Los insultos y el papel de la prensa

Columna de Vagawain en respuesta al artículo «Los insultos al Madrid» de Itxu Díaz.

Creo que a una amplia mayoría madridista, como a mí, nos son indiferentes los insultos puntuales y gratuitos de las hinchadas rivales. Es más, suelen ser una evidencia del miedo que provoca ese jugador o equipo ante la posibilidad real de que les gane. Fruto de ese temor y rabia surge el odio visceral y exacerbado que les deja en evidencia. Así ha ocurrido con los insultos, incluidos los racistas, a Vini en el Camp Nou.

Esa pasión que se desata de forma irracional ante lo que deparan las acciones del juego o las decisiones arbitrales, sean acertadas o no, ha sido una constante en todas las aficiones del fútbol en este país: el desfogue de la gente. Incluso había periodos en que se disculpaba desde la prensa, la cual influye en la conducta social, esa actitud agresiva de los aficionados en los campos de fútbol. Nunca me ha gustado la vehemencia que veía en los campos y polideportivos de los años 80 y 90 cuando se trataba de fútbol. Siempre había alguien que insultaba al árbitro —una constante— o a los jugadores que fallaban. Y aunque he jugado alguna liguilla de fútbol, mi ficha federativa era de balonmano, por lo que tuve la posibilidad de disfrutar practicando este deporte compitiendo en un ambiente menos hostil e irracional. Eso sí, los golpes y las lesiones menores eran mucho más frecuentes que en el fútbol.

Lo hemos visto toda la vida, ese señor que se ponía como un energúmeno, hecho una fiera con el árbitro o el rival, además con mala leche, es decir, intentando hacer daño donde más duele, independientemente de si se trataba de una ofensa homófoba o xenófoba, porque en muchos casos ni siquiera sabía el significado de esas palabras. Por eso ha sido vital el papel formativo de los medios de comunicación y su gran poder de influencia social para enseñar lo que se puede o no tolerar.

Lo hemos visto toda la vida, ese señor que se ponía como un energúmeno, hecho una fiera con el árbitro o el rival, además con mala leche, es decir, intentando hacer daño donde más duele, independientemente de si se trataba de una ofensa homófoba o xenófoba, porque en muchos casos ni siquiera sabía el significado de esas palabras

Por este motivo, lo que ofende de verdad es el doble rasero de los que deben resaltar, señalar y denunciar esa evidencia, es decir, de la prensa. Una prensa que en muchas ocasiones ha sido cómplice e instigadora de insultos y comportamientos hostiles y beligerantes hacia los protagonistas del espectáculo. Y no solo ofende este doble rasero donde se cargan tintas contra el Real Madrid y quita hierro y tapa a los demás, sino el hecho de que es una estafa a la ciudadanía porque se perpetra en un medio de comunicación, ese al que los poderes y estamentos acuden para hacer campañas formativas y de sensibilización además de información. No hay duda de que los medios son herramientas muy eficaces para llegar a la mayor parte de la sociedad.

Los potentes altavoces mediáticos deben ser rigurosos en la información y responsables de sus juicios porque generan opinión en la ciudadanía. Así que cualquier intento de pastoreo y abuso de este poder para hurtar información o aplicar su doble vara de medir es algo más que mala praxis periodística y de responsabilidad de los medios con el ciudadano: es un fraude.

Los potentes altavoces mediáticos deben ser rigurosos en la información y responsables de sus juicios porque generan opinión en la ciudadanía. Así que cualquier intento de pastoreo y abuso de este poder para hurtar información o aplicar su doble vara de medir es algo más que mala praxis periodística y de responsabilidad de los medios con el ciudadano: es un fraude

El problema real es que llevan tanto tiempo cometiendo esta flagrante tropelía que han hecho pasar por algo acertado, correcto y lo más normal del mundo el hecho de abusar del altavoz, que debería velar por la verdad (y denunciar las mentiras) y no imponernos los deseos, ilusiones, ocurrencias, falacias y gustos del periodismo. Y como perro no come perro se oculta a la población sus trapacerías.

Hemos comprobado que el ruido mediático asusta y hace recular a aquellos osados que consideraban impunes sus abusos, faltas o delitos. Es más, en el tema de los insultos racistas o xenófobos hacen un papel crucial para acallarlos al señalarlos y ponerlos en evidencia pública. Por eso su labor es tan relevante para nuestra sociedad. Sin embargo, la madriditis que padece y gobierna la mayoría de los medios deportivos les nubla el juicio, el deber, la responsabilidad y prefieren ocultar, tapar, no dar relevancia a aquellos desmanes que muy ufanamente han señalado en otras ocasiones.

la madriditis que padece y gobierna la mayoría de los medios deportivos les nubla el juicio, el deber, la responsabilidad y prefieren ocultar, tapar, no dar relevancia a aquellos desmanes que muy ufanamente han señalado en otras ocasiones

¡Qué ironía! Los mismos que se quejan de los diferentes criterios arbitrales cuando quieren (es decir, cuando está el Atlético por medio), cometen el mismo pecado, con el agravante de que se deben a la sociedad entera y que no tienen otros altavoces semejantes que les señale pero que sí contribuyen al pastoreo de la ciudadanía. Y donde digo ironía cabe perfectamente hipocresía, tomadura de pelo o fraude.

Mientras en el campo solo está el rival a batir, el enemigo, ese que te quiere mal, anida en los medios.

Fotografías Imago.