Por segunda vez en esta temporada noto cierta prisa en los medios por meter a Luka Modric en la vitrina de los trofeos y despedirlo con fuegos artificiales y partido homenaje. La primera vez que lo dieron por muerto en 2023 fue muy divertida porque, como puedes imaginarte, tan solo estaba tomando cañas.
En los inicios de curso futbolero, tras unas semanas de bastante banquillo se llegó a publicar que el jugador estaría pensando en marcharse en el mercado de invierno. Algo tan creíble como mi propio fichaje como delantero centro titular del Real Madrid, en el mismo mercado de invierno. Por supuesto, no se fue. Y por supuesto, tan pronto como fue necesario, volvió a la titularidad y resultó una vez más un jugador clave para levantar al equipo en la recta final del año. Otro apunte divertido: Kroos tenía por entonces los mismos enterradores que Modric, con idénticos augurios aterradores sobre su futuro, y no quiero contarte la cara que se les ha quedado ahora, después de los últimos meses de élite del alemán más elegante y divertido del fútbol contemporáneo.
Ahora las circunstancias han vuelto a relegar a Modric al banquillo más de lo que a él le gustaría. Las “circunstancias” incluyen la pila de lesiones y recuperaciones, la majestuosa marcha del equipo, el redescubrimiento del genio Brahim, el nuevo liderazgo de Bellingham sobre el césped, o la enésima juventud del citado Toni Kroos. De modo que los mismos periodistas que lo dieron por muerto a comienzo de temporada —por cierto, los mismos también que, después de otra lección magistral del croata, publican sin rubor “La eterna juventud de Luka” y cosas así—, procesionan con cirios hacia su capilla ardiente, e incluso aventuran cosas tan inverosímiles como que está muy enfadado con Ancelotti, pero que no protesta por no distraer la buena racha del Real Madrid.
Por segunda vez en esta temporada noto cierta prisa en los medios por meter a Luka Modric en la vitrina de los trofeos y despedirlo con fuegos artificiales y partido homenaje
Auguro que, en cosa de dos o tres semanas, volverá a resultar clave para hacer bailar al equipo en partidos importantes, volverá a dar pases de gol imposibles, a abrir melones en encuentros anodinos con el rival jugando en su propia área, y a dirigir la orquesta del once merengue con la inteligencia y el talento exclusivo que tiene, que no es de este mundo, que ni siquiera necesita estar al cien por cien para romper las leyes de la lógica del fútbol con dos movimientos y dos pases. Más aún, no me sorprendería nada verlo, ya avanzada la primavera, enchufando el gol clave en la final que, si Dios sigue siendo blanco como hasta ahora, nos permita celebrar la decimoquinta, ante la cara de sorpresa de sus verdugos.
Pero incluso aunque todo esto no sucediera, Luka Modric es un lujo para el equipo también fuera de los estadios. Como tantas veces han manifestado sus compañeros, entrenar con él es recibir una masterclass diaria, de actitud, de madridismo, de técnica, de visión de juego, de compañerismo, de todo, en definitiva.
Auguro que volverá a resultar clave para hacer bailar al equipo en partidos importantes, volverá a dar pases de gol imposibles, a abrir melones en encuentros anodinos con el rival jugando en su propia área, y a dirigir la orquesta del once merengue con la inteligencia y el talento exclusivo que tiene
Por supuesto, yo también creo que Lukita merece una despedida del Real Madrid por todo lo alto, con tantos homenajes como podamos darle, y con un billete de vuelta para cuando quiera, porque el día en que decida dejar de pisar el verde, el croata debería estar en el club, compartiendo todo el talento y la sabiduría que tiene con los nuestros, empujando a los jóvenes, y subiéndose a las barandillas del vestuario a hacer el pino cada vez que ganemos un partido importante. Tengo plena confianza en que Florentino lo tiene en mente, porque no ha habido un jugador como Modric en el Real Madrid: él inventó una forma de ser, de estar, y de jugar, y a él le debemos, entre otras cosas, haber conseguido el vestuario más sano y más unido que se recuerda en Valdebebas en mucho tiempo.
Las remontadas que en los últimos años han hecho inmenso al Madrid en Champions no habrían sido posibles si Lukita, tan mayor, dicen, no hubiera sido el primero en luchar hasta el final, no hubiera empujado al equipo a ataques imposibles cuando ya casi nadie tenía fe, o no hubiera corrido en el minuto 500 del partido para tapar a Messi en una contra poniendo en pie a todo el madridismo.
Que olvidar es siempre una grosería. Pero enterrar a los vivos, además, es una estupidez.
Getty Images.
Orgulloso de Lukita
Y puertas abiertas para siempre
Eres un grande y seguirás siendo lo
HALA MADRID
Cuando los medios se usan como mecanismo destructivo de cualquier cosa, se genera una corriente psicológica que, llega a torrente con mucha facilidad.
El caso que trata el artículo, es un ejemplo tangible del fenómeno.
Basta un partido durante el cuál, Luka Modric no tiene un detalle de su excelsa calidad para que, asesinos de la información, aprovechen para enterrarlo y si, coincide con una lesión, por pequeña que sea, el entrenador ( como protección ) no cuenta con Él para el siguiente partido, ya están los detractores para, bien enterrarlo profesionalmente o hacer un enfrentamiento con el entrenador. No conocen a Lukita.
En cuanto a que el Real Madrid lo abandonará cuando llegue el momento, sólo lo piensan los mismos.
Él y el club con su presidente al frente, saben que siempre, estará ahí. Cuelgue donde cuelgue las botas y después de un gran homenaje. ¡ Te lo mereces, Luka !.
El Madrid y Modric se han hecho mutuamente mejores.
En el recuerdo del Madridista siempre estará Luka.
Otro grande del Bernabéu.
Si digo que Luka Modric es un futbolista excepcional y de un talento formidable sé que estoy siendo parco e insuficiente en la definición.
Tengo la sensación de que tiene mucho futbol en sus botas. El artículo hace honor a la justicia.