Créeme cuando te digo que el Madrid se parece a sus entrenadores. A mí me gustaría que se pareciera a su estrella, como en tiempos de Don Alfredo (suspiro imaginando un Madrid presumido y descomunalmente ambicioso como Cristiano), pero la realidad es cruel y no admite lugar a dudas.
Desde que tengo uso de razón, el Madrid ha adoptado siempre la personalidad del inquilino que ocupaba su banquillo, incluso en las fases de interinazgo. El fiel Miljan y Vujadin le dieron aquellos toques balcánicos de stajanovismo creativo; Don Alfredo llevó a un equipo simplón a jugar cuatro finales gracias a que los jugadores de una plantilla corta de calidad se impregnaron de su aura de leyenda; los equipos de Amancio y Arsenio exhibían generosas dosis de la ternura buenista e indefinida que todo gallego tiene en su ADN; el Madrid de Beenhakker usaba pincel de preciosismo flamenco; el de Toshack destilaba, alambicado, resultadismo con puntualidad, cualidad británica donde las haya; con Radomiro vimos, en el césped, el formalismo amediterraneado de su acento serbio; Floro quiso meter ciencia en el vestuario, pero era una ciencia asturiana que olía a queso manchego, y el juego lució tan desquiciado como aquel “con el pito nos los follamos”; Jorge Alberto nos dio un Madrid barroco, de ombliguismo ensimismado en un juego prosaico al que sobraban adjetivos; con Heynkes, de quien se esperaba ingeniería teutona, jugamos un fútbol cervecero, de selva negra, que sigue siendo tan alemán como las salchichas y el codillo con chucrut; la etapa de Guus Hiddink, que prometía ser el nuevo Beenhakker, nos dejó un juego decorativo de tulipán entre molinos de viento, idéntico a su mirada buscando el marcador; Don Fabio trajo su flor y su equipo fue el fiel reflejo de su alergia a la rendición; Queiroz se quedó en lo que siempre fue: la versión en Fado Portugués de Ferguson, su equipo igual de incomprensible, como un vino de Oporto cultivado en la turba carbonífera de los Highlands escoceses; Luxemburgo, en lugar de samba ligera de ropa, llegó con su cuadrado mágico a ninguna parte, inadaptable al fútbol del viejo continente… su equipo dejaba esa misma sensación; los interinos, todos, desde Molowny a López Caro, pasando por Del Bosque y García Remón, dieron, como era de esperar, personalidad de interino al equipo (quizá mi querido Mangas haya sido quien mejor representó los inconfundibles rasgos de alineador, de gestor de la autogestión de la plantilla); Schuster vivía en la disyuntiva de su calculadora genética germánica, que anticipaba en voz alta derrotas en el Camp Nou, y su inocultable adopción del españolismo más paellero; Juande fue un interino más, igual que su Madrid; con Pellegrini, el quiero y no puedo de la pusilanimidad; el Madrid de Mou vivió encorsetado en su ceño fruncido, la pelea contra el mundo y el profesionalismo crispado de la personalidad del portugués; el colegueo bon vivant de Carletto era fácilmente reconocible en el juego del equipo, igual que su italiana tozudez por dividir entre titulares y suplentes…
Y así llegamos a Benítez, el currante de cachetes sonrojados, con su fútbol sin instinto asesino, de mortadela con ipad en calzoncillo de paño.
El juego del Madrid, por mucho que se empeñen algunos en vendernos milongas de plantilla ingobernable, siempre transmuta en versión en traje corto de los rasgos más llamativos de la personalidad de sus entrenadores.
Por eso quiero a Zidane al mando. Porque sospecho que veríamos a un Madrid elegante, con el liderazgo y los huevos suficientes para darle un cabezazo argelino a quien pretenda faltarle al respeto a su familia.
Yo oigo y leo miles de cosas referidas a Benítez , que si le apodan el 10 , que quiere imponerse y es dado a echar broncas como si fueran juveniles y tres mil cosas más cada día .
¿Acaso el presidente se ha equivocado en darle a Benítez una plantilla súper profesional y de michos kilates futbolísticos ? .
Ni su estética, con esa barriga cervecera que no se le bajará ni aunque haga mil dietas , con su filosofía de futbol que nada pega con la filosofía del Madrid , es decir , atacar bien y defender dignamente .
Imaginaos que se cargan a Benítez , previo pago de su indemnización , y llega Zidane , ¿los mismo que le hacen la cama por no haber sido cocinero antes que fraile a Benitez lo harán con el? , la respuesta es clara a la pregunta tonta que acabo de hacer .
En Zidane pueden creer , como en Zidane parece que creen en el ala oeste de la casa blanca , no sé si Zidane cree en el .
Buenas noches y déjense de milongadas, lo que necesitamos son jugadores así.
(En Madrid había encontrado un equipo al que pertenecer, al que sentirme vinculado, pero a veces las cosas suceden así. El club estará siempre en mi corazón. Porque crecí con el equipo, como persona y como marido, como compañero, como jugador... y disfruté de un año histórico. Sentí que el Madrid era de verdad mi casa)
ES fácil adivinar que jugador es,
Por favor basta de marear la perdiz con los entrenadores, con esta estructura de poder en el club,
no vale ninguno, la situación no tiene arreglo cuando no hay ningún entrenador que quite y venda
a las " figuritas", porque no tiene el respaldo de la presidencia. JODER ¿QUE HIZO GUARDIOLA
CUANDO LO NOMBRARON ENTRENADOR ? DOS COSAS 1) hacer una limpia de vacas sagradas y reafirmar
su autoridad, con toda la presidencia apoyándole.
2) Quitar a Messi de la banda izquierda, donde era grande pero no determinante, para dejarle jugar a su aire
por todo el frente de ataque.
Pues la verdad, no se si poner a un ex-galáctico, ahí comenzaron los perniciosos hábitos que se hicieron cotidianos, al frente de un equipo de estrellas perdedoras, acomplejadas y desahogadas, servirá para algo. Creo que sería más útil cortar una testa coronada al año. Se comenzó con Casillas. Se debería haber continuado con Ramos, en vez de hacerle un plan de jubilación a su medida y así seguir con Marcelo, un jugador impropio de llamarse deportista de élite. Con una cabeza real al año, puede que se desterrara la molicie versallesca instalada en ese vestuario, justamente, desde la llegada de los galácticos en aluvión.