Antes de nada, amiga Hechi, te agradezco tu réplica a mi anterior artículo. Me gustaría al respecto puntualizar algunos aspectos.
Coincido contigo en que no es de recibo el linchamiento acostumbrado en las redes sociales ante deslices ocurridos hace años y en contextos que se alejaban de cualquier exposición reposada. Precisamente mi texto hablaba de redención, de pasar por alto esas faltas cuando salen a la luz. De darles la (poca) importancia debida. Pero la realidad, por desgracia, es la que es y la responsabilidad del club también. Una parte nada desdeñable de la afición se muestra encarnizada ante hechos como este. Reaccionar como si esa dinámica no existiese pudiendo evitarla sería, a mi modo de ver, una irresponsabilidad por parte de los dirigentes. La obligación del club es que sus jugadores jueguen en las mejores condiciones posibles. Y si depurando una serie de tweets que no suponen más que una chiquillada pero que van a ser juzgados desproporcionadamente por algunos, el club consigue reducir la presión sobre dicho jugador, habrá cumplido con su misión.
En cuanto a no considerar al Real Madrid el mejor per se ahí sí que difiero de una forma más contundente. No te culpo, al revés. Probablemente sea desmesura de mi madridismo. Pero lo cierto es que yo sí considero que el Real Madrid es el mejor del mundo en términos absolutos. No creo que la grandeza del Madrid radique en su palmarés, sino en las circunstancias que lo han hecho posible. Cada club, como comunidad que es, construye a lo largo de su historia un relato que refuerza una serie de valores, una significación concreta. En la mayoría de los casos esta responde a la identificación con un lugar, con un estilo de juego o con un carácter determinado. El Real Madrid, desde su etapa más gloriosa hasta hoy ha establecido dos vínculos que le han hecho reconocible: una fe inquebrantable en la victoria en cualquier contexto y su universalidad. Estos dos valores no responden a la casualidad, sino que han sido una apuesta, a conciencia, de muchos personajes del pasado y del presente.
Sí, suena como algo etéreo, argumentos teóricos sin aparente peso real. Pero del mismo modo que los futbolistas alemanes o italianos han forjado una personalidad determinada que ha convertido a sus selecciones en dos de las más exitosas de la historia, sucede con el Real Madrid. Nadie en su sano juicio diría que los alemanes o los italianos ganan más por una cuestión genética, por suerte o porque estén mejor alimentados. Y sin embargo existe la conciencia de que cuando comienza una competición internacional ellos tienen más chances que la mayoría de sus rivales. Su personalidad colectiva, como en el caso del Real Madrid, es un hecho innegable.
A esa grandeza precisamente me refiero cuando digo que todo el mundo tiene un madridista en su interior. No pretendo negar a nadie la posibilidad de ser de otro equipo. Faltaría más. Como sabes soy de Barcelona y por razones obvias tengo multitud de familiares, amigos y demás gente querida que son simpatizantes y hasta socios del equipo rival. Cuando digo que todo el mundo tiene un madridista en su interior me refiero a la importancia que cobra el Real Madrid para casi cualquier aficionado del mundo. Puede haber excepciones pero por lo general, si eres un gran aficionado, el Real Madrid no despierta indiferencia. O bien genera simpatía o, por el contrario, una gran animadversión.
El futbolero, madridista o no, no puede evitar reaccionar ante uno de los fenómenos más singulares de este deporte. El club blanco es por tanto un factor esencial y como tal es casi ineludible la toma de posición con respecto a él. Incluso me atrevería a decir que uno toma distancia, en términos de indiferencia, con respecto al Real Madrid en la medida que lo hace con el fútbol. Por tanto sí, en cierto modo, creo que todo aficionado al fútbol alberga al Real Madrid en su interior. En uno u otro bando, pero a fin de cuentas dos caras de la misma moneda.
Y culmino con un ejemplo que resulta muy significativo. Desde hace dos décadas el FC Barcelona disputa al Real Madrid el liderato del fútbol. Desde hace una nuestro gran rival disfruta, incluso, de su etapa dorada. En cambio, cada vez que irrumpe un tercer rival en liza con opción a campeonar, dicho tercero, su afición en bloque, refuerza sus opciones de aspirante multiplicando su antimadridismo. Los periodos de éxito de Valencia, Deportivo de la Coruña y Sevilla han culminado con la transformación de dichas aficiones en tres de las más antimadridistas. No importaba que deportivamente el Barça fuera más fuerte y por tanto un mayor obstáculo a sus objetivos. El antibarcelonismo de dichas aficiones apenas ha sido perceptible porque en su fuero interno el Real Madrid seguía siendo la referencia absoluta, y en la medida que se oponían a la institución blanca, sentían que se ponían a la altura de lo que ellos más ansiaban: ese club que llevaban dentro.
vamos a ver, Pepe (perdóname el tuteo pero con ese nick a uno le sale per sé), tú crees que cuando pasa esto que dices "cada vez que irrumpe un tercer rival en liza con opción a campeonar, dicho tercero, su afición en bloque, refuerza sus opciones de aspirante multiplicando su antimadridismo", ¿crees que esta corriente es por adhesión espontánea o viene calentada, caldeada, alentada y formada por los medios? 😉
Ah, y otra cosa, cuando afirmas esto que dice hechi: "Coincido contigo en que no es de recibo el linchamiento acostumbrado en las redes sociales ante deslices ocurridos hace años y en contextos que se alejaban de cualquier exposición reposada." estás/áis partiendo de una premisa exagerada y falaz porque el verdadero linchamiento es cuando eso que llamáis linchamiento sale en los grandes medios. Ahí sí que podemos hablar d elinchamiento.
Usar la palabra linchamiento para denunciar tuits groseros de anónimos y gente corriente es pervertir su verdadero significado y quitarle hierro cuando lo cometen los medios. Que es lo grave. Si lo hace todo el mundo si se usa para cualquier feo, corrillo, señalamiento de algunos aficionados entonces se le quita hierro y gravedad cuando los medios cometen linchamiento de verdad, como el que hicieron con Mouriño, por ejemplo.
Aquí, cada loco con su tema 😉
El último párrafo debería enseñarse en las escuelas.