Le he leído, otra vez, a Gistau sobre el gilismo florentiniano. Yo no soy un teórico (bais, bais) del madridismo sino un simple observador al que a veces le duele el Madrid, lo cual quizá sobrepase las atribuciones, precisamente, del observador. Pensaba que me iba a levantar de peor ánimo, pero me encuentro tranquilo. Una calma, no obstante, que ya me conozco y que precede a una tormenta interior similar a la que sorprendió el domingo en pleno campo a Nacho Faerna, que salió de la tubería de la prisión de Shawnshank levantando los brazos al cielo bajo la lluvia. Él no lo sabe, pero yo iba con él, metido (colado) en el equipaje ese que le colgaba de la cuerda, y aquí estoy a la luz del día, esperando siempre a ver si llego a Zihuatanejo.
No estábamos solos en esa huida. Mientras Nacho me arrastraba por quilómetros de porquería, Juanma Rodríguez me (nos) hablaba allí, bajo el plástico, de penaltis peligrosamente no pitados. En realidad Juanma lleva años de resistencia y escapadas heroicas, arrastrándose por alcantarillas como Andy Dufresne, reptando entre los matojos como el Bubber al que perseguía la jauría humana, o dejando flores de justicia para el alcaide como el Clint Eastwood sobre las rocas de Alcatraz. Dice el Gistau de la teoría gilista que el Madrid "va adquiriendo la fotogenia fatal de las viejas leyendas oxidadas que tiene todo el futuro por detrás...", lo cual (y más con esa prosa) es igual que dinamitar por dentro El Álamo, como si no estuviera ya suficientemente sitiado.
Yo entiendo, ¡vaya si entiendo!, cómo no entenderle a Gistau, (estoy extrañamente calmado, como si se fuera a producir un eclipse), pero ese magnífico artículo suyo es como si lo hubiera escrito Davy Crockett haciendo explotar el polvorín. Porque, a la ya de por sí exagerada altura del listón que se le pone al Madrid después hay que sumarle los centímetros de propina que le añaden los propios madridistas y que son esos centímetros, quién sabe, por los que pasan los años y los títulos de largo mientras Cristiano va un día, ¡un día!, y explota de rabia. No hay cronistas, no hay escritores que, por ejemplo, a ese Barcelona/Pip, el niño de Dickens que va por los campos de España empujado por un desconocido benefactor (en la novela era un convicto), le saboteen siquiera los dormitorios, qué se yo: aunque sea echándole pasta de dientes en las sábanas. El Barcelona en letra impresa (y de viva voz) son esas cuentos de la Provenza de Peter Mayle, donde al amanecer se va disipando la niebla de los viñedos mientras bellas pueblerinas recorren cantando y en bicicleta hermosas y ondulantes carreteras.
El aficionado quiere esa dolce vita mediterránea, las nubes bajas levantándose en doscientas páginas y no las mil y pico de sordidez, de oscuridad y de suciedad de esos hermanos Karamazov que llevan años escribiéndose sobre blanco en Madrid. La tragedia inacabable, ¡un éxito total!, de una familia cuyo padre, Fiodor, es esencialmente malo. Yo me rebelo contra esta querencia que puede parecer exagerada pero que, como poco, es real. Uno no puede hablar nunca mal, ni siquiera razonablemente mal como Gistau, de sí mismo porque hay una turba fanática que le toma (mal) la palabra. Yo prefiero arrastrarme sobre quilómetros de porquería junto a Nacho Faerna en busca de Zihuatanejo y luchar contra gigantes, como Juanma Rodríguez, hasta encomendado siempre a Mourinho que fue el único que ha salido, sea como sea, a cuerpo descubierto de la trinchera para decir que el Madrid es el Madrid y no, aunque sea de soslayo, el relato infecto de los Karamazov que ha arraigado, en propios y extraños y con variada intensidad, como si todos esos entrenadores y jugadores y presidente fuesen "insectos de una plaga" que "engendran tormentas en nuestra sangre...".
Estos son de esos textos que a uno le da miedo comentar por la seguridad de que, digas lo que digas, ya solo se puede ir a menos. Por momentos, en este relato de madridismo sórdido y subterráneo, me has hecho recordar las Memorias del subusuelo del también genial Fiodor. Pero, Mario, aunque el subsuelo resulta en apariencia un espacio de poca esperanza es el terreno fecundo de donde emerge aquello que luego brotará para deleite de todos. Así que no queda otra que aclimatarse al repudio feroz de nuestros días con la determinación de quien sabe que todo volverá a su sitio.
Felicidades por la calma y gracias por pemitirme presumir de escribir en un sitio donde se escribe tan bien.
Dolorosamente hermoso!! Y el "madridismo" de peor ralea, el de gente como Gistau, es más dañino que el más desorbitado antimadridismo.
Simplemente, !bravo!. Brillante.
Hala Madrid!
Mi más sincero respeto por lo que intentas expresar. No hay peor cuña que la de la misma madera
Entonces yo debo ser un madridista de la peor ralea porque opino lo mismo que Gistau. Llevo diciendo hace tiempo q vamos camino de convertirnos en una vieja leyenda, pero millonaria. Parecido a lo que dice Gistau.
Saludos
Estimado Uxi
Un equipo que hace tan sólo 2 años conquistó la copa de Europa, no puede ser una vieja gloria en ninguno de los contextos que quieran dibujarnos. Se me ocurren numeros equipos de relumbrón que les gustaría, que soñarían, ser nuestra "vieja gloria"
No dejemos de tomar unos metros de distancia para describir la realidad, con un poco de perspectiva. Son tiempos difíciles, y nadie nos ayudará a salir adelante
HALA MADRID
Llevamos desde el mundialito cayendo en picado y quizá soy un exagerado pero como no veo síntomas de mejoría sino todo lo contrario y como tampoco percibo señales desde la directiva, salvo el despido de Benítez, pues me temo que nos estamos adentrando demasiado en el desierto. Esta temporada ha sido un sindiós total. Empezando con el fichaje fallido de De Gea para continuar con el esperpento de la alineación indebida en la copa del Rey, aparte de estar cada día más lejos del líder de la liga y con pinta de terminar 4º si estos muchachos siguen con esa desidia que no le encuentro explicación, por no hablar del rosario de lesiones.
Saludos y Hala Madrid
uxi, no creo que haya ofendido a nadie. No hablo de la ralea. Es más ni siquiera pienso que muchos de los madridistas, sobretodo ex-jugadores, que tanto les gusta poner "palos en las ruedas" al Club lo hagan por maldad. La mayoría lo hacen por interés y unos pocos por una mala interpretación de la auto crítica o del manoseado señorío.
No me has ofendido, no tengo la piel tan fina. De hecho me he incluido en ese grupo de la peor ralea con un cierto humor.
Saludos
No comento nada porque todo está ahí y sería perder el tiempo y hacerlo perder. Sublime.