Seguro que te ha pasado lo mismo que a mí hoy, querido lector: hay días en los que las cosas se hacen a lo grande o no se hacen. Estoy seguro de que el título escogido llama la atención si eres madridista, y más si no lo eres.
Si no lo eres, te habrán venido a la cabeza imágenes de Francisco Franco, saludos romanos, copas de Europa y el Real Madrid, “el equipo del régimen”, todo satisfactoriamente junto y las causas tirando del efecto. Queda para otra ocasión un recuerdo a las tres medallas de oro a su Excelencia el Generalísimo Franco por parte del Fútbol Club Barcelona, o cómo cada petición de ampliación del Estadio fue atendida con prontitud y diligencia mientras que Carlos Arias Navarro o Manuela Carmena denegaron al Real Madrid otro tanto.
Si eres madridista, tienes una Historia que conocer. Posiblemente sepas que “el equipo del régimen” estaba dividido a la mitad en el 39, y que los vencedores de la Guerra Civil estuvieron a un tris de ordenar su desaparición mientras parte de la plantilla y de la directiva se habían exiliado. Don Santiago, antes de convertir a nuestro club en el mejor club de la historia del fútbol, tuvo que dar muchos pasos y tener más paciencia aún para que no se ordenara el cierre del club y se le permitiera volver a competir deportivamente. El negreirato-villarato ha sido la campaña más larga contra el Madrid, pero no la más feroz.
El Madrid estaba dividido a la mitad en el 39, los vencedores de la Guerra Civil estuvieron a un tris de ordenar su desaparición mientras parte de la plantilla y de la directiva se habían exiliado. El negreirato-villarato ha sido la campaña más larga contra el Madrid, pero no la más feroz
Si pasamos de los hechos a las analogías, la cosa cambia.
Cuando uno repasa las cifras de derribos de la Segunda Guerra Mundial, son abrumadoras. En el listado de mayores ases, hay que descender a la posición 107 para encontrar el primer as no alemán, un piloto finés llamado Juutilainen con 94 victorias. Los 106 ases alemanes anteriores lograron 15.107 derribos.
Y la Luftwaffe perdió su guerra, y la guerra.
Dejando aparte consideraciones más técnicas como los sistemas de conteo, la explicación principal es que la Luftwaffe se centró en la figura del experten. En muchos momentos, las operaciones de intercepción se centraban alrededor de un grupo reducido de ases, a los que acompañaban formaciones de un tamaño considerable para asegurar que podían operar sin riesgo a ser derribados por la caza del contrario. El precio a pagar, entre otros, era que demasiados pilotos competentes no tenían opciones de empeñarse contra sus adversarios.
Este modo de operar daba resultados abrumadores para la propaganda. Los noticieros alemanes convirtieron a los experten en las figuras principales de la guerra, y de continuo ofrecían a sus lectores contenidos que mantenían alta la moral.
Es sabido que la USAAF hacía exactamente lo contrario. Las cifras del mayor as norteamericano palidecen en comparación con las alemanas. Sin embargo, ganaron la guerra y, concretamente, la guerra aérea en cada teatro en el que participaron.
La Luftwaffe se centró en la figura del experten y perdió la guerra. la USAAF hizo exactamente lo contrario y la ganó
Los americanos no tenían experts equivalentes. Sus misiones de intercepción y defensa aérea eran un asunto mucho más colectivo y orquestado, y no había estrellas en torno a las cuales orbitaban decenas de otros pilotos. Es más, a los pilotos se les ofrecían una serie de tramos de servicio tras los cuales se podían o se debían retirar. Al finalizar su servicio en primera línea, muchos pasaban a volcar su experiencia y saber en las siguientes quintas, a las que a su vez se dedicaba el tiempo y recursos adecuados para llegar a primera línea en las mejores condiciones posibles.
Los resultados están a la vista. Para los alemanes, centrar los esfuerzos en una figura estelar fue una estrategia de comunicación brillante, pero una forma de operar que contribuyó a la derrota.
Volvamos al fútbol.
Desde que el fútbol se profesionalizó, sus estrellas acapararon titulares. No podía ser de otra manera. Sin embargo, desde que comenzó a recibir inversiones desmedidas y a la vez maduraron las redes sociales, las estrellas han pasado de ser líderes de sus partidos a experten en el fútbol.
Al igual que en el caso histórico anterior, se ha llegado a situaciones en las que la planificación deportiva y la gestión de la plantilla ha girado en torno a un solo jugador. Un deporte colectivo ha pasado a ser un equipo en el que juegan Fulano y diez más (u once, Negreira mediante). El caso más llamativo de este siglo probablemente sea el de Messi. La planificación de los últimos años de su estancia en el FC Barcelona se centró financiera y deportivamente en él, y los resultados fuera de nuestra liga adulterada fueron los que fueron.
Las competiciones anuales nacionales no adulteradas y la champions premian la regularidad y el esfuerzo colectivo. Si observamos la lista de ganadores de Champions desde el año 2000, un equipo destaca de manera clamorosa.
El Real Madrid es la USAAF del fútbol. Ningún equipo se le acerca y menos en este siglo. Ese éxito se ha logrado con un esfuerzo colectivo liderado por estrellas, no por un equipo al servicio de un experten
En cuatro ocasiones, Cristiano alzó la orejona. En otras tres, no, pero otros madridistas sí. Y en los 9 años que jugó en el Madrid, Cristiano fue estrella, pero no experten. El equipo y su planificación no orbitaron en torno a él. De hecho, cuando las pretensiones del astro sobrepasaron ciertos límites, el Real Madrid dijo “basta”.
El Real Madrid es la USAAF del fútbol. Ningún equipo se le acerca y menos en este siglo. Ese éxito se ha logrado con un esfuerzo colectivo liderado por estrellas, no por un equipo al servicio de un experten que acaba restando más que suma (recordemos los últimos años de Messi andando) y siempre acaba amenazando financieramente al club si no hay petrodólares por medio.
En la era de los equipos-estado, con el fair play como animal mitológico, la tentación por el experten es mayor que nunca. Las directivas pueden verse tentadas por el deslumbrón del tsunami mediático alrededor de un jugador, por los anunciantes que atrae (aunque el experten del esférico busca monopolizar el dinero de la publicidad) y, en suma, por olvidar que el fútbol es cosa de 11.
Es muy probable que el Real Madrid haya esquivado otra bala y siga con estrellas pero sin experten. En la era de los clubes-estado, más que nunca, esa lección debe ser duradera.
Getty Images.
Maravilloso artículo. Enhorabuena.
No puedo estar más en desacuerdo con el maestro Chulilla. El Madrid es la Luftwaffe....la USAAF podría ser el Manchester City. Como la LW, el Madrid luchando en muchos frentes, rodeado de enemigos que le superaban en número y venciendo contra todas las circunstancias a franceses e ingleses, aunque al final, el año pasado, la fuerza de los números hizo imposible el esfuerzo desesperado. El Madrid es Hans Ullrich Rudel volando con una pierna amputada y la otra vendada, como Gento o Chendo jugaron con el brazo en cabestrillo. El Madrid es Erich Hartmann, como Cristiano fue el mayor killer de la historia. El Madrid es Adolf Galland, que inventó como Bernabeu algo que copiaron todos los demás. Una cosa sí que no es el Madrid, Hermann Goering...Hermann Goering es Laporta. Abrazos desde Málaga