El Madrid no sale en el NO-DO

Decía el locutor Carlos Martínez antes de empezar el partido que un montón de "chiquillos" se estaban haciendo fotos con los jugadores: el mismísimo NO-DO. "Cada vez que tiene el balón recibe una pitada por parte del público". Eso también lo dijo después de Cristiano. Tal cual, asépticamente, sin añadir ninguna apreciación. Yo creo que si a Messi le pitaran igual, Carlos Martínez y su banda (musical) anunciarían un bando y mandarían poner en directo un teléfono de afectados.

Michael Robinson podría ser Tony Ronald (Help, ayúdame) y Maldini Karina (Buscando en el baúl de los recuerdos). Yo les escucho ya por costumbre, como si sólo hubiera un canal igual que antaño. Y en realidad no estoy tan desencaminado. Es difícil encontrar una transmisión que no dé la matraca (es obligatorio, ¡es el NO-DO!) con un antimadridismo que tiene que doler (véase el breve estudio de un servidor sobre la madriditis), como si sólo tuviésemos opción de ver y escuchar los "Mágicos 60".

Durante los primeros veinte minutos yo vi un partido de un nivel tan alto que el mismo del Atlético contra el Barcelona no dio ni para cinco minutos de Micky y los Tonys. Keylor y Benzema, dos señalados hasta por los que nunca señalan (o no señalaban), protagonistas. Paradas y remates, respectivamente. Luego, como por el minuto treinta, el Villarreal había conseguido descolocar al Madrid y poner a Luka a jugar en Sevilla y a Kroos en Murcia y en ese plan, como decía Umbral.

Para superar ese éxodo forzoso o forzado, por no poner otros ejemplos, Luka se trasladó a Teruel y Kroos a Badajoz, pero así la desnaturalización, por supuesto, continuaba. Yo una vez fui a una fiesta que organizaba Pocholo Martínez Bordiú en la que él mismo era el portero, el relaciones públicas, el camarero, el cobrador (incluso la caja), y el gogó, y en esas vi yo a Casemiro recorriendo la península en una furgoneta.

El Villarreal y la iniciativa o la iniciativa y el Villarreal. Y el contragolpe robado al Madrid. Pero éste aguantaba corriendo, generalmente hacia atrás. No importa. Hay que correr hacia todos los lados. Cuando toque. Y este Madrid corre. Está en forma y sabe que en sus pies está el triunfo. Este Madrid tiene una reserva nadaliana de fondo de pista sin la cual no hubieran sido posibles tantas remontadas.

Y todo eso por mucho que a un jugador como Samu Castillejo le haga parecer una estrella mundial. No entiendo las críticas a Benzema, que está rápido y fuerte y con ganas. Se mueve y mira como un felino aunque luego remate, a veces, o muchas veces si se quiere, como un simple gatito. Benzema es así. ¿Cuándo remató Benzema como Hugo Sánchez? Nadie le contrató por eso. Y ninguno de los entrenadores profesionales del Real Madrid, el mejor equipo del mundo, le elige como titular por eso. Benzema es mucho más que eso.

El gol de Trigueros podía llegar, pero tampoco significaba mucho, sólo que el Villarreal se estaba adelantando. Era más clarividente, incluso con la ausencia interesada, flagrante, casi vil, de repeticiones televisivas más que interesantes como la de la posición de Bakambú en el segundo gol de los locales. Nunca dejaba de percibir el peligro el Villarreal a pesar del supuesto baño. Yo no veía ningún baño, tan sólo una superioridad cuestionable.

Isco salió al campo por Pocholo inmediatamente después del mazazo. Pocos minutos antes de que Cristiano empalmara una volea alucinante que fue a dar en el palo. El Madrid iba perdiendo por dos a cero en el minuto sesenta pero seguía devolviendo tiros tras la línea de fondo con el empeño de llegar hasta el quinto set, pero esta vez metido dentro de la pista gracias al empuje de Isco, que jugaba recorriendo las trincheras de Gallipoli.

El gol de Bale llegó por desmoronamiento. El malagueño poniendo entre las ruinas una carga explosiva para salir corriendo después tras el parapeto antes de que Gareth pulsara el detonador. Y luego claro, se dio una batalla entre los escombros por los que Isco se movía como un conejo. Entre las paredes de Marcelo y Karim se podía escuchar de todo. ¿Eran jadeos?, ¿chirrido de muelles?

El gol de Gareth Bale llegó por desmoronamiento

El caso es que el clímax llegó tras una mano enorme, una mano de gorila, una zarpa de oso por mucho que Bruno quisiera quitarla de la trayectoria del balón. Qué escándalo, un penalti clamoroso pitado, con lo bien que lo estaba haciendo el Villarreal. Eso no se hace. Y que si el penalti, como concepto, es igual para todos como la justicia. Esa ira, ese odio descontrolados no dignifican la derrota. Aunque sí la dignifican más que la resignación silenciosa ante fracasos más sangrantes como, por ejemplo, el de todo un Atlético frente el Barcelona.

Cristiano marca el penalti y el portero no oye el ruido del disparo antes de que la bala le atraviese. Y esto es como la carga definitiva de la caballería. Se oye ruido de cascos y sonido de cornetas. "Así, así gana el Madrid", grita la plebe sin darse cuenta de que es verdad, de que el Madrid gana finalmente al galope que ha recuperado y no como se ha dibujado en su victimismo inducido que sufre el golpe letal con el cabezazo de Morata, al que ha dejado sitio Benzema por decisión de Zidane que una vez más acierta en los cambios poniéndoselo cada vez más difícil a los guionistas y a los censores del NO-DO, de los muchos NO-DOs donde no dejan de informarnos de cómo los de siempre inauguran embalses.