Regreso a O'Donnell: Capítulo 8
Madrid, año 2008
Paolo Calabresi, un cómico italiano tan parecido a Nicolas Cage como una rotonda a una pipirrana se presenta acompañado por un falso guardaespaldas y una cámara oculta en el palco del Bernabéu haciéndose pasar precisamente por Nicolas Cage. Ramón Calderón, entonces presidente blanco, se lo cree y se deshace en atenciones con el falso Cage; le regala una camiseta con su nombre, una de Robinho firmada y hasta una tarjeta de crédito del club. No faltan las fotografías y los repetitivos abrazos y estrechamientos de manos con sonrisas fingidas.
El ridículo fue mundial. Cuando Calderón se enteró, intentó frenar la noticia, pero pese a los intentos de coacción, el esperpento tuvo un eco mayúsculo.
Madrid, año 2020
—Atención, chicos —interrumpe Arbeloa el festejo tras el éxito de la última misión—, el conde Draco vuelve a las andadas.
—¿Quién es el conde Draco? —pregunta extrañado Doncic.
—Ramón Calderón, el expresidente del Real Madrid —responde Butragueño a la vez que le enseñaba una foto de Calderón junto a otra del personaje de Barrio Sésamo.
—Ja, ja, ja —ríe Doncic— son iguales.
—Pero si Calderón fue presidente del Madrid, ¿por qué entraña un peligro? —inquiere extrañado Puskas.
—Ese señor ostentó la presidencia del club dos años y medio —comienza a explicar Padrós, que se había estudiado al detalle la historia del Real Madrid— y convirtió la entidad en un circo. Alternó actos bochornosos y ridículos con otros deshonestos hasta que se vio obligado a dimitir porque la realidad le comenzaba a dar alcance.
Puskas escucha asombrado y Luka busca en Google lo que explica Padrós sin dejar de escucharle.
—Su comportamiento no fue el adecuado ni siquiera con sus jugadores, de los que hacía públicas intimidades u opiniones fuera de lugar —comenta Arbeloa—. Uno de los afectados fue Guti y él es quien nos ha puesto en la pista de este asunto.
—Caderón —prosigue Butragueño— nunca aceptó su salida del Madrid y no pierde ocasión para atacar al club, a su presidente o a sus jugadores. Según nos cuenta Guti, Calderón ha consultado con Oda Mae Brown…
—¡¿Quién narices es Oda Mae Brown?! —grita Puskas.
—¡La médium de Ghost! —aclara Doncic—. Pancho, no me digas que no has visto Ghost, que la he visto hasta yo. Oh, my God!
—Calma, por favor —apacigua Emilio—. El caso es que esta médium le ha vaticinado el pasado a Ramón Calderón y le ha dicho que el origen de todas las desdichas que desembocaron en su dimisión fue aquel encuentro con el falso Nicolas Cage y le ha aconsejado que modifique ese episodio del pasado para cambiar la historia y perpetuarse en la presidencia del Madrid.
—Qué horror, ese tipo nos hundiría —murmura Padrós.
—¿Y cómo pretende cambiar ese momento, acaso tiene acceso al arco espacio-temporal? —pregunta Doncic.
Arbeloa muestra en su tablet la información que le ha enviado Guti al resto de miembros de la reunión y comienza a explicarles:
—Guti fue a un concierto de Amaral a Estados Unidos y en la fiesta posterior, mientras se encontraba en el living de una casa de Las Vegas, se topó con Ramón Calderón y un esbirro suyo. Para no ser descubierto, Guti le birló una peluca morena a un ludópata borracho de Milwaukee, se la colocó en la cabeza y se acercó a Calderón. Dada la poca discreción del conde Draco, pudo escuchar el plan del exmandatario sin que este se percatase; Ramón Calderón había contactado con la organización azulgrana análoga a la nuestra y les había alquilado su máquina del tiempo. Imagino que los catalanes darían palmas con las orejas solo de pensar que le pudiese salir bien el plan. A los cinco minutos, apareció Nicolas Cage, el expresidente charló con él sin casi dejarle hablar. Le confesó que no le gustaba El Padrino, ni la pasta ni el vino. Después le entregó un maletín y, mientras se zampaban una caja de Miguelitos de La Roda, le dijo que era hora de viajar en el tiempo al Madrid de 2008 y protagonizar aquella escena famosa, pero ahora sí, con el auténtico Nicolas Cage.
—Amigos —prosiguió Butragueño—, si Calderón se sale con la suya, se truncará la cadena de meteduras de pata que le hizo dimitir, Florentino no volverá y el Madrid de las 4 de 5 Copas de Europa dejará de existir. Adiós Karim, adiós Modrić, Kroos, etc.
—¡Anda, si ese Nicolas Cage es sobrino de Francis Ford Coppola! —exclama Doncic leyendo la Wikipedia.
—Me acabas de dar una idea —interviene Padrós—. Sabéis que me encanta la cultura moderna y Coppola, como no podía ser de otra manera, es una de mis nuevas debilidades y he leído bastante acerca de él. El plan es el siguiente: a mí enviadme a donde esté Coppola en 2008 un día antes del famoso encuentro con su falso sobrino en el palco del Bernabéu. Yo le informaré de que su sobrino acaba de hacer un trato con un tipo que detesta El Padrino, la pasta y el vino. Estoy seguro de que Francis no tolerará esa afrenta y me acompañará a poner firme a Nicolas Cage. Pancho, Luka, vosotros id al mismo día del esperpento del palco y aseguraros que el falso Nicolas Cage no es capturado por ningún secuaz de Calderón.
La propuesta de Padrós fue aceptada por Butragueño y Arbeloa y todos se pusieron manos a la obra.
Por una de esas casualidades de la vida, un día antes del episodio del palco, Francis Ford Coppola se encuentra en Chinchón tomando un anís. Padrós se presenta y comienza a relatarle el origen de las destilerías de aquel pueblo madrileño y consigue que Francis tome varios anises más. En ese momento, informa al cineasta que su sobrino está a punto de perpetrar un acto malévolo con un espécimen al que no le gusta su Padrino, ni la pasta, ni el vino. Coppola le ordena que le lleve ante él, que le va a meter en vereda.
Pancho y Luka llegan a las inmediaciones del palco del Bernabéu y controlan al actor italiano a prudente distancia. Ven llegar a Calderón y varios minutos después, una limusina negra de la que se baja el auténtico Nicolas Cage. Dos guardaespaldas acompañan a Nicolas Cage hacia la entrada del Santiago Bernabéu y otros dos matones con sendas pistolas, que también bajan de la limusina, salen corriendo hacia el falso Nicolas Cage para evitar que entre en el palco. La tensión es máxima.
Cuando los matones están a punto de abalanzarse sobre el actor italiano, Luka Doncic les hace un bloqueo que provoca que caigan al suelo sin que nadie aprecie falta personal. Puskas, por si acaso, les da un puntapié a las pistolas y las lanza hasta el Palacio de Congresos, al otro lado de la Castellana, sin apenas esfuerzo.
El Nicolas Cage verdadero está a punto de llegar al palco y producirse la hecatombe, pero Padrós aparece a toda velocidad en su moto con Coppola de paquete e interceptan al sobrino rebelde, que se asombra sobremanera al ver a su tío allí.
—Pero tío Francis, ¿cómo tú por aquí? —balbucea Cage.
—¡So penco, zanguango, gañán, tira pa’casa antes de que te dé una guantá a rodabrazo! —disuade con amabilidad el señor Coppola a su sobrino para que abandone el lugar.
Nicolas se resiste, por lo que Coppola comienza a darle una zurra de campeonato según lo dirige a un taxi hacia el aeropuerto.
Luka y Pancho escoltan al falso Nicolas Cage y consiguen que llegue justo a tiempo al palco. Calderón, debido a su naturaleza, no es capaz de distinguirlo del auténtico y el ridículo ocurre tal y como lo conocemos hoy en día. Por lo que el pasado no cambia y la misión es otro éxito rotundo.
Continuará...
"Regreso a O'Donnell", todos los viernes en La Galerna
ÍNDICE de Regreso a O'Donnell:
Capítulo 1: El reclutamiento
Capítulo 2: El Real Madrid al fondo de un bazar chino
Capítulo 3: Fernando Hierro ficha por el Atlético de Madrid
Capítulo 4: Kubala no debe fichar por el Real Madrid
Capítulo 5: Alfredo Di Stéfano en peligro
Capítulo 6: Ante Tomic renueva con el Real Madrid
Capítulo 7: La resistencia frente a los alemanes
Capítulo 8: Nicolas Cage o el efecto mariposa
Capítulo 9: Xavi Hernández y el cortacésped monstruoso
Capítulo 10: Cristiano Ronaldo envía un burofax al Real Madrid
Ja ja jaaaaaaaa. Ya solo por no gustarle esa joya que es "El padrino, I, II y III" me cae aún peor ese siniestro personaje que fue nuestro presidente, Ramón Calderón, alias Draco (más risas me dan).
Me gustan mucho estos entretenimientos. Hacer reir no es tan fácil, eh.....
¡Gracias, Cibeles!
En realidad el personaje falso era Ramón Calderón, al que el auténtico Nicolas Cage firmó en el palco un DVD de "Ghost Rider", el Motorista Fantasma.
Saludos.
Jajajajajajajaja.
Saludos.