En 1962, tras las salidas de Emil Ostreicher y Pepe Samitier, el puesto de secretario técnico quedó vacante como tal. En el club se decidió que Miguel Muñoz podía compatibilizar esa labor junto a la presente de entrenador del primer equipo
En esa época la red de ojeadores y captadores de la entidad blanca comenzó a crecer por todo el mundo mientras que en el territorio nacional Miguel Malbo era el jefe del departamento. El cordobés coordinó la cantera que pronto empezó a sacar sus frutos. Además fue el ideólogo del famoso Torneo Social del Club que tantos futbolistas ha dado al Real Madrid.
Los años 60 fueron complicados en lo económico para los merengues en comparación a la etapa dorada de finales de los 50 donde el dinero abundaba y se podían realizar grandes desembolsos. De este modo se miró a la cantera de la que salieron una parte de los ye-yé como Serena, Grosso o De Felipe (el primer jugador que llegó a la primera salido del Torneo Social) y al panorama nacional donde Muñoz dio el visto bueno a fichajes como Pirri, Betancort, Sanchís, Morollón, Veloso, Calpe, Zunzunegui o Fleitas.
A partir de la década de los 70 ya emerge Luis Molowny en sus primeros pasos como secretario técnico. Además de la búsqueda de fichajes, se encarga de viajar a ver a rivales europeos para realizar los informes pertinentes para Muñoz. Sin embargo, el canario sufre varios vaivenes en el cargo puesto que también es nombrado ‘apagafuegos’ oficial para el primer equipo. De este modo en cuatro ocasiones se traslada al banquillo para ayudar a su Real Madrid, primero tras la marcha de Muñoz en 1974, luego tras la salida de Miljanic en septiembre de 1977, más tarde con el cese Boskov en 1982 y por último después de la partida de Amancio en 1985.
Es en 1986, tras dejar al equipo como campeón de Liga y de la Copa de la UEFA, cuando con 60 años se retira como técnico y se establece como secretario técnico hasta 1990. En su haber figuran recomendaciones para fichajes como Mino, Buyo, Tendillo o Esteban que finalmente llegaron a concretarse.
Cuatro años permaneció el canario hasta que en 1990 fue sustituido por Ramón Martínez, aunque el isleño continuó en el club ayudando en temas de cantera. Ramón Martínez había ocupado el mismo puesto en el F.C. Barcelona pero unas desavenencias con Cruyff le hicieron dimitir en enero. Ramón Mendoza ya quiso fichar al salmantino cuando se presentó a sus primeras elecciones pero no lo logró. La contratación tuvo polémica ya que desde Barcelona un directivo culé acusó a Martínez de estar trabajando para los blancos días después de marcharse del club blaugrana. Finalmente y pese a contar con ofertas, como una del Sevilla muy importante, Ramón Martínez pasó en abril a la disciplina blanca con un salario de 15 millones de pesetas al año. Su felicidad era enorme como afirmó en El País declarando que “deseo seguir toda mi vida en Madrid” y “es la máxima cota a la que puede aspirar un profesional de este deporte”.
Uno de sus primeros logros fue modernizar toda la estructura técnica del club y ampliar la red de ojeadores y captación a nivel nacional e internacional. Otorgó a la cantera un tratamiento especial que pronto empezó a dar sus frutos con jugadores subiendo con frecuencia al primer equipo.
En cuanto a fichajes tuvo luces y sombras. Una de sus primeras recomendaciones fue Spacic que acabó siendo un fiasco. Además también viajó en varias ocasiones para ver a Prosinecki y Pancev del Estrella Roja, fichando finalmente al centrocampista que resultó ser un jugador de cristal. En el fútbol español se encargó de las negociaciones con Luis Enrique, Zamorano, Alkorta o el croata Suker.
Sin embargo, si en esa época hay un hecho histórico que llevó la firma de Ramón Martinez fue el aterrizaje de Raúl. El Atlético de Madrid en 1992 cerró su cantera por orden de su presidente Jesús Gil y el delantero quedó libre, lo que aprovechó el secretario técnico para convencerle de dar el salto al cuadro blanco y en el futuro convertirse en una leyenda merengue.
En 1996 el secretario técnico salmantino se marchó al Valladolid y el Real Madrid lo sustituyó con el histórico Pirri que pasó de su puesto de médico a la parcela técnica. Aquella fue la tercera ocasión en la que se ofreció el cargo al ceutí que por fin aceptó tras una primera en la que la carrera de medicina se lo impidió y una segunda donde no llegó a un acuerdo con Ramón Mendoza.
Una de sus primeras operaciones fue el traspaso del brasileño de la Portuguesa Zé Roberto en el mercado de invierno de 1997 por seis millones de dólares. Además también tuvo que lidiar con todo el asunto enmarañado del fichaje de Karembeu y las disputas con la Sampdoria y el Barcelona.
Otros fichajes con buen rendimiento que contaron con la sugerencia del secretario técnico de Ceuta, fueron el de Aitor Karanka, Savio, Fernando Morientes o McManaman que llegó libre desde el Liverpool. Mientras que algunas de las peticiones que no se consolidaron fueron Riquelme, Saviola o el central brasileño Junior Baiano pese a “que contaba maravillas de él”, según Lorenzo Sanz.
En cuanto a su elección de entrenadores, tras la marcha de Capello, el ceutí se reunió en un par de ocasiones con Hiddink pero finalmente tomó partido por Jupp Heynckes. Un año después. tras la ‘Séptima’ y con el alemán fuera su elección, fue José Antonio Camacho que no llegó a empezar el curso, lo que le hizo moverse con rapidez y contratar esta vez sí a Hiddink. Por último, volvió a tener voz con la destitución de Toshack, a finales de 1999, para proponer a Del Bosque como mister del primer equipo ya que, según sus palabras, “ningún técnico de fuera hubiera podido con esta situación”.
Pero la trayectoria de Pirri como secretario técnico siempre quedará marcada por su polémico informe sobre la plantilla del curso 1999-2000 que quedó al descubierto por el Diario AS. Este informe fue publicado un mes más tarde que el ceutí hubiese abandonado su cargo tras la llegada de Florentino Pérez a la presidencia. Pirri se mostró “dolido y molesto” por la publicación pero con “la conciencia tranquila”. En el salían mal parados hombres como Karanka o Karembeu (“no es jugador para el Real Madrid” apuntaba), Anelka, Guti o Illgner. Y en cuanto a fichajes hablaba de Rui Costa, Lauren, Tristán, Makelele y Munitis. El último llegó antes de las elecciones y también lo hicieron después Makelele y Flavio Conceiçao, siendo el brasileño una petición de Del Bosque que también encandilaba a Pirri.
Con la llegada de Florentino como presidente blanco también regresó a su puesto anterior Ramón Martínez. El salmantino contaba con el visto bueno del nuevo mandatario blanco y de Jorge Valdano, Director General, que consideró primordial su vuelta por el gran trabajo realizado en su etapa previa.
Su trabajo se centró fundamentalmente en otros aspectos distintos al de los fichajes que durante cuatro temporadas fueron más “presidencialistas”. Continuó con su labor de modernización del organigrama deportivo y técnico del club y se ocupó de la formación y el crecimiento de la cantera.
En 2006 y tras unas nuevas elecciones que tuvieron como ganador a Ramón Calderón, un nuevo inquilino, esta vez italiano, se afianzó en la secretaría técnica: Franco Baldini, que venía recomendado por Fabio Capello, entrenador del primer equipo.
El transalpino a las órdenes de Pedja Mijatovic, Director Deportivo, estuvo un único año en la disciplina del club y sus primeros refuerzos por orden de Capello fueron Emerson, Diarra y Cannavaro en el mercado de verano, mientras que otros como el de Zambrotta no se completaron. También fue vital para los fichajes en el mercado de enero de Marcelo, Gago e Higuaín. Para el fichaje del lateral se desplazó a Brasil para negociar con el Fluminense por el que ya entonces consideraban el sucesor de Roberto Carlos. El Sevilla estaba muy interesado pero el equipo blanco se lo quedó tras pagar 6,5 millones de euros. Unos días más tarde viajó a Buenos Aires donde cerró un acuerdo con Boca por Gago y observó a Higuaín en un choque ante Gimnasia de la Plata en el que marcó un gol y dio una asistencia. Esa demostración de eficacia convenció al club de Concha Espina y al italiano que poco después estrechó la mano con el presidente José María Aguilar.
A Capello y Baldini se le rescindió el contrato con el club en el verano de 2007 y Ramón Calderón confió la secretaria técnica a Miguel Ángel Portugal, muchos años empleado del club y antiguo jugador. El burgalés había entrenado con éxito esa campaña al Racing y volvió al cuadro blanco para aportar su experiencia, sabiduría y buen ojo en el mercado nacional e internacional. Su llegada fue supuso un jarro de agua fría para Mijatovic que era muy cuestionado por el presidente y no tuvo una relación cercana con Portugal.
El primer fichaje que contó con el aval del nuevo secretario técnico fue Sneijder y el segundo un joven prometedor Royston Drenthe. Miguel Ángel Portugal viajó para ver la final del Europeo sub-21 y allí dio luz verde a la contratación del neerlandés. Unos meses más tarde, en diciembre propuso una lista de refuerzos para el mercado invernal en los que se encontraban el luso Veloso, Daniele de Rossi, Mutu, Huntelaar (llegó un año después), Ivanovic, Breno, Nasri o Taiwo.
Su último curso al frente de la parcela técnica fue la campaña 2008-2009 en la que recomendó el fichaje de Rafael Van der Vaart. Con el despido de Schuster su nombre sonó con fuerza para sentarse en el banquillo del primer equipo pero al final el elegido fue Juande Ramos. Un mes más tarde, en enero de 2009, recuperó de su libreta el nombre de Lass Diarra del que dijo que “es como Makelele” y para la banda derecha su opción era Antonio Valencia, pero por petición de Juande se acabó contratando al francés Faubert.
En 2009 Florentino Pérez le dio el poder de la parcela técnica a Miguel Pardeza, antiguo miembro de la ‘Quinta del Buitre’. Su cargo fue el de Director Deportivo y la secretaría técnica no tuvo un inquilino oficial, aunque el onubense realizaba labores asignadas a ese puesto. Un total de cinco campañas permaneció en el cargo, en las que, entre otros, llegaron al equipo jugadores como Granero, Arbeloa, Xabi Alonso, Özil, Khedira o Diego López.
Desde 2014 hasta la actualidad se encuentra en el club Juni Calafat, un ojeador y experto de fútbol internacional que antes de formar parte de la entidad blanca era un asiduo de los medios de comunicación. El brasileño es oficiosamente el jefe de fútbol internacional aunque hay fuentes que también le otorgan el papel de secretario técnico. Su gran experiencia del mercado brasileño y sus buenos contactos han facilitado los traspasos en las últimas temporadas de Vinicius, Rodrygo o Militao y también fue clave en los fichajes de Odegaard, Federico Valverde, Lunin o Brahim. Además y también para las categorías inferiores ha conseguido refuerzos como Augusto Galván, Abner o Sergio Díaz para el Castilla o el delantero Rodrigo Rodrigues para el cuadro juvenil.
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buenas
pues en mi modesta opinión Juni Calafat, o es un inútil o no pinta nada porque una de las cosas
o mejor de las figuras que se echan en falta en el club es un Secretario Técnico que lidere con mayúsculas una Dirección Técnica, porque y yo me pregunto, como es posible que el Atlético de Madrid tenga un ojeador de porteros que tenían los colchoneros que hacerle un monumento