Gounod: música celestial.
-¿Cómo? ¿Que no era esa la idea que usted tenía? ¿Qué mejor escoja otro perfil? Pero si … Claro, señora ministra. No, por supuesto, no se preocupe. ¡Será por mujeres madridistas!
-Ya veo; tengo lo que usted quiere, sus socios quedarán encantados con la elección, lo tiene todo: las raíces catalanas y el pacifismo más radical, ¡como que se enfrentó al ejército invasor a pecho descubierto!
-No me ha entendido usted, quiero decir que les hizo frente con audacia. No, borre lo de “pecho descubierto”, que no es la maja de Goya. Créame, señora ministra, va a quedar usted de maravilla ante sus socios. Ya le digo, una mujer de rompe y rasga: nada menos que Agustina de Aragón.
Estimados lectores: perdonen que haya tardado en comenzar la historia del personaje del día, pero tenía una llamada que no podía dejar de atender. Como acabo de decirle a su señoría, hoy colocamos en el álbum de los madridistas egregios un cromo singular: Agustina de Aragón, emblema de la resistencia zaragozana frente a las tropas napoleónicas.
Agradezco al gran historiador don Lucas Prada y Regato la documentación recogida, que ha permitido hilvanar estas notas.
Contra lo que podría pensar un lector desavisado, Agustina no nació en Aragón, sino en Reus, y fue en Barcelona donde casó y donde a buen seguro hubiera pasado sus días de no ser por el ansia viva que impulsó a Bonaparte a apoderarse de España (y de otros territorios menores, como Rusia, Italia o el imperio austrohúngaro), pretextando patente de corso. El torbellino que arrasó Europa hizo de Agustina un ejemplo de madridismo para la posteridad. Como escribe el doctor Prada:
Agustina de Aragón
fue una joven catalana
que le zurró la badana
al propio Napoleón.
Fue mujer de armas tomar
y no quiso ser francesa,
que era más aragonesa
que la virgen del Pilar.
Por entonces el Real Madrid no tenía sección femenina (¡como que aún no había sido fundado!), de modo que a Agustina no le quedó otra opción que la de ser madridista instintiva, sin entrenamiento ni práctica, dejándose llevar por su intuición. Porque resultó que Agustina “pasaba por allí”; seguramente habría ido a la capital del reino (de Aragón, al que pertenecían tanto Reus como Barcelona – y al que siguen perteneciendo, si vamos a ser respetuosos con la verdad histórica, propósito principal de este estudio) a hacer algún papeleo, renovar el carné o pagar algún impuesto.
La cuestión es que cuando Agustina llegó a Zaragoza, el equipo galo estaba abusando del juego sucio, y así había conseguido lesionar, expulsar o inutilizar a la mayoría del equipo maño, de manera que en el estadio de la Romareda se daba una aplastante mayoría de franceses. En el banquillo aragonés no quedaban jugadores disponibles, así que la audaz Agustina saltó al campo sin pensárselo dos veces, besó el escudo, se colocó al pie del primer cañón que vio, agarró la mecha y repartió candela a diestro y siniestro; lo que se llama “derribar la puerta”. En palabras de don Lucas:
Tenía capricho la moza
de disparar un cañón
y aprovechó la ocasión
al pasar por Zaragoza.
Fue de esa expeditiva manera, difícil de compaginar con la imagen de las mocitas madrileñas dirigiéndose alegres y risueñas a Chamartín, como la heroína de este episodio escribió la primera página del Real Madrid femenino y dio ejemplo de cómo ha de defenderse un área cuando el enemigo es superior en fuerzas y ataca con todo; ejemplo que supieron seguir futbolistas como Goyo Benito, Juan Antonio Camacho, Fernando Hierro o Sergio Ramos, manteniendo así la continuidad de la garra, del esfuerzo y del sacrificio de aquella intrépida mujer, que fue capaz de explicar sin palabras lo que significa tenerlos bien puestos.
Históricamente, el Real Madrid ha tenido la sana costumbre de dejar al gallo francés sin plumas y cacareando. En la copa de Europa, esa costumbre se puede calificar de vicio: desde que en el año 1956 derrotara en la final al Stade de Reims, hasta la aún reciente eliminación del infatuado PSG. No es descabellado situar el nacimiento de ese saludable hábito en el arrojo de la brava Agustina, a quien acaso también se encomendara Pirri cuando remató de cabeza al fondo de las mallas de la selección francesa.
El genoma madridista debe a Agustina un plus de bravura, de decisión y hasta de temeridad, que le lleva a buscar la victoria en fútbol con 9 jugadores contra el Valencia en la supercopa de 2008, o a pelear por el quinto partido de la final de baloncesto en Vitoria, perdiendo por 8 puntos a falta de un minuto en 2005. Ese material genético lo aportó la heroína que estamos recordando. Sugiero a quienes corresponda en el ayuntamiento madrileño que cambien el nombre del paseo junto al que se asienta nuestro estadio, de manera que pase a llamarse Paseo de la Aragonesa, en memoria de Agustina, en lugar de la denominación actual, que homenajea a un anís. Sería un acto de justicia.
El expolio y el pillaje que las tropas invasoras causaron en los archivos locales han dejado numerosas lagunas en la documentación relativa a nuestra heroína, que han sido rellenadas, ¡qué remedio!, con el ingenio y la audacia que caracterizan la obra investigadora del doctor Prada (especialista en Viriato, que le dio justa fama), y dejan abierto un resquicio a la duda de algunos detalles, que pudieran inspirar ulteriores trabajos. Por mi parte, a lo escrito me atengo, con las lógicas reservas.
Si bien no está demostrada
la verdad de este relato,
yo doy por bueno el retrato
y la causa por cerrada.
El evidente paralelismo de la historia de Agustina de Aragón con la del Real Madrid se ha visto realzado en fechas recientes con el ejemplo del club deportivo Tacón, que al igual que la aragonesa “pasaba por allí” cuando el viento de la historia lo arrastró llevándolo a integrarse en las filas del ejército madridista desde las que empezará a sacudir cañonazos a los gabachos.
Señora ministra: espero que haya disfrutado del episodio. Si desea que glose las hazañas de alguna otra heroína, no tiene más que sugerirlo. Siempre a las órdenes de usía.
Y hubiera continuado otro malo Violeta que también mereció vestir de blanco entero
Maño no malo el corrector
¡ Qué bueno !.
Pero, veo que lo mismo se ha desatado una guerra contra Varane, Benzemá, Mendy, Zidane y ...¿ el próximo ?, Paul Pogba.
Esta temporada sí qué si...no nos libra ni Dios del repaso que nos dará el PSG... Sin embargo, este artículo lo justifica en cierta medida.
Me imagino al belga encajando un gol tras otro...
Los franceses, salvo excepciones, gustan de reírse de los belgas - para ellos son como los de Lepe para nosotros-. ¡ Qué Dios nos coja confesados !.