Luka Doncic, la esencia del Real Madrid

Real recognize real. Fue la expresión utilizada por la cuenta de Twitter de los Ángeles Lakers para referirse al épico duelo que acababan de mantener LeBron James y Luka Doncic.

Se había disputado el que para algunos ha sido uno de los mejores partidos desde hace años en la NBA. Pero fue mucho más que un simple encuentro. El factor que confería a ese momento el adjetivo de histórico era el del duelo entre dos genios, uno de 36 años y otro de 20, compitiendo entre ellos a un nivel solo apto para elegidos. Muchos percibimos en esa lucha encarnizada la misma magia de los Federer vs Nadal o de los Cristiano vs Messi. En el apartado estadístico fue la primera vez que dos jugadores conseguían un triple doble de, por lo menos, 30 puntos, 15 asistencias y 10 rebotes en un mismo partido. Pero por encima de todo fue el momento en que The King eligió, ante las cámaras de todo el mundo, a su heredero. Esperó LeBron, un maestro de la escenografía, a que la pista se fuera despejando consciente de que Luka le estaba esperando y cuando el escenario quedó a su disposición, se dirigió al madridista al grito de "Oh, my Kid!", para fundirse en un abrazo con él mientras le espetaba un "You're a bad motherfucker" (eres un maldito hijo de puta), o lo que venía a ser un reconocimiento de su realeza. Real recognize real.

Sí, he escrito madridista. Soy consciente de que Luka juega en Dallas y no en el Real Madrid, pero aun así no he sufrido un lapsus. Unas pocas horas antes de su choque con LeBron, Doncic celebraba efusivamente la canasta de la victoria de los de Laso frente al Baskonia. Apenas habían transcurrido unos segundos y ya estaba su tuit publicado.

El esloveno no se pierde un solo encuentro del Real Madrid. Le da igual si es una final o un partido de pretemporada. Uno podría seguir la actualidad del equipo blanco prácticamente siguiendo sus cuentas en redes sociales, incluso hay quien sugiere que mejor que desde la propia cuenta del club. Pese a que su actividad en redes sociales es muy prolífica casi la tercera parte de sus intervenciones tienen que ver con el ámbito madridista. Su presencia en la primera fila del Wizink Center ha sido constante desde el término de la temporada en la NBA.

Cuando este verano los Dallas retomaron la actividad, organizaron una presentación de la plantilla, por todo lo alto, ante su público. El American Airlines Center se abarrotó de seguidores de los Mavericks que pudieron presenciar un entrenamiento de los de Rick Carlisle. Pero antes, los jugadores saltaron a la cancha ovacionados por la grada. La última aparición se reservaba para la gran estrella. En ese momento el público enloqueció y la megafonía anunció: "¡Desde Eslovenia y el Real Madrid... Luka Doncic!"

https://twitter.com/PepeKollins/status/1180995021685825537

Da igual dónde esté Luka. Si pertenece a Dallas o si ficha por los Boston Celtics, si juega, si disfruta de unas vacaciones o si rueda un anuncio, allá donde esté le acompaña el Real Madrid. En mi opinión, Doncic representa, como pocos, la esencia de lo que es el club blanco. La universalidad que conforman las leyendas venidas de todas partes: Di Stéfano, Puskas, Cristiano Ronaldo, Clifford Luyk, Brabender... También la excelencia que caracterizó a todos ellos. Pero no menos unos valores de competitividad que son uno de los principales motivos del asombro que está provocando ahora mismo.

Al igual que sucedió en España y en Europa, en Estados Unidos no dan crédito a la progresión meteórica de un joven, de tan solo 20 años, que supera metas a un ritmo difícil de digerir. Pero ni siquiera eso le basta. Para un aficionado americano era complicado comprender la imagen del chico con la cabeza hundida entre las piernas y oculto por una toalla, tras una nueva derrota la temporada pasada, pese a firmar una actuación excelente. Pero es que Luka no ha venido a batir récords o a abrazarse con LeBron sino a lo que ha aprendido desde pequeño en la casa blanca: ganar partidos, conquistar campeonatos. Ahora comienza a hacerlo. Y terminará consiguiéndolo. Siempre lo consigue.

Por eso, y por lo anterior, la esencia del club, pervive en él como en pocas personas.

Siempre explico el ejemplo de Mowgli para intentar transmitir por qué este esloveno siente esa pasión desmesurada por un equipo español. Abandonó su tierra siendo un niño, de 13 años, para irse a Madrid, al Real Madrid, donde se hizo no solo jugador sino también persona, del mismo modo que Mowgli fue arropado por los animales de la selva. Donde la mayoría ven a un club o a un equipo, Luka Doncic ve una familia que le cuidó, su gente, su hogar. A principios de octubre, le preguntaron, en Estados Unidos, por la causa de este sentimiento por el club blanco y respondió:

“Ellos me criaron, lo hicieron todo por mí y yo les devuelvo lo que puedo”