"Es Luka, estúpido"

Efectivamente, hoy no es un domingo cualquiera, como bien hace Marca en afirmar en los altos de su portada. Hoy son precisamente los más altos del Real Madrid los que pueden hacer honor a su estatura (no solo física) conquistando la décima Copa de Europa. Ya saben, eso que ahora se llama Euroliga, como en fútbol se llama Champions League, cuando todo el mundo sabe que de lo que aquí se habla es, ya decimos, de la Copa de Europa, nombre que evoca e inspira mucho más que cualquier otro salido de vayan ustedes a saber qué despacho de expertos en imagen, diseño y demás "artes" del siglo XXI.

"Es la Copa de Europa, estúpido", casi podría decirse parafraseando a James Carville, responsable de campaña de Bill Clinton, quien vio en la economía una de las fallas por donde podía entrar a consolidarse el discurso de su candidato frente al de George Bush (padre). Todo lo demás importa, faltaría más. El resto de títulos dan empaque, pero siempre serán exactamente eso: el resto de títulos. Solo la Copa de Europa limpia, fija y da esplendor, como dicen que hace la RAE. Y todos lo sabemos, sobre todo aquellos que no tienen la oportunidad de rozar tantas veces estas glorias (hablemos en plural, que la semana lo pide a gritos) como el Real Madrid.

Así que de domingo a sábado se tensa el arco. Apenas seis días para dar en la diana una vez y luego otra vez. Silban las flechas, ya se oyen, por ahí vienen, cortando el aire de nuestra respiración, infantil estos días por ilusión, por deseo, por recuerdos, por ojalá, por reafirmación de certezas y por conocimiento experto de todas las bifurcaciones posibles del camino de baldosas amarillas. No hay mago en Oz, ya lo sabemos. No hay más mago que el que va en camino y llega y vuelve a llegar, y al llegar ya es capaz de desandar el camino para saber ya no parar de seguir llegando cada vez que haya oportunidad. En definitiva, no hay hoy más mago que Luka Doncic, conocido en el mundo de Oz como hermano pequeño (no de estatura) de Luka Modric, otro mago que conoce el camino a ciegas, y a ciegas vamos con él donde él dicte. "Es Luka, estúpido", casi podríamos decir entonces para cerrar un portanálisis que en rigor no lo es, porque es más bien un cuaderno de bitácora, un deseo, una certeza, un ojalá y un ¡hala Madrid!