“—¿Por qué te resulta tan difícil creer, Jack?
—¿Por qué te resulta a ti tan fácil?
—¡Nunca ha sido fácil!”.
Perdidos. Hombre de ciencia, hombre de fe.
Aprovecho la cita de la que probablemente es la serie de cabecera de nuestro jefe, Jesús Bengoechea, para poner de manifiesto la incredulidad que asalta al madridista medio tras vivir una noche como la de la pasada victoria ante el Borussia Dortmund en el Santiago Bernabéu. Tras una primera mitad en la que gran parte de la masa social del madridismo estaba destripando al equipo y enviando a Carlo Ancelotti de vacaciones indefinidas, parecía improbable que a absolutamente nadie se le cruzara siquiera por la mente la posibilidad de que sucediera lo que la realidad y el Real Madrid acabaron plantando ante nuestros ojos: que remontáramos.
El equipo vikingo pasó de soldado imberbe a indomable berserker en los escasos quince minutos que duró el descanso para trasmutar al dragón alemán, que hasta entonces le atormentaba, en un mero peluche en sus manos, Vinícius mediante. Y lo hizo ante la atónita mirada de un público (no el del Bernabéu, precisamente) que parecía no entender lo que estaba viendo.
Porque el madridista no es un aficionado de fútbol cualquiera. Es uno que se implica de tal manera en la resolución de conflictos que asolan al club que bien podría cobrar por ello. Para el aficionado madridista no existe más importante empresa que analizar aquellos contratiempos que atraviesa su club, dígase mal juego, ausencia de estilo, meritocracia, preparación física, abundancia de lesiones o generación de automatismos. Y no considero que esto sea erróneo o pernicioso, sino que simplemente es malinterpretar al club de Concha Espina, que habla en un idioma completamente diferente. Un idioma alejado de los cánones puramente futbolísticos y consistente única y exclusivamente en creer.
El partido contra el Dortmund sirvió como recordatorio a los madridistas de ciencia de que la señal que marca la frontera entre ellos y los madridistas de fe es simplemente un gol
Porque mientras la prensa, los rivales e incluso los propios aficionados blancos se permiten prácticamente a diario darle lecciones de fútbol al ancestral club vikingo, el Real Madrid, impertérrito, no hace sino responder dando lecciones de vida. Entiendo que dar por muerto al Madrid ya es deporte internacional, pero creo yo que lleva demasiado tiempo levantándose de la tumba, como si de una siesta se tratase, como para al menos no tener la deferencia de concederle el beneficio de la duda, cuando menos.
A todos nos gusta (sobre)analizar al Real Madrid y jugar a ser entrenadores, preparadores físicos o directores deportivos, pero me da la sensación de que como aficionados nos metemos tanto en este papel que tendemos a olvidar lo que verdaderamente hace especial a este club, que es esa manera suya que trasciende a la vida misma de luchar hasta el final y no conocer el significado del verbo rendirse.
El partido contra el Dortmund sirvió como recordatorio a los madridistas de ciencia de que la señal que marca la frontera entre ellos y los madridistas de fe es simplemente un gol, como explicó en zona mixta Vinícius tras el partido (“sabíamos que si marcábamos el primero íbamos a remontar otra vez”), demostrando que los jugadores son los mayores conocedores de los entresijos de este maravilloso deporte y lo que ocurre cuando el que lo desempeña lleva una camiseta blanca y nuestro escudo redondito. Ya nos lo dijo en su día también Arbeloa, que algo tiene que saber de esto: madridismo es creer.
Entiendo que dar por muerto al Madrid ya es deporte internacional, pero lleva demasiado tiempo levantándose de la tumba, como si de una siesta se tratase, como para al menos no tener la deferencia de concederle el beneficio de la duda
Tiene que ser cierto eso de que el fútbol no tiene memoria, porque los madridistas de ciencia en lo último que pensaban anoche tras la primera parte era en las remontadas de las grandes noches europeas protagonizadas por su club. Quizá sea cierto también eso de que el fútbol es un estado de ánimo y en momentos de flaqueza no nos facilita el acceso a esos bellos recuerdos, por mucho que el Madrid haya insistido cada temporada en ir renovando los mismos de una forma cada vez más inverosímil y, en ocasiones, directamente imposible.
Porque esto de remontar no es nuevo, ni tampoco se remonta, valga la redundancia, a nuestras dos últimas y célebres Champions. En 2018 veníamos de “perder” la liga en noviembre y nos esperaba el PSG en octavos en lo que parecía que iba a ser un trámite para los franceses, cuando de repente el Madrid emergió de sus cenizas para acabar consiguiendo su tercera Champions seguida. No, amigos. Llevamos haciendo esto desde que el fútbol es fútbol y el Madrid es el Madrid. No somos un club de ciencia y pocas veces lo hemos sido. El último entrenador puramente científico que tuvimos, Rafa Benítez, no es que durara mucho en el banquillo blanco, teniendo que ser sustituido por alguien que sí que entendió a la perfección lo que este club representa.
Mientras la prensa, los rivales e incluso los propios aficionados blancos se permiten prácticamente a diario darle lecciones de fútbol al ancestral club vikingo, el Real Madrid, impertérrito, no hace sino responder dando lecciones de vida
No demando al madridista de ciencia una milagrosa conversión pese a la multitud de epifanías que han vislumbrado sus ojos, ni tampoco que deje de escudriñar el juego del equipo para desentrañar nuestras actuales fallas tanto en salida de balón como en contundencia y estructura defensiva. Simplemente me atrevo a sugerirles que abandonen la falsa certeza que les proporciona su escepticismo y recuerden que, aunque este equipo parezca muerto, aunque el cuerpo no se mueva ni haga ademán de responder a estímulos, aunque el corazón lleve tiempo sin dar señales de latido, en cualquier momento puede volver a alzarse, desperezándose como quien no quiere la cosa. No sean tan incrédulos como Tomás en el Nuevo Testamento, pues para el Real Madrid la Muerte no es sino esa vieja amiga que precede a la enésima Resurrección. Preocúpense del mal juego, monten en cólera y enciendan las hogueras si lo necesitan, pero al menos recuerden. Recuerden que este equipo nunca se rinde. Recuerden que el Real Madrid siempre se levanta.
“—Porque me has visto has creído —le dijo Jesús—. Dichosos los que no han visto y sin embargo creen”.
Juan 20:29
Nuevo Testamento
“—¿Cómo que si puedo? Para el que cree todo es posible”.
Marcos 9:23
Nuevo testamento
Getty Images.
Estos vinagres no aprenden que pena que tengan el coco comido por los antis, y es eso no os quepa la menor duda, absorben los contenidos antis compran los relatos antis, leen la prensa anti, o sea toda, y no disfrutan de nuestro Equipo como debieran, una pena pero es así, ay que cosas, yo no se vds. pero en mi entorno hay vinagres que dicen son madridistas pero no les gusta que les recuerde lo del robalona f.c, que si pero, siempre un pero, que lo que tenemos que hacer es meterles 4 y se acabó, como si esto fuese posible siempre, en fin lo que digo siempre, los han infectado esta mancha de granujas y sectarios antis para que no sean felices...una pena allá ellos..hala madrid y nada mas un saludo desde el Sur de España
Se puede decir más alto,pero no más claro.Saludos cordiales Anarcomadridista
Igualmente Guillermo
Es doloroso para mí ver qué el relato mediático ha interiorizado al madridista como debe ser,el resultado de esa labor constante es el aficionado madridista medio,un aficionado desagradable que cuestiona todo ,fiscaliza a su equipo en todo ,exige todo cuando el apoyando en el estadio es una caricatura ,en definitiva el aficionado de más baja calidad del panorama
Que cansinos son los madridistas acríticos en todo con pensamiento único.
Se llama Síndrome de Estocolmo. Son de "ciencias" que se avinagran , más si cabe, siquiera les insinúan que están condicionados por el relato.
Me atrevería a decir que algún vinagre, tanto si es consciente de ello como si no, preferiría que el Madrid palme el clásico para poder explayarse con el "yoyadijismo".
Me huelo un empate. Ojalá me equivoque para bien.
Yo en ningún caso hubiese utilizado la palabra "ciencia" en éste portanálisis. Podría utilizarse "siensia" en su lugar. La ciencia solo puede demostrar, con datos como las 15 y las 35, que la probabilidad de victoria está del lado del Real Madrid. Aplicado a Vini, hay un estupendo artículo colgado ahí al lado del portanálisis.
Jajajajaja. Exacto.
No sé en qué se basa para afirmar: “ parecía improbable que a absolutamente nadie se le cruzara siquiera por la mente la posibilidad de que sucediera lo que la realidad y el Real Madrid acabaron plantando ante nuestros ojos: que remontáramos.” Estuve en el Bernabéu y, justo antes de que el árbitro señalara el fin del primer tiempo, varios de los que nos encontrábamos en el 2º anfiteatro, fondo sur, -entre los que me incluyo- dijimos bien alto y claro: este partido lo vamos a ganar. Íbamos 0 a 2 por dos errores monumentales de un ¿jugador? nuestro, no porque nos hubieran dominado. Más bien, al contrario; éramos nosotros los que dominábamos. No podía haber otro horizonte que la remontada, como así sucedió. Sólo, con ligeros cambios: adelantar al de los errores que nos costaron dos goles y ponerle a Valverde algo por detrás de él (alejándole de la defensa). Jugar con dos centrales y medio: Militão, Rüdiger y Mendy. Pasar a Rodrygo algo más al centro del campo y adelantar la posición de Bellingham. Liberar de tareas defensivas a Modrić y, por supuesto, correr y echarle eggs en las disputas.
Precisamente he especificado que no me refería a los madridistas que fueron al Bernabéu porque el ambiente fue magnífico.
¿Por qué está pendiente de moderación? Exijo una explicación.
La gota malaya de los mass media, prácticamente todos animadridistas, secuaces y fanáticos seguidistas de un club que pago por los menos durante 17 años al Vicepresidente de los árbitros, excepto honrosas excepciones, como puede ser la propia Galerna, Libertad digital, pero poco más, hacen que los madridistas pensemos a veces, ¿estaré yo equivocado? a parte de que la exigencia del club y de la afición también ha hecho grande al equipo
Madridistas, así de integradores, como usted, son bienvenidos para sanear el ambiente. En mi opinión, un madridista positivo útil al club está lejos de ser un palmero condescendiente y lejos de ser un vinagre.
Madridistas así de integradores, como usted, son bienvenidos...
J B tiene doblemente mérito. Por haber fundado la Galerna y por haber sumado otros afines a la noble causa de la coma del vocativo y sus derivados.
Recordando, para que no se olvide nunca. El Farçalona, el "mes que un club", ha pagado durante décadas al vicepresidente del CTA, Enriquez Negreira, para "conseguir neutralidad".
Ni un día sin pan en casa, ni delito o fraude del FARÇA. (R. Ramos Neira, dixit)
"Entiendo que dar por muerto al Madrid ya es deporte internacional". Solo nacional.
Ancelotti, como buen maestro zen, entiende perfectamente la idiosincrasia de nuestro equipo. Quizá es el entrenador que mejor la entiende. A veces se equivoca, como todos los entrenadores, pero algunos confiamos en él. Cómo no va a ser así si tiene el palmares que tiene. Los sistemas tienen que ser asimilados por los jugadores y esto ahora mismo está en proceso de aprendizaje. Queda mucha temporada y este año han cambiado bastantes cosas. Kroos no está, ha venido Kilian, estamos sin Nacho y sin Carvajal. Por no hablar de la lesión de Alaba. A esto se suma el eterno problema de los arbitrajes y la presión de los medios "antis", ¿todos?. Se puede analizar y criticar, pero no es de recibo despedida a Ancelotti para eso.
En fin, un poco de fe no vendría mal.