Real Madrid-Manchester City va camino de convertirse en un clásico de la Champions. Por tercera vez consecutiva, Aníbal Guardiola, acompañado de su ejército de bestias del balón, se dispone a doblegar al Rey de Europa. Como el año pasado, la ida se jugará en casa, por lo que Ancelotti tiene una primera tarea: repasar lo sucedido entonces. Veamos.
La ida de aquella eliminatoria fue el 9 de mayo de 2023 y, para ser justos, los números de los citizens provocaban cierto escalofrío. Sólo habían cedido un empate en los últimos 16 partidos, con 55 goles a favor y sólo ocho en contra. Tenían la Premier en el bolsillo y, por si fuera poco, estaban clasificados para la final de Copa. Rebosante y justificado entusiasmo, con una única debilidad: la presión por no haber conseguido el trono europeo después de varios saltos y piruetas sobre el fair play financiero, por decirlo sin faltar al decoro.
El Madrid, por el contrario, llegaba surfeando las dudas. Tercero en una Liga perdida (al final escalaría hasta la segunda plaza), sus opciones de título también pasaban por la Copa, aunque esta siempre es recibida con modesta ilusión, pues para el Madrid Europa es la medida de todas las cosas. Benzema, indiscutible estrella de la Champions anterior (15 goles y un protagonismo estelar en las remontadas), sumaba únicamente cuatro, por lo que la esperanzas recaían en el goleador de la final de 2022, Vinícius. Curiosamente, también despertó alguna desconfianza el sustito de Militão, que no pudo disputar el partido por acumulación de amarillas. Jugó Rüdiger, hoy don Antonio II (el I corresponde a Kroos), y Halaand tuvo algo más que pesadillas con su eficaz y disparatado marcaje. El alemán, que está firmando una más que impecable temporada 23/24, merece un artículo aparte que nos apuntamos para más adelante.
Como se recordará, los blancos, que gozaron de las mejores ocasiones en el Bernabéu, jugaron con lo prohibido —dejar un hueco al periscopio de Kevin De Bruyne—, y el City salió vivo para luego avasallar en Manchester en una noche de cuyo resultado el madridismo no quiere acordarse.
A diferencia de los dos años precedentes, esta temporada el plato fuerte se ha adelantado a los cuartos de final. Y, aunque el potencial de ambos clubes permanece semejante, el contexto es ligeramente distinto, más inclinado hacia optimismo blanco.
El equipo de Guardiola (como ya se ha encargado de manifestar el de Santpedor) llegará presumiblemente algo más fatigado. Mientras el Madrid descansará el fin de semana previo al partido, los citizens jugarán un partido de una Premier en la que, junto a Liverpool y Arsenal, está siendo un ménage à trois de lo más emocionante e incierto.
Todo será importante y quizás definitivo en una eliminatoria con los mismos recuerdos mágicos que trágicos a corto plazo. Será el desempate. La batalla definitiva
En Champions viene de un grupo donde se vio las caras con el Leipzig (rival del Madrid en cuartos) el Young Boys y el Estrella Roja. Seis victorias de seis. Sin fisuras. Al igual que en octavos, donde jugó contra la Cenicienta Copenhague, al que superó con un doble 3-1. Halaand sigue encarnando Un monstruo viene a verte, pues lleva 6 goles en 7 partidos de competición europea. Tras él, el travieso Julián Álvarez (5 en 5) y el peligrosísimo Phil Foden (4 en 6) serán tres de los enemigos a neutralizar.
Por su parte, el Real Madrid tiene el camino liguero más expedito, con 8 puntos de ventaja sobre los de Xavi, El señor de las Margaritas (‘Ahora me voy, ahora me quedo’) y, salvo catástrofe o despropósito del CTA (no descarten nada), el título terminará en Concha Espina.
En Europa los de Ancelotti tampoco encontraron muchos obstáculos en la fase de grupos, con pleno de triunfos ante Nápoles, Braga y Unión Berlín. Cosa diferente resultaron los octavos, donde los alemanes de la bebida energética no lo pusieron nada fácil, sobre todo en el Bernabéu. Aviso a navegantes. Bellingham, gracias a su productiva primera mitad de temporada, sigue siendo el máximo artillero blanco en Champions, con 4 tantos en 6 partidos. Le siguen Rodrygo, Joselu y Vinícius, con 3 cada uno.
No sobrará nada. Todo será importante y quizás definitivo en una eliminatoria con los mismos recuerdos mágicos que trágicos a corto plazo. Será el desempate. La batalla definitiva (hasta la próxima, claro).
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